En el corazón de México, entre colinas y valles que resguardan siglos de historia, se encuentran los viñedos en Guanajuato, una joya vitivinícola que, aunque no ha sido tan reconocida como sus contrapartes en el Valle de Guadalupe o Querétaro, se erige como el territorio vinícola más antiguo del país.
Conocemos y adoramos Guanajuato por muchos motivos: sus maravillosos templos, la deliciosa gastronomía, sus cocineras tradicionales y toda la historia que albergan sus monumentos; pero hasta hace muy poco se comenzó a escuchar del vino de esta región.
Estos viñedos, cargados de historia y legados, tienen un profundo vínculo con los primeros días de vida de nuestra nación.
Aunque el vino, ese elixir del dios Baco, no es nativo de estas tierras, desde su llegada ha hallado un nuevo terruño en Guanajuato y lo ha adopado como su nuevo hogar, de maneras que deberían llenarnos de orgullo. Descubre el día de hoy con nosotros la rica historia y el florecimiento actual de los viñedos de Guanajuato, donde cada botella es un testigo de la fusión entre la tradición y la innovación.
El vino llegó a México de la mano de los españoles durante la conquista. Los conquistadores ejercieron su influencia no solo en términos territoriales y religiosos, sino también en el mundo de la enología. Hernán Cortés, al reconocer las idóneas condiciones del suelo y clima en nuestro país, dio la orden de plantar mil cepas de vid por cada cien indígenas. Guanajuato, con su clima favorable, rápidamente se convirtió en un centro de producción de uva.
Sin embargo, el vínculo entre Guanajuato y el vino tomó un giro interesante en el siglo XVI, cuando Miguel Hidalgo asumió el curato de San Felipe tras la muerte de su hermano, en una región que albergaba comunidades como la Villa de Dolores (hoy conocida como Dolores Hidalgo). Bajo su tutela, Hidalgo enseñó a sus feligreses a cultivar la tierra y plantar viñas. La calidad de los vinos que producían llamó la atención, incluso del rey Felipe II de España.
Esta calidad excepcional de los vinos guanajuatenses se convirtió en una competencia directa para los vinos producidos en Cataluña, España. Esta preocupación llevó a Felipe II a tomar medidas drásticas: ordenó la destrucción de los viñedos en Guanajuato con el fin de proteger la reputación de los vinos que se producían en la península.
Si reflexionamos sobre nuestras lecciones de historia, una de las razones insospechadas que impulsaron a figuras como Miguel Hidalgo y otros criollos españoles a buscar la independencia años más tarde fue la defensa de los viñedos de México y el derecho de los nativos a trabajar tus propios terruños. La historia revela que, aunque pueda parecer inusual, este aspecto desempeñó un papel significativo en la lucha por la independencia del yugo español.
En el siglo XIX, Porfirio Díaz impulsó la producción de vino en México al importar más de un millón de cepas de Europa. En ese momento, la industria del vino estaba en auge en nuestro país. Sin embargo, este florecimiento se vio interrumpido durante la época de la Revolución. A pesar de ello, la pasión por el vino resurgió a finales del siglo pasado, dando inicio a una nueva era en la producción de vino principalmente en Querétaro y Baja California. Esta resurrección del vino refleja la perseverancia de la gente y su compromiso con la historia y la tradición.
Desde entonces, han surgido viñedos icónicos, y México se ha convertido en un punto de referencia en la industria vitivinícola a nivel mundial. Este año, las bodegas mexicanas han obtenido tres medallas de gran oro en el Concours Mondial de Bruxelles 2023, además de 43 medallas de oro y 39 de plata. Estos reconocimientos destacan la calidad de los vinos producidos en nuestras tierras y consolidan a México como un actor importante en el escenario vinícola global.
En Guanajuato, se ha trazado la Ruta del Vino del Valle de la Independencia, una emocionante travesía que permite a los visitantes sumergirse en la historia y el presente de los viñedos y bodegas de la región. A lo largo de este recorrido, los viajeros tienen la oportunidad de descubrir distintos pueblos y ciudades del estado, como los encantadores Pueblos Mágicos de Comonfort y Dolores Hidalgo, así como la icónica ciudad Patrimonio de la Humanidad, San Miguel de Allende.
