El preocupante consumo de grasas trans y edulcorantes de niñas y niños ha puesto en alerta a los expertos en salud. Cada vez más productos ultraprocesados muestran etiquetas que claramente advierten: “no recomendable para niños”. ¿Por qué este énfasis? La respuesta radica en la importancia de la infancia como etapa crucial para instaurar hábitos alimenticios saludables que perduren toda la vida.
La infancia es un período de rápido crecimiento y desarrollo, donde los hábitos alimenticios establecidos pueden influir de manera significativa en la salud futura del niño.
Por desgracia, muchos alimentos dirigidos a los niños están cargados de grasas trans y edulcorantes, componentes que pueden ser perjudiciales para su salud a largo plazo.
Según las Pautas alimentarias para los estadounidenses (Dietary Guidelines for Americans), muchas personas (esto incluye niñas, niños y adultos por igual) no están consumiendo una cantidad suficiente de potasio, fibras alimentarias, calcio y vitamina D en sus dietas, aunque sí consumen una cantidad excesiva de azúcar, sodio (sal) y grasa.
Las grasas trans, presentes en alimentos como los snacks empaquetados, galletas y comidas rápidas, están directamente relacionadas con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, obesidad y otros problemas de salud.
Según Mayo Clinic, la grasa trans se considera el peor tipo de grasa que se puede comer.
Este es un problema serio a la salud nacional, ya que se estima que en México, al menos 1 de cada 20 niños y niñas menores de 5 años padece ya de obesidad. Una condición que, según Unicef, favorece el sobrepeso durante el resto de su vida y los pone en riesgo de sufrir enfermedades circulatorias, del corazón y de los riñones, diabetes, entre otras.
Las causas principales de la obesidad y el sobrepeso en niñas y niños son el consumo de alimentos procesados con altos niveles de azúcar, grasas trans y sal, así como de bebidas azucaradas que son muy fáciles de adquirir por su amplia distribución, bajo costo y su promoción en medios masivos.
Las grasas trans son tan poco saludables que la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos les ha prohibido a los fabricantes de alimentos que añadan la principal fuente de grasas trans artificiales a los alimentos y las bebidas.
Varios países y ciudades en los Estados Unidos han limitado o prohibido el uso de grasas trans.
Las grasas trans provienen de procesos artificiales y se encuentran en muchísimos productos que consumimos con frecuencia. Entre ellos destacan
Por otro lado, los edulcorantes artificiales, comunes en bebidas y alimentos procesados “light” o “sin azúcar”, han generado controversia debido a su posible impacto en la salud metabólica y el desarrollo cognitivo de los niños.
Es importante entender que los hábitos alimenticios se forman desde temprana edad, y lo que los niños consumen en su infancia puede influir en sus preferencias y elecciones alimentarias en el futuro. Por ello, es crucial que los padres y cuidadores estén conscientes de los riesgos asociados con el consumo excesivo de grasas trans y edulcorantes, y tomen medidas para limitar su presencia en la dieta de los niños.
Fomentar una alimentación equilibrada y variada, basada en alimentos naturales como frutas, verduras, cereales integrales, proteínas magras y lácteos bajos en grasa, es fundamental para garantizar un crecimiento y desarrollo óptimos en los niños. Además, enseñarles a leer y entender las etiquetas de los alimentos puede ayudarles a tomar decisiones más saludables cuando elijan qué comer.
Es hora de tomar medidas para proteger la salud de nuestros niños. Limitar el consumo de grasas trans y edulcorantes en su dieta es un paso importante hacia un futuro más saludable y lleno de vitalidad.