En medio de la crisis que vivimos por el cambio climático y la extrema crueldad animal, varios emprendimientos han creado cuero vegetal utilizando la piña para darle un respiro a nuestro planeta.
Se trata de Moonkey Creations, la empresa de un joven francés, que transforma cáscaras de naranja, limón, toronja, melón e incluso piña en cuero con el que crea objetos como tarjeteros. Otro emprendimiento es Piñatex, que utiliza fibra de hoja de piña de calidad textil elaborada a partir de residuos de la cosecha de piña.
Este material de fibra de piña ofrece una alternativa ecológica, sostenible y real al cuero animal.
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El mayor impacto medioambiental de la industria del cuero surge durante el proceso de curtido de la piel y produciendo los siguientes residuos: sal de cromo, sal común, sulfuros, estiércol, sangre, pelo, pedazos de piel y de carne, de acuerdo con Ecoembes.
Por otra parte, al mismo tiempo se desperdician ingentes cantidades de agua que arrastran hidróxido, cal, sulfuro, ácidos orgánicos sales de amonio, hipoclorito de sodio, algunos agentes tenso activos, otras preparaciones enzimáticas, etc.
Clément Colin es el creador de Moonkey Creations, quien vio una oportunidad en lo que otros consideran un desecho. En entrevista para Brut, el joven revela que las pieles de las frutas son un material lo suficientemente grueso, ancho y muy fibroso como para crear piezas hermosas.
Para que la cáscara de piña se convierta en cuero vegetal se lleva de tres semanas a un mes. Primero, recoge los desechos de fruta, y después, en su taller comienza a darle vida a anillos, billeteras y porta tarjetas sin pieles de animales.
En Moonkey Creations las pieles de la fruta proceden de la empresa Breiz’île y sus alrededores. Se transforman y reelaboran de forma artesanal en el taller de Colin, ubicado en la península de Crozon, Francia.
Además, este joven recupera el almidón de arroz de restos de comida para hacer su pegamento ecológico. El cosido se realiza a mano con hilo de lino francés, tejido en Francia, recubierto con cera de abejas local.
La empresa Piñatex crea calzado, accesorios, muebles y mucho más a partir de los residuos de las fibras de las hojas de piña que se generan durante el proceso de recogida de la cosecha de esta fruta.
La idea de producir cuero a partir de un material tan diferente surgió de su fundadora Carmen Hijosa. Para conseguir fabricar este cuero vegetal, las fibras de los residuos de la piña se cortan en capas y se procesan como si fueran un tejido con diferentes grosores que a su vez pueden procesarse de diferente manera para crear texturas similares al cuero.
Aproximadamente se necesitan hojas de 16 piñas para producir un metro cuadrado de tela que se hace a partir de hojas de piña normalmente cosechadas que se pudren en el suelo y no requiere ni agua ni fertilizantes.
Philip Ross es el fundador de Mycoworks, una empresa que ha desarrollado cuero hecho a base de champiñones. El emprendimiento crea cuero sostenible y orgánico (y también plástico e espuma biodegradable) a partir de los micelios o raíces de las setas y hongos.
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Por otra parte, la italiana Grado Zero Espace inventó un cuero vegetal llamado Muskin y fabricado a partir delas laminillas de los champiñones que contienen las esporas. El resultado final que ha obtenido es un material muy similar al cuero, muy resistente y cuya fabricación también ha sido llevada a cabo libre de químicos y de otras toxinas.