¿Se te antoja una mermelada de cempasúchil con tejocote? La Facultad de Estudios Superiores (FES) en Cuautitlán prepara esta conserva con el objetivo de encontrar cómo potenciar la extracción de sus nutrientes, para el consumo humano y la producción de alimento para aves.
Más allá del característico olor y sabor, la flor de cempasúchil es utilizada como ingrediente para hacer tamales, pan, atole o pulque. Sin embargo, durante el procesamiento no se aprovechan sus nutrientes, así lo explicó la doctora Elsa Gutiérrez Cortez, especialista en procesos de transformación en ingeniería alimentaria.
De lograr sus dos objetivos —potenciar sus nutrientes y producir alimento para aves— se beneficiaría a miles de campesinos de México que únicamente aprovechan la comercialización del cempasúchil en las celebraciones por día de muertos.
“Como planta de ornato al campesino le están pagando la macetita a ocho pesos(…) y después de que termina el día de muertos, se tira y no importa las propiedades que tengan, estos carotenoides, que son antioxidantes que previenen el cáncer y que tienen sustancias como la luteína para mejorar la vista, ahora no se come ¿por qué no se come? Porque no ha existido un apropiado proceso para que pueda liberar los carotenoides”, explica la doctora Elsa.
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Este proyecto de la FES , —del cual no pueden dar detalles aún por cuestiones de patentes— busca que los carotenoides que contiene la flor de cempasúchil puedan ser aprovechados, pues se trata de una serie de compuestos de antioxidantes que al ser ingeridos se transforman en vitamina A, esencial para la vista, el mantenimiento de tejidos blandos, dientes y papel clave en el embarazo.
Potencializar la flor de cempasúchil no es tan sencillo. Por ahora, “hacer una ensaladita de nopal con cempasúchil, nada más mezcla, pero (los nutrientes) no son biodisponibles” dijo el doctor José Luis Sánchez Millán, ingeniero agrícola de la UNAM quien también es parte del proyecto de investigación.
Para continuar con el proyecto la Facultad de Estudios Superiores (FES) tiene sembradíos de cempasúchil, donde solo es necesario el uso de agua, —en este caso se utiliza la del temporal de lluvia—, y que el suelo sea fértil, explica el doctor Sánchez Millan.
El Sabueso recorrió los sembradíos del Cempasúchil y encontró estos paisajes:
El especialista explicó que a diferencia de las siembras de cempasúchil para uso comercial en día de muertos, en el sembradío universitario solo se cortan las flores y se dejan los tallos para que vuelva a florecer. Hasta el momento de la misma planta han cosechado dos veces durante 2024.
Las flores que cortan, se pesan, se miden, posteriormente se deshidratan y mediante un proceso que continúa en investigación, obtienen el pigmento y harinas para la dieta de las aves que tiene la FES Cuautitlán, conocida por tener diversidad de animales de campo.
El tono amarillento de los huevos y pollo para su consumo en México es obtenido por el pigmento de la flor de cempasúchil, que al ser extraído se convierte en un tipo de harina que se les da a las aves en su alimento. Sin embargo, este pigmento es importado desde China.
A mediados de la década de 1980 México producía 6 mil 600 hectáreas, de acuerdo con datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP). Pero, desde el 2000 la demanda fue mayor, por lo que se tienen que importar la flor, sus semillas y pigmentos principalmente del país asiático.
Actualmente, los sembradíos de China oscilan entre 6 a 10 mil hectáreas y cultivando una sola vez al año, convirtiéndose en el mayor exportador de cempasúchil y sus derivados a nivel mundial.
Datos recientes de la Secretaría de economía, señalan que en 2021, México invirtió 36 millones 102 mil dólares en el pigmento de la flor provenientes en un 96% de China, el otro 4% proviene de países como India, Estados Unidos, España, Ucrania, Países Bajos y Francia.
El SIAP refiere que en todo 2023 se sembraron 2 mil 471 hectáreas de cempasúchil en México únicamente para uso ornamental, situación alarmante, ya que el clima en distintos puntos del país genera que esta flor se genere hasta tres veces durante todo el año.
Para el proyecto universitario es importante encontrar la manera de extraer la mayor cantidad de carotenoides de cada flor y poder convertirse en una competencia para China.
El académico Millán explica que en 1997 en México se podía extraer de la flor 15 grados de carotenoides por cada kilo de la planta, y para esa fecha China extraía entre 18 y 20 gramos por kilo. “Para 2005 ya estaban sobre 27 gramos de carotenoides”, alerta Millán.
Los integrantes del proyecto consideran que la hazaña asiática se hizo a través de ingeniería genética. Para entrar de nuevo a la competencia de producción, piden a las autoridades agrarias se cultive y se aproveche la flor de cempasúchil en México. Reiteran que sí hay voluntad política, podrían recortarse los gastos de producción y se generarían muchos empleos.
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