Como dice el dicho, “son las 5 PM en algún lugar”, y en América Latina, esto solo puede significar una cosa: es la hora perfecta para un buen trago al final de un día largo. Pero no hablamos de cualquier bebida, sino de aquellas que destacan por ser las guardianas de la tradición en sus tierras, destilados de América Latina que llevan consigo siglos de cultura y herencia.
Hoy exploramos 5 de estos destilados de América Latina, cada uno con un carácter único y una historia que merece ser saboreada.
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Su historia se remonta al siglo XVI, cuando los colonizadores españoles introdujeron la vid en Sudamérica. Este destilado es emblemático tanto en Perú como en Chile, y aunque ambos países se disputan su origen, el pisco ha desarrollado identidades propias en cada uno. Elaborado a partir de uvas aromáticas como la Quebranta y la Moscatel, el pisco se distingue por su pureza, ya que no se permite la dilución con agua después de la destilación.
Puedes disfrutar del pisco solo, apreciando su sabor auténtico, o en cócteles clásicos como el pisco sour.
La cachaça es el destilado más representativo de Brasil, conocido por ser la base de la famosa caipirinha. Su historia se remonta a más de 500 años, cuando los colonizadores portugueses comenzaron a destilar el jugo fresco de la caña de azúcar, lo que la diferencia del ron, que se elabora principalmente a partir de melaza.
La cachaça puede presentarse en dos formas principales: joven cuando es embotellada directamente después de la destilación, o más madura cuando se deja reposar en barricas de madera.
No hay nada como terminar el día con un buen trago de mezcal, esa expresión cultural de México, especialmente de la región de Oaxaca, donde se produce la mayor cantidad de este destilado. Su proceso de producción, que incluye el cocido del agave en hornos de piedra bajo tierra, le otorga un sabor ahumado y mineral distintivo que lo diferencia de otros destilados de agave como el tequila.
Tradicionalmente, el mezcal se disfruta solo, acompañado de rodajas de naranja y sal de gusano, aunque también está ganando terreno en la coctelería moderna, destacándose cócteles como las mezcalitas.
El aguardiente es la bebida nacional de Colombia, un destilado a base de caña de azúcar que ha sido un símbolo de celebración en el país desde la época colonial.
Cada región tiene su propia versión de aguardiente, variando en dulzura y contenido alcohólico, lo que lo convierte en una bebida tan diversa como el país mismo. Este licor, que puede variar en intensidad, se disfruta tradicionalmente solo, en pequeños vasos, y suele acompañarse de frutas frescas o refrescos.
El clerén es un destilado artesanal tradicional de Haití y algunas regiones de la República Dominicana, elaborado a partir de la fermentación y destilación de caña de azúcar. Probablemente, uno de los licores menos conocidos de América Latina, el clerén se produce de manera casi clandestina, lo que le confiere un aire de misticismo.
Su sabor fuerte y terroso, con notas de caña cruda, tradicionalmente se consume solo en celebraciones o rituales culturales.
¿Sabías que Zacatecas también produce mezcal? Te dejo este video para que lo descubras y no olvides pasar a nuestro canal de YouTube para encontrar más historias, reportajes y recetas.