Los quesos sin lactosa son opciones especialmente diseñadas para personas con intolerancia a la lactosa, una condición que impide que el organismo digiera adecuadamente el azúcar presente en la leche.
La lactosa es descompuesta por una enzima llamada lactasa, pero quienes no la producen en cantidades suficientes experimentan síntomas como hinchazón, gases y malestar después de consumir productos lácteos.
Los quesos sin lactosa han ganado popularidad ya que permiten disfrutar del sabor y los beneficios del queso sin las molestias digestivas.
Este queso curado contiene muy poca o casi nada de lactosa debido a su largo proceso de maduración, que suele ser de más de 12 meses. Durante este tiempo, las bacterias consumen la lactosa, dejándolo prácticamente libre de ella.
El cheddar curado durante más de 9 meses también contiene muy poca lactosa. Cuanto más tiempo pasa en el proceso de maduración, menos lactosa tiene.
Como el parmesano y el cheddar, los quesos suizos envejecidos como el Emmental tienen un bajo contenido de lactosa debido a su largo tiempo de maduración.
Aunque originalmente se elabora con leche de oveja, muchos quesos manchegos disponibles en el mercado no contienen lactosa de forma natural debido al proceso de curado.
El gouda que ha sido envejecido por más de 6 meses también tiene un bajo contenido de lactosa, lo que lo convierte en una opción adecuada para los intolerantes a la lactosa.
Muchos quesos curados o envejecidos tienen poca o ninguna lactosa, ya que las bacterias y el proceso de maduración descomponen el azúcar presente en la leche.
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Te compartimos nuestra receta paso a paso de berenjenas con queso para que la prepares en casa. En Animal Gourmet amamos cocinar y hacemos periodismo gastronómico.
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