Para nadie es sorpresa la alarmante cantidad de desperdicios alimentarios que se generan cada día. Residuos que se acumulan y que generan gases de efecto invernadero. Un problema de la era moderna que contribuye a la actual crisis climática. Pero existen proyectos que se niegan a quedarse con las manos cruzadas. Conoce el proyecto hecho por mexicanos que quiere convertir desechos agrícolas en conservadores de alimentos.
Un proyecto creado por investigadores del Tec de Monterrey, liderado por Elda Flores, busca transformar residuos agrícolas en conservadores que puedan funcionar en productos con vida corta de anaquel. El planeta enfrenta la crisis ambiental más grave de toda su historia, por ello existen propuestas para cambiar el sistema de producción, especialmente el alimentario.
Se busca crear nuevos métodos que permitan producir alimentos de forma sostenible y amable con el planeta. El proyecto busca utilizar las “sobras” de la industria agrícola para conservar los alimentos que la misma industria crea. ¡Brillante jugada maestra!
Basado en la economía circular, los investigadores de la Escuela de Ingeniería y Ciencia del Tecnológico de Monterrey quieren mejorar las prácticas agrícolas. Esta es una forma creativa de abordar el problema, tratan de crear nanopartículas que sean fácilmente añadibles a los alimentos.
A través de residuos como hojas, tallos, raíces y pulpas de otros alimentos, intentarán crear un producto antimicrobiano que ayude a prevenir el crecimiento de microorganismos que puedan afectar a nuestra salud.
Uno de los principales retos que tendrá el proyecto es cambiar la perspectiva del consumidor sobre los conservadores. Anteriormente se ha considerado en la creencia popular, que los conservadores, tanto orgánicos como sintéticos, son un peligro para el humano.
El proyecto está en marcha pero todavía está inconcluso. Por lo pronto el proyecto ha encontrado que su producto es eficiente en reducir la actividad microbiana, pues inducen a su muerte celular, además de que no afectan las condiciones organolépticas de los alimentos.
El posible uso de este conservador orgánico permitirá reducir los costos de producción. Pero lo más importante es que se le podría dar uso a desechos de la industria agrícola que tienen un poderoso impacto en el medio ambiente. Un hecho que contribuirá a mejorar la calidad de vida humana.