Nadie mejor que nosotros, los mexicanos, podemos reconocer el cariño que existe detrás de un “te preparé tu comida favorita” el día que tu familia te quería celebrar un logro nuevo, o esa sopita caliente que hace mamá cada que tienes un mal día. No por nada les llaman ‘comfort food’. La comida tiene la capacidad de reconfortar, abrazar y dar todos los besos en el cachete que nosotros necitamos y queremos dar. Así pues, cocinar es un lenguaje de amor.
Hay veces en las que las palabras no alcanzan para expresar el cariño que tenemos dentro, y una de las mejores formas de expresarlo es prepararle a nuestros seres queridos algo de comer, porque todo con amor sabe mejor. Y no sólo eso, cocinar en pareja o en familia, puede también ayudar a formar vínculos muy especiales.
Recientemente, un estudio reveló que el 86% de las personas que viven en Estados Unidos consideran que cocinar es un gran estímulo para fortalecer las relaciones. Esta cifra nos hace reflexionar sobre el poder de la cocina como una herramienta para conectar con los demás. Si necesitas reconectar con tus seres queridos o conocer a alguien especial, mejorar tus habilidades culinarias podría ser la clave para conquistar corazones.
¿Alguna vez te has preguntado por qué cocinar junto a alguien especial te llena de un calor que va más allá del fogón? No se trata solo de los ingredientes que mezclamos, sino de los momentos compartidos, las risas y los recuerdos que se crean en la cocina. Cocinar juntos es una forma única de decir “te quiero” sin pronunciar una sola palabra.
“Cocinar es más que simplemente preparar alimentos; es una expresión de amor y cuidado que trasciende el sabor y llega al corazón”.
Esta es la visión compartida por muchos amantes de la cocina, incluido Tom DiSalvo, reportero de Happy Media, quien destaca la importancia del esfuerzo y dedicación que un cocinero pone en cada plato, algo que el comensal puede no solo saborear, sino sentir en cada bocado. Que llega hasta la panza y hace los vínculos más fuertes y duraderos.
La terapeuta culinaria y de arte, Julie Ohana, explica que existe una profunda la intimidad de compartir tiempo en la cocina con tu pareja (a lo que yo agregaría, que también funciona con familia y amigos)
“Cocinar juntos fortalece el vínculo entre las personas”, afirma.
No por nada se dice que la cocina es el corazón del hogar. Aunque cada persona esté llena de cosas que hacer y se encuentre muy ocupada, la mejor forma de reconectar con la familia es sentarse a la mesa para compartir un platillo, por mínimo que sea, y platicar de cómo le fue en el día. Por esta razón, compartir la mesa es un ritual imprescindible en el seno de una familia fuerte y conectada.
Desde su experiencia, Julie destaca que la colaboración en la cocina no solo implica la preparación de alimentos, sino que también requiere una comunicación constante y una coordinación precisa. Cuando dos personas trabajan en equipo para seguir una receta, se ven obligadas a comunicarse, a dividir tareas y a tomar decisiones en conjunto. Este proceso fortalece la conexión entre ambos y crea una sensación de unidad y complicidad que trasciende la simple preparación de una comida.
La creciente conciencia de nuestras emociones nos ha llevado a nombrar y expresar las cosas que nos hacen sentir bien, así como a manifestar el cariño hacia nuestros seres queridos de maneras diversas. Entre estas expresiones, la cocina se destaca como un lenguaje universal de amor y conexión.
Como destaca el psicólogo Gary Chapman en su libro Los cinco lenguajes del amor, el amor, más que ser un sentimiento, se puede expresar a través de acciones amorosas que incluyen palabras de afirmación, tiempo de calidad, recibir y dar regalos, actos de servicio y contacto físico.
Si nos ponemos a contar mentalmente y reflexionamos un poco, podríamos deducir –muy acertadamente– que la cocina emerge como una forma poderosa de comunicación emocional, que abarca los cinco lenguajes.
Vamos a adentrarnos más en por qué cocinar juntos se siente tanto como hablar el lenguaje del amor, directito desde el corazón:
Cuando dos personas eligen cocinar juntas, están dejando de lado todo lo demás y centrándose únicamente en la compañía del otro. El mezclar, probar y colaborar se convierte en una especie de reunión especial entre dos. Es un momento especial que se siente casi terapéutico.
Hay un gesto silencioso y amoroso en cocinar para alguien, y se amplifica cuando cocinan juntos. El lenguaje de amor más puro de todos. Ya sea cortando verduras o removiendo una olla que hierve a fuego lento, cada paso dado para satisfacer el gusto de tu ser querido es un testimonio de consideración.
Puede que te sorprenda, pero cocinar es bastante íntimo. Piensa en esos momentos simples: un suave toque en la espalda, un codazo juguetón o un abrazo rápido mientras esperan que hierva la olla. Estos pequeños momentos añaden calidez a la experiencia.
Después de todo el mezclar, freír y hornear, el plato final es un regalo. No se trata solo de los sabores, sino del amor y esfuerzo que se invirtieron en crearlo. Cuando se comparte, se convierte en un regalo de recuerdos, sabores y amor.
Durante el proceso de cocinar y al disfrutar de la comida, los cumplidos y palabras de gratitud intercambiadas afirman el amor y aprecio. Cada “Esto sabe increíble” o “Gracias por cocinar conmigo” es un abrazo verbal.
Así que, la próxima vez que estés pensando en una forma especial de conectar con alguien, invítalo a la cocina. Juntos, descubrirán las deliciosas y sinceras alegrías de cocinar. Después de todo, el amor puede ser tan simple como compartir una comida que han hecho juntos.
Hay que recordar que cocinar no es solo una actividad cotidiana, es un acto y lenguaje de amor y un medio para expresar emociones. La cocina es un espacio donde se comparten risas, se crean recuerdos y se fortalecen los lazos afectivos. Así que la próxima vez que estés en la cocina con alguien especial, recuerda que estás compartiendo más que solo una comida; estarás creando momentos memorables y transmitiendo amor a través de cada plato que preparen juntos.