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Foto: los fortificados son una tipología de vinos con un volumen alcohólico más alto que los tradicionales, gracias a la adición de alcohol durante o después de la fermentación / Shutterstock

¿Un digestivo, joven? Qué son los vinos fortificados y por qué los ofrecen de postre

Por Erika Rivera

Seguro has oído hablar de ellos, porque cuando vas a un restaurante siempre te los ofrecen como opción de postre o como digestivo. Hablo de los vinos fortificados, una gama de vinos llenos de historia, complejidad y carácter.

Estas joyas líquidas han sido parte de la tradición desde hace siglos y han resurgido como la estrella de maridajes y cócteles. Hoy te cuento qué son los vinos fortificados y algunos tipos.

qué son los vinos fortificados

Foto: los fortificados son una tipología de vinos con un volumen alcohólico más alto que los tradicionales, gracias a la adición de alcohol durante o después de la fermentación / Shutterstock

Qué son los vinos fortificados y cuántos tipos hay

Los vinos fortificados se llaman así porque se “fortifican” o “encabezan” con un alcohol vínico durante o después del proceso de fermentación, lo cual eleva su grado alcohólico (entre 15% y 22%), permite que se conserve por más tiempo y que adquieran sabores profundos y únicos.

Dependiendo del momento en el que se le añada el alcohol, su terminado será dulce o seco. Si este proceso se hace durante la fermentación, resultarán vinos dulces, con alta graduación de alcohol (Oporto, Madeira, Marsala); mientras que, si el alcohol se agrega después, cuando ya terminó la fermentación, se obtiene un vino seco fortificado (Jerez, Marsala).

En sus inicios, este proceso servía como método de preservación, sobre todo en épocas de comercio marítimo, cuando los vinos debían sobrevivir largos viajes en barco. Con el tiempo, se convirtió en una técnica enológica en sí misma, dando origen a vinos únicos, intensos, complejos y deliciosos de muchos tipos. A continuación de cuento sobre 3 de ellos.

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Jerez español, uno de los vinos fortificados por excelencia

Jerez qué son los vinos fortificados

Foto: la levadura que se utiliza es más natural y se conoce como “flor”, la cual crea una capa que cubre el vino dentro del barril que se utiliza para la maduración, protegiéndolo del oxígeno / Shutterstock

También conocido como Sherry, este vino fortificado se elabora en el “triángulo del jerez”, una zona que abarca Jerez de la Frontera, El Puerto de Santa María y Sanlúcar de Barrameda, en Andalucía, España.

Existen varios estilos (secos y dulces): Fino, Manzanilla, Amontillado, Oloroso, Palo Cortado, Pedro Ximénez y Cream, y cada uno se distingue del otro en color (desde el amarillo pálido o verdoso, hasta tonos más opacos y cercanos al oro, ámbar y caoba). Todos hechos con el sistema solera, en barricas de madera de roble o cerezo que solamente se llenan en 2/3 partes, y con alguna de estas tres uvas Palomino, Moscatel y Pedro Ximénez.

Maridaje ideal: tapas, jamón ibérico, frutos secos o postres con almendra.

Oporto

Oporto es uno de los vinos fortificados

Foto: se produce en las ciudades de Porto y Vila Nova de Gaia. La mayoría de Oportos suelen ser una mezcla de múltiples variedades de uva, a menudo de diferentes viñedos / Shutterstock

Originario de la región del Duero, en Portugal, el Oporto tiene siglos de historia y es conocido por su dulzura característica, su complejidad aromática y la gran variedad de estilos, cada uno con sabores propios y para todo tipo de paladares.

Algunos de los tipos más destacados son: Ruby, el  más joven y frutal; Tawny, envejecido en barricas de roble, con notas de caramelo y especias; Vintage, se embotella sin filtrar y se hace con uvas de una sola cosecha; LBV (de Late Bottled Vintage) similar al Vintage en calidad, pero permanece más tiempo en barrica; Blanco, el menos común y varía entre seco y dulce, y a diferencia de su versión tinta, es un poco más fresco.

Generalmente, se hacen con uvas autóctonas de la región, como Touriga Nacional, Franca, Tinta Barroca,  Tinto Cão y Tinta Roriz, que crecen en viñas antiguas clasificadas como Patrimonio Mundial.

Maridaje ideal: tradicionalmente, se sirve con queso al final de la comida, pero va muy bien con chocolate oscuro, quesos azules y hasta un puro.

Marsala

Copa de marsala

Foto: el vino de Marsala, de origen siciliano, se elabora con las uvas Grillo, Inzolia o Catarrato entre otras, para producir vinos dulces, secos o semisecos / Shutterstock

Desempacado de la provincia de Trapani (Sicilia) en Italia, este vino dulce o seco se elabora con uvas Grillo, Catarratto, Catarratto bianco comune e Inzolia (para las tipologías de color ámbar y oro), y Pignatello, Calabrese y Nerello Mascarese (para los Ruby). Los Marsala se clasifican de acuerdo con su añejamiento y graduación alcohólica en: Fino, Superiore, Superiore Riserva, Vergine o Soleras, y Stravecchio (que pasa mínimo 10 años en envejecimiento).

Es muy usado en la cocina italiana, en especial en un plato que lleva su nombre “Pollo Marsala”, ya que le aporta aromas característicos de este tipo de vinos como vainilla, caramelo, almendra tostada, regaliz, frutas cítricas confitadas, miel y especias dulces.

Maridaje ideal: quesos curados, postres con frutos secos, carnes al horno.


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