Descubre todo lo que necesitas saber para asegurarte de que tus huevos estén siempre frescos y listos para su consumo.
Según la Administración de Alimentos y Medicamentosde los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), los huevos frescos pueden durar hasta 3-5 semanas en el refrigerador si se almacenan correctamente.
Sin embargo, es fundamental mantener los huevos en un lugar fresco o refrigerados a una temperatura constante de 4°C o menos para garantizar su frescura y seguridad alimentaria.
Aunque existe un debate de si el huevo debe ir dentro del refrigerador o no, por acá te respondemos esa duda.
La frescura de los huevos también puede variar según su origen y método de producción. Los huevos de granja o producidos localmente tienden a tener una vida útil más corta que los huevos comerciales debido a su procesamiento y manipulación mínimos.
Comer un huevo pasado puede ser riesgoso para la salud debido al potencial crecimiento de bacterias como Salmonella.
Según el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos, la Salmonella es una de las principales causas de intoxicación alimentaria en el país y puede causar síntomas graves como vómitos, diarrea y fiebre.
Para evitar el riesgo de intoxicación alimentaria, es importante desechar cualquier huevo que sospeches que está pasado o que tenga un olor desagradable.
Además, siempre debes cocinar los huevos completamente hasta que la clara y la yema estén firmes para matar cualquier bacteria presente.
Entonces, ¿cómo puedes determinar si un huevo está fresco o ya se ha pasado de su fecha de caducidad? Afortunadamente, hay algunas técnicas sencillas que puedes utilizar para asegurarte de que tus huevos estén en óptimas condiciones antes de cocinarlos.
Una forma común de verificar la frescura de un huevo es realizar la prueba de la flotación. Este método implica colocar el huevo crudo en un recipiente con agua.
Si el huevo se hunde y yace de lado en el fondo del recipiente, es fresco y seguro para consumir. Esto se debe a que las cáscaras de los huevos frescos son porosas y permiten la entrada de aire, lo que hace que el huevo tenga un peso suficiente para hundirse en el agua.
En contraste, si el huevo flota o se mantiene en posición vertical en la parte inferior del recipiente, es probable que esté pasado y no sea seguro para su consumo. Esto se debe a que a medida que el huevo envejece, el aire penetra en la cáscara, lo que aumenta su flotabilidad.