Estás a punto de morder una manzana pero notas algo raro: una magulladura extraña o una paleta de colores verde o blanquita… Seguramente pasa por tu mente la pregunta: ¿Qué pasa si me como una fruta con moho?
A pesar de que solo sea un pedacito en todo un trozo y te duela tirarla porque a tus ojos sigue buena, comerla no es para nada seguro y te explicamos por qué.
Es habitual en la mayor parte de las frutas y algunas verduras que se pudran algunos segmentos, aunque es aún más común en los cítricos, fresas, nectarinas y duraznos, según la nutrióloga Nayeli Villanueva Cárdenas, en servicio de alimentación del Hospital de Ortopedia Victorio de la Fuente Narváez del IMSS.
Algunos de los principales culpables de que las frutas y verduras se pudran son el aire, la humedad, la luz, la temperatura y el más importante de todos: el crecimiento microbiano. Pero si le quitas lo podrido no te puedes comer el resto, debes desechar la fruta completa inmediatamente.
Aunque no es tan común identificar un padecimiento ocasionado por este motivo, el hecho de que tu fruta tenga hongos o esté magullada de algún lado la expone a contaminarse aún cuando no la veas; también facilita que determinadas bacterias y microbios puedan penetrar en su interior.
El daño originado en alimentos por los microorganismos como bacterias, levaduras y mohos -que necesitan agua y nutrientes para su crecimiento y reproducción- es el más frecuente. Quizás las manchitas sean inofensivas pero en cuestión de días, quizás horas si el clima es templado, se hayan esparcido por toda la superficie.
Un factor de riesgo para las frutas es la sobre exposición a la luz, ya que sus diferentes capas externas empiezan a estropearse por la fotodegradación, que causa la proliferación de hongos que te harán daño al comer.
La fruta o verdura comienza a mostrar imperfecciones, cambios en el color (generalmente a tonalidades más oscuras), moho, manchas viscosas y a tener olor o sabor desagradables.
Cuando tu alimento está parcialmente mohoso no puedes estar seguro de que los microorganismos no se han extendido al resto de la fruta.
De ahí que, incluso aunque parezca normal y comestible, en realidad contiene un buen número de sustancias nocivas. Además, el moho tiene raíces invisibles que penetran más allá de la superficie.
En el caso de los hongos, las micotoxinas se caracterizan por ser las más peligrosas, ya que son invisibles, inoloras e insípidas, pero pueden originar intoxicación crónica, además de aumentar el riesgo de cáncer de riñón o de hígado, o una toxicidad aguda, advierte Nayeli.
Estas micotoxinas son tan peligrosas que debes desechar la fruta en una bolsa antes de tirarla a la basura; evita tocar u oler el moho, pues incluso hay riesgo de tener problemas respiratorios.
El moho afecta sobre todo a las frutas blandas. Lo ideal es desechar las frutas que presenten moho o partes ennegrecidas y separarlas de las que están en buen estado, para evitar el contagio pues como dice el dicho, una manzana podrida pudre a las demás. También es indispensable limpiar a fondo el área donde estaban.
Lo ideal es desechar las frutas estropeadas separándolas del resto, con lo que conseguiremos evitar el contagio. Igualmente, es fundamental limpiar bien a fondo el área donde se encontraban, ya se trate del refrigerador o el frutero.
Estás expuesto a lo que los expertos llaman enfermedades transmitidas por los alimentos. También puede ser que al comer frutas con hongos no pase nada, pues ni los mohos ni las bacterias sobreviven en el estómago en cantidades mínimas; sin embargo, dependiendo de lo que te lleves a la boca variarán los efectos y la gravedad de la situación, aclara Villanueva.
Si eres muy sensible podrías experimentar síntomas molestos, como vómitos, náuseas y diarreas. En el peor de los casos hablamos de intoxicaciones crónicas así que no; mejor no intentes rescatar esa fruta o carne que tiene un poquito de hongos.
Y si quieres saber si puedes comer papas con brotes pasa por aquí.
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