Posiblemente la película más representativa del cine gastronómico. Una obra maestra que conjunta la belleza de lo culinario y lo profundo de la cinematografía. El Festín de Babette demuestra el encanto del mundo culinario a través de pequeños detalles, secuestra nuestros sentidos y los mantiene inertes por ratos.
Para celebrar la relevancia y representatividad del mundo gastronómico en esta película, te proponemos realizar la famosa receta de Blinis Demidoff.
El Festín de Babette es una representación cinematográfica del director Gabriel Axel sobre el relato de la escritora danesa Karen Blixen, cuyo pseudónimo literario era Isak Dinesen. Una obra danesa con una notable relevancia para el país.
La película inicia en el remoto poblado de Jutlandia a mediados del siglo XIX. Nuestra protagonista Babette es una talentosísima chef francesa, sin embargo, se encuentra refugiada en el país mientras escapa de la violencia de su país.
Babette, refugiada en un pequeño pueblo de pescadores, debe hacer lo que sea por sobrevivir, por lo que encuentra trabajo como ayudante de dos hermanas viudas. La comunidad juega un papel preponderante en la cinta, pues al unísono crea un ambiente riguroso y un tanto austero para la protagonista.
Al ser una comunidad con creencias arraigadas, sobre todo con su compromiso con Dios, existe un permanente rechazo hacia lo frívolo de la vida. La llegada de Babette dispone un cambio para la pequeña y aburrida isla, aunque eso está por cambiar.
Babette gana la lotería y dedica ese premio para organizar un agapé fenomenal para todos ellos. Un gasto desmesurado que será el inicio de la transformación de todos ellos, una chance para abrir su corazón a los demás.
Lo relevante de esta película, es el poder de transformación que tiene la comida. Al inicio de la película observamos como los protagonistas comen por el simple acto de ser una necesidad fisiológica. Comida insípida, sosa y triste, algo que hace que Babette sufra terriblemente.
Gracias al banquete, eso cambia y Babette les demuestra que el acto de comer puede ir más allá que eso. Es un acto de sublime, lleno de belleza y que permite disfrutar el hecho de vivir. La película es una oda a la gastronomía, una celebración de lo culinario y representación fiel de la pasión que alguien puede tener por la comida.
El Festín de Babette ganó el Óscar a la mejor película de habla no inglesa. Una puesta escena reflexiva y muy íntima, sobre la capacidad humana para crear un ambiente hospitalario y desarrollar experiencias que abriguen el corazón.
Babette manda traer productos gourmet de la más alta calidad, la velada tiene que ser perfecta y quiere demostrarles a los puritanos residentes de la isla, que en el acto de comer se puede gozar.
Este es el menú que elaboró Babette con los ingredientes importados, más sofisticados y refinados que pudo encontrar.
Para celebrar el legado de una de las películas más importantes dentro del cine que rinde culto a la gastronomía, hagamos estos Blinis Demidoff del Festín de Babette.