Los oncólogos suelen aconsejar evitar o reducir el consumo excesivo de ciertos alimentos que pueden estar asociados con un mayor riesgo de desarrollar cáncer o que pueden complicar el tratamiento y la recuperación de pacientes oncológicos. Te comparto los alimentos que los oncólogos no recomiendan consumir en exceso.
Ejemplos: embutidos, salchichas, jamón, tocino, mortadela, salami.
Las carnes procesadas han sido clasificadas como carcinógenas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), estos productos suelen contener nitratos y nitritos, que pueden formar compuestos cancerígenos durante su digestión o cuando son cocidos a altas temperaturas.
Consejo: Limitar o evitar el consumo de carnes procesadas y optar por fuentes de proteínas más saludables como pescado, pollo o legumbres.
Ejemplos: carne de res, cordero, cerdo.
El consumo excesivo de carnes rojas ha sido vinculado con un mayor riesgo de cáncer. Se ha observado que el consumo frecuente de carnes rojas, especialmente cuando se cocinan a altas temperaturas (como a la parrilla), puede generar compuestos dañinos para el cuerpo.
Consejo: Reducir el consumo de carnes rojas a unas pocas veces por semana y optar por otras fuentes de proteínas.
Ejemplos: productos fritos, comida rápida, pasteles comerciales, margarinas, galletas industriales.
Las grasas saturadas y las grasas trans pueden contribuir al sobrepeso y la obesidad, factores de riesgo importantes para varios tipos de cáncer, como el cáncer de mama, colon, páncreas y próstata. Además, las grasas trans también se asocian con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Consejo: Optar por grasas saludables como las que se encuentran en el aceite de oliva, aguacate, frutos secos y pescado.
Ejemplos: refrescos, jugos comerciales, dulces, productos de panadería industrial, cereales azucarados.
Los alimentos con altos niveles de azúcar refinado pueden contribuir al aumento de peso y obesidad, lo que está relacionado con un mayor riesgo de varios tipos de cáncer. Además, los alimentos ultraprocesados a menudo contienen aditivos, conservantes y colorantes que pueden tener efectos negativos sobre la salud a largo plazo.
Consejo: Reducir el consumo de azúcar refinado y optar por frutas frescas o alternativas de bajo índice glucémico, como la stevia, para endulzar los alimentos.
El consumo excesivo de alcohol está vinculado con un mayor riesgo de varios tipos de cáncer, incluyendo el cáncer de boca, garganta, esófago, hígado, mama y colon. Incluso el consumo moderado puede aumentar el riesgo en ciertas personas, especialmente si están combinados con otros factores de riesgo como el tabaquismo.
Consejo: Limitar el consumo de alcohol o evitarlo por completo, especialmente si tienes antecedentes familiares de cáncer o estás en tratamiento.
Ejemplos: alimentos fritos, carnes a la parrilla o al carbón.
Cocinar los alimentos a temperaturas muy altas, como asar o freír, puede generar compuestos cancerígenos que están asociados con un mayor riesgo de cáncer, particularmente de estómago, páncreas y colon.
Consejo: Evitar la cocción excesiva de los alimentos y optar por métodos más saludables como cocer al vapor, hervir o asar a bajas temperaturas.
Un consumo excesivo de sal, especialmente en alimentos procesados o conservados como encurtidos, carnes saladas y alimentos enlatados, se ha relacionado con un mayor riesgo de *cáncer de estómago*. Además, el exceso de sal también puede aumentar la presión arterial, lo que impacta negativamente en la salud en general.
Consejo: Limitar el uso de sal en la cocina y optar por hierbas y especias para dar sabor a los alimentos.
Algunos estudios sugieren que el consumo elevado de productos lácteos enteros (ricos en grasas) puede estar relacionado con un mayor riesgo de cáncer de próstata. Aunque la evidencia no es concluyente, algunos expertos sugieren moderar el consumo de lácteos y optar por versiones bajas en grasa.
Consejo: Consumir productos lácteos bajos en grasa con moderación y optar por otras fuentes de calcio como vegetales de hojas verdes o leches de origen vegetal fortificadas.
Aunque la evidencia sobre los efectos cancerígenos de los edulcorantes artificiales es limitada y en muchos casos contradictoria, algunos estudios han mostrado preocupación sobre su impacto a largo plazo. Se recomienda evitar el uso excesivo de edulcorantes artificiales como el aspartamo, la sacarina y el sucralosa hasta que haya más estudios concluyentes.
Consejo: Optar por edulcorantes naturales como la stevia o usar frutas para endulzar alimentos y bebidas.
Además de evitar el consumo excesivo de los alimentos mencionados, los oncólogos recomiendan incluir alimentos que puedan ayudar a prevenir el cáncer o a mantener el cuerpo en mejores condiciones durante los tratamientos:
Entre los alimentos recomendados destacan las verduras crucíferas, como el brócoli y las coles de bruselas, conocidas por sus compuestos antitumorales. También, las bayas, como los arándanos, son especialmente beneficiosas debido a su alto contenido de antioxidantes, que protegen el ADN del daño celular.
Mantener una dieta equilibrada, rica en alimentos naturales y baja en alimentos procesados o ricos en grasas, azúcares y sodio, es clave para reducir el riesgo de cáncer y apoyar el tratamiento oncológico.