¿Comer con atención? ¿para qué? Hoy en día la salud mental toma gran relevancia en la vida de muchas personas. Una mente sana y bien trabajada, es una prioridad para cualquier adulto. Pero no solo se puede obtener a través de la meditación o terapia psicológica, la comida también juega un papel importante. La alimentación consciente o mindful eating es un nuevo modelo, en donde la atención en el momento de comer, puede cambiar tu vida por completo.
Previo a la pandemia (2019) 1,000 millones de personas presentaron algún problema de salud mental y tuvieron que pasar el confinamiento, sin atenderlo. Uno de cada 100 muertes fueron por suicidio.
La salud mental representa el 18% de todas las enfermedades y llega a afectar al 30% de la población, según María Elena Medina-Mora miembro del Colegio Nacional. Inclusive la Organización Mundial de la Salud (OMS), ve los problemas de salud mental como una urgencia a resolver.
Las personas con trastornos mentales graves mueren de media 10 a 20 años antes que la población general. La depresión y la ansiedad, tras la pandemia, aumentó un 25%, tan solo en el primer año.
De acuerdo con un estudio realizado en Australia, las personas nacidas en la época de los 90’s presentan un mayor deterioro en varios aspectos de su salud mental. Estas personas presentan niveles más altos de angustia y el deterioro de su salud mental no es temporal, por el contrario, podría persistir por toda su vida.
Sin duda la salud mental se debe a diferentes factores, el uso de redes, presión social e inseguridad laboral son algunas de ellas. Aunque también la alimentación puede jugar un papel relevante en la salud mental, en ambos sentidos, tanto positivo como negativo.
Pues una alimentación sana provee de todos los nutrientes necesarios para enfrentar a muchos de los problemas de salud mental que aquejan a nuestra generación. Son tres estudios los que lo demuestran:
La alimentación no solo juega, por obvias razones, un papel relevante en nuestra salud física, sino también en lo emocional. El bienestar y el estado de ánimo, son regulados por neurotransmisores, los cuales se componen de nutrientes esenciales.
Pero no podemos olvidar, que nuestro cerebro y el estómago están conectados, ambos órganos, de sistemas independientes, tienen un canal de comunicación. En donde el cerebro y el intestino comparten emociones, a través del estrés o ansiedad, pueden ocasionar acidez, colitis, gastritis y otras enfermedades.
Se ha comprobado que el cerebro y la microbiota, son características predominantes en la elaboración de un diagnóstico psiquiátrico. Todo está conectado, una mente sana requiere de una alimentación igual de sana.
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Ante esto ha surgido una nueva práctica nutricional, que al igual que nuestro cuerpo que conecta el cerebro con el estómago, busca generar un impacto positivo en la salud mental.
Conocido como mindful eating en inglés o alimentación consciente (nutrición consciente) en español. Busca cambiar radicalmente el acto de comer, para convertirlo de un proceso mecánico en una experiencia sensorial.
Gracias a un mundo acelerado hemos perdido la capacidad de contemplar muchas de las acciones que hacemos a diario. Por lo que este movimiento invita a una atención plena y consciente de lo que hacemos.
Algo tan rutinario como comer, se ha convertido en un acto involuntario. De forma automática comemos, rápido y de forma desinteresada, pues el ritmo desenfrenado de la vida nos lleva a estar constantemente distraídos.
Las pantallas han tomado un papel importante en nuestra vida. El 70% de niños españoles comen mientras ven la televisión o con algún dispositivo táctil. Esto provoca hábitos poco saludables, además en el caso específico de niños, su desarrollo infantil se ve afectado.
La alimentación consciente resulta entonces, una oportunidad perfecta para conectar con tus emociones y sentidos, pero también con las personas que te rodean. Al estar en atención plena al comer, te permites disfrutar de la experiencia y prevenir comportamientos poco saludables para crear un vínculo sano con tu alimentación.
Pero para crear una alimentación consciente no basta con desearla, para tener una relación saludable con nuestra comida es importante conocer su origen. Uno de los principios básicos del mindful eating es comprender de dónde viene lo que comemos.
Proyectos como Arca Tierra en la zona chinampera de la Ciudad de México, invita a reflexionar sobre la importancia de la trazabilidad, es decir, la capacidad de rastrear los procesos y el nacimiento de tus alimentos.
“Xochimilco es un lugar ancestral de más de 2,000 años de historia. Este espacio nació para sembrar. Ninguna de las chinampas es natural, es un sistema artificial y ancestral de siembra, creado por los humanos”. Nos comenta Daniela Ríos, miembro del proyecto Arca Tierra.
Saber de dónde provienen los alimentos nos permite conocer a fondo lo que nuestro estómago procesa, la obtención de nutrientes y absorción de los mismos. Esta idea nos aleja de la industrialización alimentaria, un método de producción impersonal.
Arca Tierra nace como un proyecto que conecta consumidores y agricultores locales, a través de una alimentación con productos agroecológicos y sostenibles.
“Lo que hacemos en Arca Tierra es una red agrícola, donde conectamos a las personas con el campo. El sistema alimentario va más allá del acto de comer. Trabajamos de forma agroecológica, esto es la reproducción de ecosistemas sanos y naturales”.
Saber el origen de nuestros alimentos y consumirlos, promueve una relación más saludable y responsable del consumidor con su alimentación. Lo que lleva a la reducción de enfermedades físicas y mentales.
“¿Qué pasa con el incremento de enfermedades en personas jóvenes? Tiene que ver con la manera en la que nos alimentamos. Comer sano va más allá de comer una ensalada o comer verduras en general. Empieza desde cómo pensamos y lo que estamos haciendo para alimentarnos”.
La alimentación consciente es una herramienta poderosa que no solo permite crear un equilibrio físico y emocional, también permite cambiar nuestro entorno. A través de una reflexión profunda, alimentarnos de forma sana, nos invita a reconectar nuestro cuerpo con la tierra.
“Es importante cuestionarnos de dónde viene lo que comemos, por cuáles procesos pasa nuestra comida. La forma en cómo se cultiva la comida, influye en la calidad que tiene. Al final todos comemos todos los días, por lo que es importante conectar con la cadena y el origen de nuestros productos”.
Para poder practicar una alimentación consciente es importante reconocer nuestras emociones. El acto de comer se puede realizar por diversos motivos; estrés o tristeza, ocio o alegría. Aprender a distinguir las causas del porque estoy comiendo, ayudará a diferenciar los estados emocionales que me motivan a comer.
La alimentación consciente es una actividad que requiere tiempo, masticar sin prisa y sentado. Está comprobado que comer lentamente aumenta las hormonas de la saciedad y le manda señales a tu cuerpo de que estás lleno.
Come cuando tu cuerpo te lo pida, pero investiga la razón. Evitar distracciones será crucial para llegar a un estado de plenitud, así que dile adiós a pantallas, esto te da la oportunidad de interactuar con tus sentimientos y con los de las personas que te rodean.
Adéntrate en tus sentidos, explora en ellos a través de la comida. Juega con cada uno de ellos, para descubrir sensaciones placenteras o de disgusto. Descubre las texturas, sabores y olores de tu comida para que puedas apreciar el acto de comer.
A través de una alimentación consciente podrás construir una relación sana con los alimentos y mejorar los hábitos que deseas cambiar. Ser consciente de los alimentos que comerás (tanto en el valor de producción como en el nutricional), también te ayudará a controlar la ingesta y a disminuir el consumo de la próxima comida.
La práctica del mindful eating o alimentación consciente no es solo una simple técnica, es una herramienta que hace del acto de comer, más satisfactorio y menos impulsivo.