Hay frases que viven en nuestra memoria desde que somos niños y que seguimos usando hasta que somos viejos. Las hemos escuchado de las personas a las que más queremos y por las que las atesoramos en la memoria aunque pasen los años. Suelen ser pequeñas frases que, en tan solo una línea pueden expresar grandes destellos de sabiduría. A esto se le llaman refranes.
Los refranes son una parte esencial de la cultura y la comunicación, en México y el mundo entero. Suelen tener alguna enseñanza o moraleja, y por esto son una gran fuente de sabiduría que se guarda en pequeñas frases.
En México, como la comida es esencial en nuestra cultura y aún más por su unión ancestral, tenemos muchos refranes gastronómicos (así como supersticiones culinarias) que utilizamos para cualquier momento de la vida.
Acá te dejamos algunos de los refranes gastronómicos que más nos recuerdan a nuestra infancia y que nos siguen haciendo sentido años y años después.
Este refrán anima a la acción y al esfuerzo, comparando la tarea por hacer con la preparación de un plato tradicional mexicano, el mole de olla, que requiere tiempo y dedicación.
Este refrán advierte sobre los obstáculos o contratiempos que pueden surgir entre la intención de hacer algo y su ejecución. En el contexto gastronómico, se refiere a la posibilidad de que algo salga mal desde el momento de servir la comida hasta que llega a la boca.
O las tres líneas básicas que dicta la sabiduría popular sobre la importancia de las distintas comidas del día: desayunar mucho, comer menos y cenar muy poco.
Otra más de lo mismo, en este caso poniendo además el dedo en la yaga de lo poco acertado que es abusar de los dulces cuando se hace de forma continua.
Este refrán resalta la conexión entre el bienestar físico (estar satisfecho después de comer) y el bienestar emocional (sentirse contento y feliz). Sugiere que una buena comida puede ser clave para el disfrute y la satisfacción en la vida.
Este refrán enfatiza que la calidad de una comida no depende solo de los ingredientes o de su elaboración, sino también del amor y la dedicación que se ponen en ella. Sugiere que es preferible un plato sencillo pero preparado con cariño que uno lujoso pero sin sabor ni amor.
Este refrán sugiere que cuando alguien está destinado a tener éxito en algo (como hacer tamales, un plato tradicional mexicano), todo parece conspirar a su favor. Es una expresión de confianza en el destino y en el potencial individual.
Este refrán enfatiza la importancia de valorar lo que se tiene en el presente sobre las posibles oportunidades futuras o hipotéticas. Es mejor asegurar algo tangible y seguro (maíz en mano) que confiar en algo incierto o inalcanzable (pollo volando).
Cuando no se dispone de algo esencial, como el pan, las tortillas (un alimento básico en la dieta mexicana) son una alternativa común. Este refrán resalta la capacidad de adaptación y la búsqueda de soluciones ante la escasez.
Este refrán sugiere que la persuasión y la capacidad de hablar convincentemente pueden ayudar a una persona a obtener más beneficios o a salirse con la suya. En el contexto gastronómico, se refiere a que aquellos que son elocuentes o persuasivos pueden obtener más porciones de pinole, un alimento tradicional mexicano hecho de maíz molido y agua, similar a una bebida o avena espesa.
Este refrán enfatiza el papel del mezcal, una bebida alcohólica tradicional mexicana similar al tequila, como remedio para cualquier situación, ya sea buena o mala. Es una expresión de la cultura mexicana que destaca la versatilidad y la importancia de la bebida en diversas ocasiones.
Este refrán señala que una forma efectiva de ganarse el favor o el afecto de alguien, especialmente de un hombre, es a través de la comida y la cocina deliciosa. Resalta la importancia de la comida en las relaciones humanas y en la expresión de cuidado y afecto.
Este refrán sugiere que se debe ejercer moderación o cautela en situaciones donde no es necesario o no es apropiado hacerlo. En el contexto gastronómico, se refiere a que no es necesario agregar agua a los camotes (batatas) al cocinarlos, ya que tienen suficiente humedad por sí mismos.
Este refrán se utiliza para expresar resignación ante una situación en la que no se puede obtener lo deseado y se debe conformar con lo disponible. En el contexto gastronómico, se refiere a aceptar lo que se tiene a mano, en este caso, papas en lugar de queso, para satisfacer las necesidades culinarias.
Este refrán indica que una situación ya ha pasado o está decidida, y no hay forma de cambiarla. En el contexto gastronómico, se compara la situación con el arroz que ya ha sido cocido, es decir, que ya está listo y no se puede modificar.