Basta con ingresar a un Starbucks para ver la repisa retacada de pequeños paquetitos, todos de café guatemalteco. Algo que sin duda ha dado a conocer a este producto a nivel internacional, pero a un costo muy caro. Conoce la historia del café guatemalteco y cuál es la situación de la industria cafetalera de Guatemala en la actualidad.
La historia del café en Guatemala es reciente a diferencia de muchos otros productores como Colombia y México, a finales del siglo XVIII los monjes dominicos comenzaron a tener pequeñas producciones en el territorio, especialmente en Antigua Guatemala en el convento de Santiago de los Caballeros.
Al paso de los años y cuando parecía consolidada la industria, muchos de los plantíos desaparecieron después del terremoto de 1773. La producción de café desapareció por completo y fue hasta 1850 cuando nuevamente comenzaron a desarrollarse plantaciones más formales por todo el país.
Fue un inicio lento debido a la falta de tecnología y mano de obra. Para finales del siglo XIX se tenía una producción de 22 millones de kilogramos. Se convirtió en un gran negocio y surgieron más plantaciones de café por toda la costa sur.
A pesar de la influencia y migración europea en la producción de café en Guatemala, siempre existió un gran interés por motivar a los hacendados guatemaltecos a desarrollar fincas de café. Pero estas fueron absorbidas a través de los años por empresas extranjeras debido a que no poseían el poder financiero suficiente para invertir en tecnología.
Desde entonces se convirtió en un producto exportado y hoy en día, Guatemala es uno de los principales productores de café en el mundo.
Existen varios factores que determinan la calidad del producto, sin embargo, uno rige por encima de todos: su territorio. Para el desarrollo de café de calidad: el suelo, la sombra, la altitud y el clima juegan un papel importantísimo.
Guatemala es un país lleno de montañas y tierra fértil, un territorio privilegiado por ofrecer las condiciones ideales para el cultivo de grandes productos agrícolas. La calidad de sus productos se debe principalmente a que la naturaleza influye directamente en los métodos de producción, en el suelo y por ende en el producto.
No solo es el café, en Guatemala se produce cacao, cebada, jengibre, cúrcuma, papaya, mango, y plátano de mucha calidad. Es un territorio privilegiado por sus condiciones climatológicas, es un entorno casi diseñado específicamente para la producción de café.
Guatemala es el sexto productor mundial de granos Arábica, una de las variedades más apreciadas por las grandes cadenas cafeteras, entre ellas Starbucks. El mayor consumidor de café guatemalteco es Estados Unidos, casi la mitad del producido.
Para 2020 se registró una producción mundial de café de 165 millones de sacos de café, Guatemala aportó 3.6 millones. En el 2021 disminuyó a 3.33 millones y en el 2022 se logró un repunte para quedar en 3.47 millones.
Esta actividad económica es de suma importancia para el país, pues el cultivo del café representa el 1.8% del Producto Interno Bruto, además de que ofrece empleo directo a 90,000 personas en todo el territorio.
De acuerdo con el Departamento de Agricultura en Estados Unidos, los pequeños productores de café representan el 97% del total de Guatemala. Estos productores venden sus sacos de 60kg entre los 170 a 190 dólares, mientras que les cuesta producirlos entre los 190 y 230 dólares.
El café que vende Starbucks, es un café de tostado medio que generalmente se obtiene en las faldas de los valles de Antigua Guatemala. Este café está en las más de 20 mil tiendas que tiene la franquicia, sin embargo, la libra (453 grs) se vende a 10 dólares. Es decir que aproximadamente Starbucks le compra a los productores guatemaltecos de café, una libra entre 1.28 a 1.43 dólares, teniendo en cuenta los precios de venta de la USDA.
Esto abre la puerta a dos cuestionamientos. El primero es sobre la competencia, pues una cadena internacional como Starbucks compite con productores locales, los cuales no cuentan con la capacidad suficiente para vender productos a precios más bajos y competir con estas grandes cadenas.
Mientras que el segundo es sobre los precios justos para los productores locales. Desde Guatemala se argumenta que no reciben precios justos por su producto, especialmente cuando grandes cadenas negocian. Los pequeños productores no reciben compensaciones equitativas por su trabajo, ante una falta ética de las grandes empresas.
Sin duda, el café guatemalteco va más allá de ser un producto de calidad, es un elemento identitario de muchas de las comunidades del país. En los 32 departamentos de Guatemala, se produce café en 31. El comercio justo del café será una pieza clave, pare el desarrollo económico y cultural de la región.