Brunchear es lo de hoy, y más para las personas que no logramos despertarnos temprano los fines de semana. Y déjame decirte que no hay nada mejor que hacerlo con un par de huevos benedictinos, esta clásica receta es un desayuno completo, y si lo acompañas de un buen café, ya ganaste.
Muchos los consideran un homenaje al desayuno, una delicia nacida de la creatividad y el paladar exigente, aparte de ser un desayuno perfecto para la resaca.
Esta receta es una creación inglesa, que consiste en dos mitades de un muffin inglés (la clásica receta) u otros tipos de panes, generalmente cubiertos con jamón cocido, panceta, pastrami, o lomo canadiense, huevos pochados y la muy popular salsa holandesa.
Este ensamble, que equilibra la suavidad del huevo con la textura crujiente del pan y la intensidad de la salsa, es una verdadera sinfonía de sabores que deleita los sentidos y reconforta el alma.
Con un ingrediente tan común podemos preparar desayunos fuera de serie, y de eso se trata la receta que te compartiremos hoy.
La historia de los huevos benedictinos está envuelta en un manto de leyenda y tradición. Se dice que el nombre “Benedicto” proviene de una dama llamada Mrs. LeGrand Benedict, quien, en 1860, solicitó al Chef Charles Ranhofer del famoso restaurante Delmonico’s en Nueva York, una creación novedosa para el desayuno.
No se sabe si el chef del prestigioso restaurante inventó o si tan sólo actualizó la receta que ha tenido sus variaciones con el tiempo. Lo que es cierto, es que este platillo rompió los escaparates y se volvió tan famoso que no puede faltar en los menús de los restaurantes más exclusivos y elegantes del mundo.
Aunque la preparación de los huevos benedictinos puede parecer sencilla, requiere de una técnica precisa, especialmente en el huevo pochado.
Pareciera muy sencilla y puede serlo, siempre y cuando domines la técnica para que el huevo quede perfecto. Así que ten en consideración estos consejos:
Mientras más frescos estén los huevos, mejor resultará la técnica del escalfado. Si no es el caso, puedes echar un chorro de vinagre en el agua antes de hervir. De esta forma, evitaremos que la clara y la yema se separen.
La temperatura ideal para cocer los huevos no debe de superar los 80°C. Es importante que esté muy caliente pero que no llegue a hervir (la temperatura de ebullición del agua es de 100°C)
Si vamos a consumir el huevo un poco más tarde, debemos de sumergir el huevo en agua con hielo durante unos segundos para cortar la cocción.
Es completamente normal que nuestro huevo resulte con ciertas imperfecciones. Siempre podemos recortar los sobrantes de la clara con un cuchillo, para dejar una apariencia mucho más prolija.
En caso de que sientas que es una técnica demasiado complicada y prefieres ahorrarte unos cuantos dolores de cabeza, puedes optar por la segura y conseguir algún instrumento pochador de huevos.
Ahora sí, a lo que vinimos:
Ingredientes:
Para la salsa holandesa:
Para los huevos pochados:
Procedimiento:
¡Ahora estás listo para impresionar a tus seres queridos con esta exquisita receta de Huevos Benedictinos! Disfruta de este desayuno sofisticado y delicioso.
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