Dolores Hidalgo, cuna de la independencia mexicana, tiene una relación centenaria con el mundo del vino, que se remonta al siglo XIX y está intrínsecamente ligada a la figura de Miguel Hidalgo, uno de los líderes de la independencia, que enseñó a los indígenas a cultivar viñedos. A lo largo de su historia, el vino ha desempeñado un papel fundamental en este pueblo, convirtiéndolo en uno de los principales destinos enoturísticos de México, además de sus atractivos culturales.
San Miguel de Allende, otro punto de parada imperdible en la Ruta del Vino de Guanajuato, es una ciudad Patrimonio de la Humanidad, conocida por su arquitectura rica y diversa, sus calles coloridas y su rica historia que la posiciona como una de las ciudades más hermosas de México. Esta ciudad encapsula el pasado colonial del estado y ofrece un equilibrio perfecto entre tradición, modernidad, historia y cultura.
Los viñedos guanajuatenses no solo ofrecen paisajes hermosos, sino también la oportunidad de participar en las vibrantes vendimias.
Estas festividades vinícolas, que tienen lugar en agosto y septiembre, te brindan la oportunidad perfecta para degustar una variedad de vinos de la casa. Al llegar, recibirás una copa y podrás probar todos los vinos que desees, acompañados de deliciosa comida. Además, en estas fiestas, que evocan la esencia de Dionisio, puedes unirte a la cosecha y al proceso de pisar las uvas, sumergiéndote en una experiencia única e inolvidable.
Si visitas los viñedos en otra época del año y no quieres perderte la experiencia, aún puedes explorarlos. En Guanajuato, hay numerosos viñedos que ofrecen recorridos completos donde podrás aprender todo sobre el proceso de elaboración del vino. También tienes la opción de disfrutar de un maridaje con vinos de la casa, guiado por un experto sommelier. Saldrás de la experiencia como un conocedor del vino y esto se convierte en el plan perfecto para un fin de semana de desconexión total.
Ubicada a poca distancia de San Miguel de Allende y a solo minutos de Dolores Hidalgo, Guanajuato, Tres Raíces es una joven pero destacada bodega. Han ganado medallas de Gran Oro por su Pinot Noir. Esta vinícola mexicana se dedica a promover la enología y el enoturismo en Guanajuato. Sus más de 60 hectáreas de viñedos, espejos de agua y cavas subterráneas ofrecen una experiencia única. No te pierdas la oportunidad de convertirte en “enólogo por un día” y crear tu propia botella de vino personalizada.
Si eres un amante del vino, es posible que ya conozcas los vinos de Cuna de Tierra. Este viñedo se encuentra en Dolores Hidalgo, a poco más de 30 minutos de San Miguel de Allende. Con casi 40 años de historia, es el viñedo más antiguo de Guanajuato y un referente enológico en México. Además de sus vinos excepcionales, ofrece un ambiente auténtico de amistad y pasión por el vino.
Este es un viñedo boutique situado entre San Miguel de Allende y Dolores Hidalgo. Aunque es joven, el enólogo Ulises se dedica meticulosamente a su cuidado. Sus vinos, que siguen principios de baja intervención, ya son de alta calidad, lo que promete un emocionante futuro para esta bodega.
Con una ubicación privilegiada entre San Miguel de Allende y Dolores Hidalgo, Viñedo San Miguel es otro destino vinícola que no debes pasar por alto en Guanajuato. Su combinación de clima y terreno proporciona un entorno ideal para la producción de vinos excepcionales. Aquí, puedes disfrutar de recorridos enológicos y degustaciones que te sumergirán en la cultura vinícola de la región. Han recibido premios, como una medalla de oro por su etiqueta Syrah de 2021 y por la “mejor experiencia en Viñedos” en Guanajuato.
Si ya te quedaste picado, no dejes de visitar los viñedos en Guanajuato es una experiencia enriquecedora que te permite explorar la historia vinícola de la región. Además, te brinda la oportunidad de sumergirte en la cultura del vino y aprender sobre su proceso de elaboración. Al finalizar, te sentirás como un auténtico experto en vino, y esta aventura se convierte en el plan ideal para desconectar durante un fin de semana.