Aquí te va una historia, Leo es un joven chef de un barrio histórico de Barcelona, en donde ve como su taberna familiar, aclamada por su comida tradicional (legado familiar), cambiar. Con la llegada masiva de turistas, los precios de los productos locales suben y nuevos restaurantes ideados para turistas son la competencia. Con la pérdida de clientes, Leo decide improvisar y modificar su carta para no quedar obsoleto. Esta pequeña historia es parte del resultado de la turistificación, un fenómeno socioeconómico muy ligado a la gentrificación alimentaria y gourmetización.
En esta tercera y última edición por comprender la gentrificación alimentaria hablaremos de un fenómeno independiente pero que suele estar relacionado con la alimentación. En la Parte 1, buscamos comprender el fenómeno de la gentrificación alimentaria y sus nociones básicas, mientras que en la Parte 2, ahondamos sobre nuestro papel como consumidores.
Para esta edición final será importante ligar los procesos de gentrificación alimentaria con el turismo. Un fenómeno que va en aumento y que tiene repercusiones de todo tipo para la alimentación del sitio de estudio. La ciudad de Barcelona será un claro ejemplo para entender este fenómeno social.
La turistificación es el proceso por el cual una zona, ciudad o región se transforma para atender y atraer a turistas. Esto es un fenómeno que puede tener tanto un impacto positivo como negativo en las comunidades locales, principalmente en su economía, ambiente y cultura.
Según el profesor investigador de la UAM, Adrián Hernández, la turistificación es un proceso que puede estar vinculado con la gentrificación alimentaria.
“La gentrificación es un primer paso de estos fenómenos de transformación urbana… al pasar de un barrio degradado a un barrio revalorizado con nuevos habitantes, resultará interesante para visitantes y turistas extranjeros”.
Es un proceso concatenado, pues la vivienda que se reconvierte y estaba destinada a un alquiler residencial se insertará en el mercado de vivienda turístico, porque es una zona más rentable. Pues un alquiler turístico deja al menos 3 veces más que un alquiler residencial.
Al ser personas que sus dinámicas sociales son de paso o de corta duración, pues no tienen intención de generar relación de vecindad o comunidad, esto repercute directamente en la alimentación de las personas que habitan esas zonas.
¿Cómo afectan sus vidas? Principalmente en la disposición de los alimentos de consumo diario.
“Los mercados que usualmente atendían a una población local con productos perecederos como frutas, verduras, carnes, etc. Van a transformarse, pues el contexto de acuerdo al mercado ha cambiado, pues ahora en ese barrio, ya no viven vecinos, sino turistas”.
El turismo y la alimentación son dos conceptos que siempre han estado vinculados. La oferta gastronómica irá de la mano de la demanda turística, lo que puede llevar a que en una zona se desarrollan una gran cantidad de restaurantes, bares y cafeterías, orientadas a satisfacer las necesidades turísticas.
Esto puede comprometer la autenticidad culinaria de estos entornos, pues la adaptación de platos locales busca satisfacer las expectativas turísticas. Lo que puede provocar que los hábitos alimenticios de la población local se modifiquen.
La oferta se modificará, para ofrecer productos más adaptados al turista, comida rápida y de fácil consumo, para las personas que están de paso. Con ello entonces, se perderá parte la gastronomía local, tradiciones y costumbres de quien residía en la zona, lo que repercutirá en la vida local.
La turistificación afecta directamente a la alimentación, pues para los residentes locales modifica el entorno en el que se desarrolla socialmente. Ahora en lugar de ir a la tiendita de la esquina a realizar tu abastecimiento diario, tendrás una tienda de recuerdos que no te servirá de mucho.
Lo que hará que el acceso a tu alimentación sea más complicado. Se pierde la calidad de vida y muchos tendrán que tomar la decisión de mudarse, para volver a encontrarla. Un ejemplo de esta situación es Venecia, en donde se ha generado un fenómeno denominado el Síndrome de Venecia:
“Consiste en que ya hay más turistas que vecinos, esto hace que cada vez sea más difícil satisfacer las necesidades básicas de los vecinos, pues tienen que salir de la isla, otras ciudades para comprar los productos básicos porque ya no los hay”.
Es un claro ejemplo de cómo repercute este fenómeno en la calidad de vida de las personas, pues destinan más dinero y tiempo para cubrir sus necesidades básicas. Sin dejar de pensar que para el sector de la tercera edad, pueden presentar problemas de movilidad, lo que lo hace aún más complejo, según Hernández Cordero. Esto motiva la salida de la gente de estos entornos turistificados.
Para crear alternativas que permitan solucionar los efectos negativos de la turistificación, se debe partir de que las soluciones tendrían que surgir de las políticas públicas. Además de que es importante que las soluciones propuestas, estén adaptadas al contexto, pues la problemática no es igual para Barcelona que para Ciudad de México.
Cada entorno posee sus propias características y resulta muy importante estudiarlas, para atacar la problemática, esto de acuerdo a nuestro profesor investigador:
“En Barcelona se han diseñado políticas muy agresivas para regular el mercado y la actividad turísticas, han resultado positivas. Se puede regular la gentrificación y eso es a través de la voluntad política y políticas públicas, hechas a medida para cada ciudad”.
Aunque es una realidad que la turistificación también tiene un impacto positivo en la economía local a través de la generación de empleo y desarrollo de infraestructuras, no podemos dejar de notar el aumento en el costo de vida y el desplazamiento de negocios locales. Lo que empuja a una pérdida de identidad cultural para los residentes locales.
Si es cierto, que existe una mayor diversidad cultural y se mejoran los servicios públicos, pero ¿a qué costo? La turistificación, al igual que la gentrificación alimentaria, en países como Costa Rica, Colombia, México y Panamá está siendo un problema que requiere acción política inmediata.
Barcelona es el ejemplo de un futuro cercano y levemente parecido, de lo que puede suceder en estos países latinoamericanos. La turistificación tienen un impacto profundo y complejo en la alimentación de sus ciudades, lo que requiere de una gestión bien coordinada.