Las Águilas del América no solo están rompiendo redes en el campo, ¡también están dejando a todos con la boca abierta con su nuevo jersey! Esta vez, el equipo ha decidido rendir homenaje a la naturaleza mexicana de una manera única y deslumbrante. ¿La estrella de la colección? Nada menos que los nopales morados, esos cactus tan especiales y endémicos que le dan un toque muy morado a la indumentaria del equipo.
Esta decisión está causando un gran revuelo en redes sociales por detalles obvios: no están utilizando los clásicos colores del “Ame”, pero sin duda alguna vale la pena ponerle atención. Es una elección muy interesante para su nuevo uniforme ‘de clausura’ porque rinde homenaje a una especie de nopales morados que sólo se dan en una zona del país.
La Zona del Silencio en Durango ha capturado la atención de muchos debido a sus leyendas y enigmas, pero también por su extraordinaria flora y fauna. En el corazón de este desierto, se encuentra el nopal opuntia violácea, una especie única que se tiñe de violeta durante las heladas invernales, que agrega un toque mágico al paisaje.
Según explica la página de la Facultad de Ciencias de la UNAM, esta zona se encuentra en la Reserva de la Biósfera de Mapimí, un lugar desértico que se cobró fama porque un satélite artificial cayó en los años setenta en la zona.
Esta cactácea, la única en el mundo con este color inusual que va del violeta al púrpura intenso, alcanza alturas impresionantes de hasta un metro y medio. Durante la temporada de sequía y las heladas del invierno, el nopal transforma su color verde característico en un morado vibrante, convirtiéndose en una de las plantas más fotografiadas de la región.
Cuando las nopaleras se vuelven moradas, un espectáculo natural único se despliega en el desierto de Durango. Decenas de viajeros llegan para presenciar con asombro el cambio de color que ofrecen los cactus, transformando el paisaje en una maravilla morada que deja a todos maravillados.
Su color morado no es simplemente un capricho de la naturaleza; es una respuesta natural a las condiciones extremas del clima y del suelo de la zona. La transformación de los nopales morados responde al desafío de heladas y sequías durante el invierno, que cambian su color verde por un púrpura intenso.
Aunque algunos podrían interpretar su color como algo fuera de este mundo, la verdad es que este fenómeno se debe a la resistencia y adaptación de esta especie a las condiciones extremas del desierto.
El color morado es un indicativo que a estas plantas les hace falta agua, según dice la bióloga Gabriela Jiménez Casas, investigadora del Instituto de Ecología de la UNAM.
Según la experta, en época de sequía, la clorofila y los cloropastos se sustituyen por caratenoides (otros pigmentos de color morado, que están presentes en las fresas o betabeles) al no recibir suficiente agua.
En este rincón especial de Durango, donde la historia prehistórica se revela a través de fósiles marinos en la arena del desierto, los nopales morados se erigen como un testimonio vivo de la asombrosa adaptación de la naturaleza a su entorno.