Este 8 de abril es el Día Internacional de la Oposición a los Alimentos Transgénicos, fecha que surgió en 2006 a partir de la preocupación por el consumo constante de alimentos transgénicos y sus posibles efectos a la salud de los consumidores.
Un alimento transgénico es aquel que se ha producido mediante ingeniería genética, es decir, mediante la modificación de su genética, de acuerdo con la secretaría de la Sociedad Española de Ciencias de la Alimentación (SEDCA), Andrea Calderón.
El propósito es mejorar su valor nutritivo, desarrollo y resistencia frente a factores externos o su productividad. Desde su aparición, los alimentos transgénicos han sido objeto de debate entre quienes ven muchas ventajas y quienes señalan los riesgos que estos productos podrían esconder.
Malin Jönsson, coordinadora de la Fundación Semillas de Vida, nos habla de su preocupación en el uso de glifosato en cultivos transgénicos. El glifosato es el herbicida más usado en todo el mundo; se trata de un producto químico utilizado para controlar o eliminar plantas indeseadas.
Las tortillas, los tamales, los atoles y otros productos hechos a base de maíz, consumidos en grandes cantidades por los mexicanos, pueden ser también la vía de ingesta de transgénicos, se lee en el artículo Alimentos transgénicos: ¿Qué tan seguro es su consumo? de la Revista UNAM.
“Hay miles de estudios que muestran las consecuencias del glifosato […] Bueno, hay estudios que demuestran que sí está, que también es cancerígeno los transgénicos, pero es algo que también bueno, muy delimitado el número de estudios, porque es muy complicado hacer un estudio que los ha estado mostrando este en la salud cuando se está consumiendo en las los montos que consumimos aquí en México”.
En dicha publicación se señala que los cultivos transgénicos más utilizados en la industria alimentaria son, por el momento, la soya tolerante al herbicida glifosato y el maíz resistente al barrenador europeo, un insecto.
Por si parte Andre Calderón comenta que otro de los mayores debates respecto a la producción de organismos modificados genéticamente es la cuestión ambiental: si pueden contaminar el medio ambiente o suponer un impacto ambiental negativo, o si pueden causar perjuicios a la biodiversidad del entorno a largo plazo.
En este caso, la experta indica que actualmente se considera que mientras se sigan correctamente los protocolos de seguridad y la legislación relacionada con los transgénicos, su cultivo y producción es totalmente seguro para el medio ambiente, y no hay riesgo de que se crucen con las especies originales o que tengan impacto negativo en otras especies del medio.