La película Killers of the Flower Moon o Asesinos de la Luna nos abrió un nuevo mundo que pocos conocíamos. Es una realidad que el mundo de los pueblos originarios de Norteamérica, principalmente de Estados Unidos y Canadá, aún es muy ignorado. La película del cineasta Martin Scorsese nos permitió acercarnos a una cultura poderosa e interesante. Descubre un poco más de la gastronomía de los osage, una civilización única y especial.
Recordemos que el día de Acción de Gracias es una celebración oficial en los países del norte de América. Es un día de agradecimiento y júbilo, que también tiene una estrecha relación con el festival de la cosecha, una festividad medieval en la que se agradece por los alimentos recibidos en la cosecha.
Con la llegada de los colonos ingleses a territorio americano esta festividad se reforzó y adoptó un nuevo cariz. En esta tradición moderna, los peregrinos ingleses agradecían a la tribu de nativos wampanoag por ayudarles a sobrevivir. Estos les entregaron semillas y les enseñaron técnicas de caza y pesca.
Con los años quedó la tradición y agradecimiento a las tribus nativas, desgraciadamente ya sabemos la historia del enfrentamiento de los colonos y los pueblos originarios. Aún así muchos de estos pueblos sobrevivieron y vagaron por los distintos territorios de lo que hoy es Estados Unidos.
La película basada en el libro del mismo nombre nos cuenta la historia de una familia osage. Una tribu que habitó el condado de Oklahoma a inicios del siglo XIX y al ser dueños de tierras con petróleo, se convirtieron en las personas más ricas del planeta. Motivo por el cual años más tarde, a inicios del siglo XX, serían perseguidos hasta la muerte.
La Nación Osage eran conocidos como los “hijos de las aguas medias”, una raza de hombres altos y fuertes. Al habitar en las llanuras, los osage combinaban la caza junto con la agricultura. Una de las actividades principales era la caza de bisontes. Aunque también hacían lo mismo con ciervos, castores, zarigüeyas, ardillas y osos.
Vivían de forma nómada y trasladaban sus casa, cubiertas de pieles, corteza y tierra por todos los valles centrales. Killers of the Flower Moon nos narra una historia real y la historia de Mollie Kyle, una osage bien adinerada enamorada de Ernest Burkhart, un militar blanco que ha regresado de la Primera Guerra Mundial. A través de la historia conocerás las intenciones de Ernest y te adentrarás al mundo osage
En la película podemos notar varias referencias gastronómicas, inclusive hay una escena en la que se están cenando y podemos admirar un gigantesco pedazo de bisonte. La gastronomía osage, como muchas de las gastronomías de los pueblos originarios estaba muy ligada al consumo de productos locales como maíz, frijoles y calabaza (Las Tres Hermanas).
También consumían frutos silvestres como arándano, frambuesa y mora azul; semillas como arroz salvaje, maní y girasol; tubérculos como el camote y la papa, además de cacao. Una gastronomía muy similar a las de civilizaciones mesoamericanas.
Algunos de las preparaciones típicas son: pan de elote, leche de nuez, hominy (maíz seco y nixtamalizado), hush puppy (masa de elote cocida), kanuchi (sopa de nueces) y el sofkee (sopa de maíz).
Como parte de sus costumbres, los osage solían realizar diferentes ceremonias como la de agricultura, matrimonio y guerra. Celebraciones de diferentes índole donde se bailaba, comía y bebía. Elaboraban fermentados de bayas silvestres y semillas con los que se embriagaban, pues consideraban que es un estado que los acercaba a sus dioses.
Pero era durante estos días ceremoniales y de festividad donde la caza tomaba mayor relevancia. Cazar era un acto religioso, en el que se encomendaba a las divinidades máximas para conseguir el objetivo. Los osage de alto rango se encargaban de hallar las manadas de bisontes, aunque a veces solo conseguían conejos que asaban en el fuego.
Killers of the Flower Moon nos demuestra lo conflictivo que fue para los osage y todas las comunidades sobrevivir en un mundo dominado por el hombre blanco. Una comunidad de nativos americanos orillados a la extinción debido a la imposición de nuevas normas y un estilo de vida colonial. Sus costumbres y tradiciones fueron erradicadas y modificadas, entre ellas su alimentación, algo que se puede ver en el film.
Consecuencia de un cambio cultural radical, los osage sufrieron de diversas enfermedades que antes no tenían. Mollie la protagonista, un ejemplo de ello, pues sufre de diabetes. Probablemente se deba a que la constitución física y evolutiva de este grupo no estaba lista para los cambios en su dieta.
Los osage son un pueblo que prevalece y que se resiste a la extinción. Mantenerse firmes y ligados a su legado cultural les permitirá lograrlo. Su gastronomía es parte de esa identidad culinaria que poco a poco desaparece, pero entender la relevancia de su alimentación nos ayudará a mantenerla presente.
Killers of the Flower Moon es una película que nos muestra la transformación cultural y gastronómica de una población nativa y ancestral, al borde la extinción.