Corea del Sur es conocida por ser uno de los países orientales con una las tradiciones culinarias más ricas. Variedad de platillos tradicionales desfilan por las calles de Seúl, una de las capitales gastronómicas de la comida callejera del mundo. En el último año los coreanos se han tenido que enfrentar a un dilema que ha dividido a la población. El consumo de carne de perro, actividad legal en aquel país, podría ser prohibido de ahora en adelante.
De acuerdo a un proyecto de ley establecido por el Gobierno Coreano y el Partido del Poder Popular, en el cual establecen que a partir del 2027 quedaría prohibido el consumo, crianza y distribución de carne de perro para consumo humano.
La ley tendrá que ser aprobada por el parlamento, una etapa en la que se han detenido varias propuestas similares en el pasado. El consumo de carne de perro es culturalmente una de las prácticas ancestrales de Corea del Sur. Por lo que ha generado una fuerte conmoción en la población.
Parte de la ley estipula que darían alrededor de tres años de período de gracia para que cualquier tipo de granja, mataderos y distribuidoras que se dediquen a la producción de carne de perro, modifiquen hacia otro tipo de negocio. El gobierno daría un apoyo financiero para este tipo de industrias y no queden desamparados.
Productores de carne de perro rechazan la posible ley y los movimientos en contra de la industria. Son más de 400 restaurantes en los que se sirven carne de perro. Otros países asiáticos como China, Indonesia, Vietnam y Corea del Norte comparten todavía una de las tradiciones gastronómicas más antiguas.
Para este gremio, la producción de carne de perro significa un estilo de vida y una parte de la cultura e identidad coreana. Una costumbre que están dispuestos a defender. Aunque de acuerdo con una encuesta realizada por la empresa Gallup Corea en el 2022 mostró que solo el 8% de los coreanos consumen este tipo de carne.
Uno de los platillos tradicionales más consumidos elaborado con carne de perro es el bosintang. Una sopa coreana (Norte y Sur) que se consume por tradición durante el verano, pues se considera que ayuda a sobrellevar el calor.
Se prepara con verduras, doenjang (salsa tradicional de soja fermentado y sal) y con gochujang (salsa picante de chiles rojos fermentados). Se le atribuyen múltiples propiedades nutricionales de gran valor y está muy vinculado a la virilidad.
Ha sido una de las principales causas de resistencia, pues es uno de los platillos típicos favoritos de la población adulta mayor. Esta preparación ha dejado de tener un vínculo significativo con una población más jóven, uno de los motivos principales para buscar su prohibición.
Apoyados por la primera dama Kim Keon Hee, grupos defensores de los derechos animales han protestado y combatido el consumo de la carne de perro. Protestas que anteriormente han acabado en un total fracaso. Pero que ven con buenos ojos la aprobación de esta ley.
Humane Society International, una de las asociaciones encargadas de apoyar este proyecto de ley, aboga porque Corea del Sur cambie su historia. Más de 1 millón de perros son matados para consumo humano. Gracias a HSI cerca de 18 granjas de perros han sido transformadas a industrias de plantación de chiles o perejil.
De acuerdo con información de HSI, en Corea del Sur la mayoría de los coreanos no consume perro, además aseguran que la creencia de que el platillo icónico el bosintang enfría el cuerpo y aporta estamina durante el verano, no es real. El consumo de carne de perro ya ha sido prohibido en muchos otros países que tenían esta costumbre: Taiwan, Hong Kong, Filipinas, Tailandia y Singapur son ejemplo de ello.
Para las organizaciones de los derechos animales, las prácticas de muchos de estos negocios son de crueldad animal y buscan erradicarlas ya. Es una realidad que para el gobierno coreano, la prohibición de este tipo de carne, va más relacionado a modificar la imagen internacional del país.
Han existido en los últimos años muchas críticas del extranjero y buscan callarlas. Es una realidad que consumir carne de perro en occidente es considerado todo un tabú, tal vez sea cuestión de vínculo emocional. Pero esta ley nos demuestra que va más allá de eso y los países orientales también quieren cambiar.
Sin duda, Corea del Sur se encuentra en un punto neurálgico de su historia. Un momento de transición que busca cambiar partes de sus prácticas culturales y sociales. Con la prohibición, parte del legado culinario de Corea del Sur sufriría algo sin precedentes, un veto a las prácticas alimenticias y dietéticas del país.
Las consideraciones éticas del consumo de carne de perro y del bienestar animal en Corea del Sur, abren las puertas a más posibles prohibiciones de otras índoles. Un acto que podría desencadenar en cambios a las tradiciones culinarias, no solo de aquel país, sino en todo el mundo. Una interesante reflexión sobre la alimentación, ética y el legado cultural.