Hoy en día, nuestra alimentación y entorno de consumo están repletos de ingredientes que, más qeu hacernos bien, perjudican nuestra salud. En realidad, la mayor parte de las enfermedades metabólicas, incluídas la obesidad, están mediadas por un proceso inflamatorio que se puede controlar (y que en realidad, se detona) a partir de nuestra alimentación. Seguro ya habías escuchado hablar de ello, por eso te contaremos en qué consiste una dieta antiinflamatoria.
Estudios de años atrás confirmaban que una alimentación rica en harinas refinadas y carnes rojas, pero con escasa cantidad de frutas y verduras tiene un efecto inflamatorio en nuestro cuerpo que conduce a enfermarnos.
La inflamación crónica relacionada con la alimentación se asocia principalmente con la presencia constante de ciertos alimentos que pueden desencadenar respuestas inflamatorias en el cuerpo.
Según the Houston Methodist, La inflamación por sí misma no es mala, ya que es un signo que ayuda a poner alerta sobre algo que no está funcionando bien. Sin embargo, si se mantiene esta inflamación de forma prolongada y de bajo nivel puede contribuir al desarrollo de diversas enfermedades crónicas.
Esta inflamación es la madre de enfermedades como el cáncer, diabetes, enfermedades gastrointestinales y cardiovasculares, entre otras.
Estos son algunos síntomas que pueden ser una señal de que hay un problema de inflamación y que sería buena idea comenzar una dieta antiinflamatoria cuanto antes.
No se trata de una dieta de moda ni de revista, tampoco una opción que se destina a la pérdida de peso (aunque puede tener este efecto de forma indirecta) sino que se denomina dieta antiinflamatoria a aquella que reúne los nutrientes y componentes que ayudan a evitar o disminuir procesos inflamatorios en el cuerpo.
Una dieta antiinflamatoria , como su nombre lo indica, es básicamente aquella que ayuda a reducir la inflamación en nuestro cuerpo. La clave aquí es optar por alimentos de alta calidad que contengan nutrientes conocidos por sus propiedades antiinflamatorias. Además, se ha comprobado que seguir una dieta mediterránea también puede disminuir la inflamación en el cuerpo.
Una alimentación con efecto antiinflamatorio incluiría grasas saludables, especialmente el aceite de oliva extra virgen. Este no solo proporciona grasas beneficiosas, sino que también contiene oleocanthal, que tiene efectos antiinflamatorios similares a los del ibuprofeno en nuestro organismo. ¡Así que, a disfrutar de una comida deliciosa y antiinflamatoria!
No tienes que eliminarlos por completo, pero sí puedes priorizar la ingesta de otro tipo de alimentos sobre estos. De vez en cuando no hace daño.
Estos pueden causar picos en los niveles de azúcar en sangre, desencadenando respuestas inflamatorias y contribuyendo a condiciones como resistencia a la insulina y enfermedades metabólicas.
Las grasas saturadas (presentes en alimentos como carnes grasas y productos lácteos enteros) y las grasas trans (en alimentos procesados) pueden aumentar la inflamación y elevar el riesgo de enfermedades cardíacas y otros trastornos inflamatorios.
Contienen aditivos, grasas poco saludables y azúcares añadidos, lo que puede desencadenar inflamación en el cuerpo y contribuir a diversas enfermedades crónicas.
Estos alimentos tienen un alto índice glucémico, lo que significa que pueden aumentar rápidamente los niveles de azúcar en la sangre, favoreciendo la inflamación y condiciones como la resistencia a la insulina.
Contienen compuestos proinflamatorios y grasas saturadas que, cuando se consumen en exceso, pueden contribuir a la inflamación crónica y aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares y cáncer.
El consumo excesivo de alcohol puede irritar el sistema digestivo y aumentar la permeabilidad intestinal, lo que contribuye a la inflamación sistémica y afecta la salud general.
Aunque algunos productos lácteos pueden ser parte de una dieta saludable, los lácteos enteros en exceso pueden proporcionar grasas saturadas que contribuyen a la inflamación y afecciones como enfermedades cardíacas.
Un exceso de sodio puede provocar retención de líquidos e inflamación. Además, los alimentos procesados a menudo contienen altos niveles de sodio, por lo que es importante controlar su ingesta.
Al evitar estos alimentos y optar por opciones más saludables, como frutas, verduras, grasas saludables, y proteínas magras, puedes contribuir a reducir la inflamación en el cuerpo y promover una mejor salud a largo plazo.