El salmón ahumado es un ingrediente que tuvo su auge en los años ochenta cuando cocineros americanos y franceses lo ofrecían en las mejores mesas como un aperitivo atractivo y novedoso; en aquél entonces era muy bien recibido por los comensales. Sí, su época de oro en la cocina ya pasó.
En realidad su historia data de centenas de años en países cercanos al Ártico, donde ahumar de manera artesanal salmones salvajes recién capturados es una enorme tradición. Hoy en todo supermercado o tienda de especialidades hay un paquete de salmón ahumado, aunque seríamos exagerados diciendo que todos son buenos ─pues las calidades varían de acuerdo al origen y al método de ahumado─ pero basta abrir la envoltura y montar sobre un bonito platón algunas rebanadas para antojar a todos.
Ya les contamos en alguna ocasión los métodos de ahumado del salmón, pero lo que hoy nos ocupa la forma en que se le puede dar el segundo aire este ingrediente con tres distintas formas de servirlo ─muy sencillas de preparar─, siempre destacando esos sabores a madera que son aplaudidos por muchos.
Por la tradición detrás de él, su historia y porque de verdad es muy rico, te compartimos tres sencillas alternativas de presentar ese gran ingrediente:
Se mezclan cinco cucharadas de mostaza de grano con media taza de miel de abeja y medio ramito de cebollín picado. Se coloca en un recipiente acompañando el platón de salmón ahumado y mitades de pan negro bien tostado y crujiente.
El eneldo ha acompañado tradicionalmente al salmón ahumado y la combinación es estupenda. En este caso, mezclar ½ litro de yogurt natural, sin endulzar, con una taza de hojas de eneldo fresco bien picado y servir con galletitas de las que se tengan a la mano. Acompañado con pan pita blando, cortado en cuartos y ligeramente tostado, también sabe delicioso.
El huevo es otro ingrediente con el que el salmón se “casa” perfectamente bien. Regularmente se acompaña un poco de huevo duro y cebolla morada picaditos con algunas alcaparras y las rebanadas de salmón ahumado pero también podemos preparar un spread de huevo mezclando dos huevos duros, una cucharada de mostaza de Dijon, dos cucharadas de mayonesa, ½ taza de crema y un poco de pimienta cayenne en la licuadora.
Esta mezcla es ideal para sandwiches de salmón entre dos panes ─ya sea bagel, pan negro o hasta tortillas de harina para preparar wraps─ con una buena embarrada del acompañamiento preparado.