“En medio de la dificultad reside la oportunidad”, decía Albert Einstein en una de sus frases más célebres. Ante la falta de oportunidades, hay que crearlas, algo que Ana Yolanda López entendió a la perfección. Fundadora y directora de Pan Q’Ayuda, una cooperativa dirigida por personas con discapacidad y que emplea a personas de grupos vulnerables, en búsqueda de un futuro independiente.
Surge como un proyecto que busca combatir el rechazo y crear oportunidades para quienes no las tienen. Pan Q’Ayuda busca ser una opción ante las pocas oportunidades que ofrece el mercado laboral para personas con discapacidad.
Esta es una historia de una empresa que busca posicionarse en Querétaro, un espacio lleno de amor y comprensión, que ofrece un trabajo digno para todos aquellos que lo necesiten.
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Gustavo Montes me recibe con una sonrisa de oreja a oreja. Es el jefe de producción de Pan Q’Ayuda y la mano derecha de Ana Yolanda. Un hombre de gran carácter y sentido del humor. Gustavo tiene parálisis cerebral y eso en ningún momento ha sido una limitante para su trabajo.
Gustavo está desde el inició, cuando surgió la idea y en el día a día. A lo largo de su vida, Gustavo recibió muchos “no”. Tan solo pensar que durante su desarrollo profesional, contaba con tan solo algunas oportunidades limitadas, entre ellas panadería.
“Llegue aquí porque no tenía trabajo, estaba buscando que hacer de mi vida. Estuve buscando trabajo por todos lados. Allá afuera las empresas no dan trabajo, aunque tengas la capacidad. Cuando te dicen hasta aquí llegas, hasta aquí llegas”.
La vida les ha cerrado muchas puertas a Ana Yolanda, Gustavo y muchas otras personas con discapacidad. Tan solo en México se tiene registrado que en el 2020, la tasa de participación económica de las personas con discapacidad a partir de los 15 años es del 38%.
Esto es un reflejo de que aún no se han creado estrategias de inclusión efectivas. Según el INEGI el 6.8% de la población mexicana son personas con discapacidad, cerca de 8.9 millones.
Pan Q’Ayuda es solo un ejemplo más de cómo la sociedad encuentra alternativas eficientes para poder solucionar los problemas existentes.
Al principio para Gustavo, hacer galletas, pasteles, panqués y panes, no fue completamente de su agrado. Fue un gusto adquirido con el tiempo:
“Empezamos como una asociación civil y conseguimos un taller para hacer panadería. Aquí todavía no me gustaba la panadería, sólo funcionaba como auxiliar”.
Pero Gustavo se convenció que sería un proyecto que podría cambiarle la vida:
“El pan si no se consume el mero día se hace duro, pensando en una solución, hicimos mantecadas. Vendíamos este pan que llegaba a durar hasta un mes. Empacamos el pan. Yo trabajaba de noche como hasta las 12 de la noche, dormía aquí y me iba a la escuela”.
Así fue como Ana Yolanda y Gustavo comenzaron su viaje en este proyecto que el día de hoy tiene más de 50 empleados y voluntarios. Un proyecto que creció y creció, pero todo inició en las calles.
Gustavo recuerda cómo vendían sus productos en el centro de Querétaro, una actividad que no recuerda con tanto cariño:
“Yo me iba con Ana en la silla de ruedas a vender, por el centro. A mí no me gustaba. ¿Sabes qué pasa? La parálisis cerebral a la gente, le da miedo. Le daba miedo a la gente, entonces era muy difícil interactuar con ellos. Yo sé qué es la parálisis y entiendo, la gente no tiene porqué entender qué es la parálisis”.
Gustavo y muchas otras personas con discapacidad han sido victimas de la discriminación. Tan solo en la Encuesta Nacional Sobre Discriminación del 2022, se arrojaron datos que el 33% de las mujeres con discapacidad y el 34% de los hombres con discapacidad refirieron ser víctimas de discriminación en los últimos 12 meses.
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A pesar de esto, nunca ha sido una limitante para crearse sus propias oportunidades. Pan Q’Ayuda solo sirve como una plataforma, pues tras la venta directa en las calles, a Gustavo le surgió la idea de crear una cuenta de Facebook y dar a conocer sus productos, algo que revolucionó a la cooperativa.
Esto generó una gran respuesta, por lo que pudieron comercializar sus productos a gran escala. La gente rápidamente se dio cuenta que más allá de ayudar, el producto era hecho con materia prima de primera calidad.
Dicho por Gustavo es lo que hace que el producto sea gourmet, lo que le da ese sabor especial es un ingrediente adicional:
“Igual me tardo mucho en hacer una galleta pero el producto lleva una gran calidad y algo más importante, el amor. Esto hace que nuestro producto sea algo muy especial”.
Gustavo menciona algo muy relevante, pues con la discapacidad existe una línea muy delgada entre ayudarte por ayudar y ayudarte porque además el producto es rico:
“Buscando cómo no ser lastimero, me dio mucho trabajo encontrar cómo hacer pan para decirle a la gente, soy una persona con discapacidad, pero no soy lo que tú piensas. Pues queríamos demostrarle a la gente que todo lo que está aquí, era de mucha calidad”.
Lo que hace la diferencia en Pan Q’Ayuda, según Gustavo es que la empresa está hecha por y para personas con discapacidad, pues allá afuera no hay una sola empresa que sea así.
Pan Q’Ayuda no solo apoya con trabajo a personas con discapacidad, también lo hace con adultos mayores y mamás, cabezas de familia. Este es un producto con causa, una galleta, gelatina o brownie que lleva las historias de vida de cada uno de los que trabajan aquí.
Una historia que invita a salir adelante y sobre todo a ayudar, Gustavo Montes es el testimonio vivo de que las personas con discapacidad merecen una oportunidad de trascender y luchar por un futuro independiente.
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Si deseas hacer algún donativo para Pan Q’Ayuda puedes hacerlo en este link.
Página Oficial de Pan Q’Ayuda.