Desde épocas prehispánicas, la chía era consumida junto con el maíz el amaranto y los frijoles. Algunos historiadores presumen que el poco uso que hoy se le da a esta semilla se debe a que durante el virreinato se perseguía al que sembrara chía, ya que su uso estaba asociado a algunas ceremonias religiosas indígenas.

Actualmente, esta pequeña semilla está considerada como un súper alimento pues además de ser un excelente fuente de calcio —tiene hasta seis veces más que la leche— contiene vitamina B, hierro, magnesio, potasio, fosforo, zinc y manganeso, minerales muy importantes para nuestro organismo. Además es rico en proteínas, fibra, Omega 3 y antioxidantes.

Los antioxidantes contenidos en esta semilla reducen los radicales libres, previniendo el envejecimiento celular, cáncer y enfermedades degenerativas. Por su parte, el Omega 3 que contiene nos ayuda bajar los niveles de colesterol y triglicéridos en la sangre, así como a aliviar padecimientos de la artritis y las reumas.

Contienen una gran cantidad de fibra insoluble así como soluble. La primera ayuda al cuerpo humano a eliminar tóxicos de nuestro sistema digestivo y la segunda reduce los niveles de glucosa y colesterol en la sangre.

Otra de las sorprendentes propiedades de la chía es que puede absorber hasta 10 veces su peso en agua, lo que ayuda a mantenernos hidratados pero también hace que nuestro cuerpo tarde mas en absorber los azucares de la semilla. Es decir, nos da energía por mucho mas tiempo.

La chía se recomienda especialmente a personas celíacas pues no contiene gluten.

Además de la clásica agua de limón con chía existen diversas formas de prepararla y consumirla. Una de ellas es el aceite y basta con consumir una cucharadita de él para cubrir la necesidad diaria de Omega 3.

Incluso puede hacerse harina con estas semillas para hornear panes, barras energéticas y prácticamente todo lo que a tu imaginación se ocurra. Una forma más sencilla de consumirla es rociándola sobre yogurt o avena y quedará delicioso o incluso combinarla con todo pues tiene la ventaja de no tener sabor y no altera la sazón de los alimentos preparados.

No hay pretexto ¡a comer chía!, ya que esta semilla tiene muchos beneficios y es muy fácil incluirla a nuestra dieta.