Una de las recetas más clásicas de la gastronomía española. El marmitako es una preparación que se enseña en la casa y que se siente completamente hogareña. También conocida como la marmita de bonito, este platillo es originario de la zona norte de España. La marmita es un guiso hecho originalmente por pescadores. Pero con el tiempo pasó a ser parte de la cocina del hogar y llegó a ser un elemento más del repertorio de la comida reconfortante de todo español. La receta de marmitako de la abuela, es muy codiciada hoy en día, pues contiene buen sabor, productos de calidad y sobre todo mucho amor.¡Descúbrela con nosotros!
Se le llama bonito a un tipo de pescado robusto y gris. Es considerado de la familia del atún sobre todo por su gran tamaño. Es uno de los principales productos que se consigue en el mercado pesquero español. Habitan en aguas frías de la costa Cantábrica; España siempre se ha caracterizado por ser una nación pesquera, abasteciéndose internamente con el 60% de su producción y además, es el país de la Unión Europea con mayor cosecha acuícola con el 25.3%.
Como una excelente fuente de vitaminas, grasas y proteínas, el bonito se ha instaurado en la identidad culinaria del norte de España. Una zona especialmente ligada al mar y a sus productos que son parte del día a día de cualquier asturiano, vasco o cántabro.
La marmita es una especie de olla que cuenta con una tapa que le ayudará a que se aproveche al máximo el vapor. También se le conocía como cazuela o puchero. Es un clásico caldero con tapa en el que se preparaban cualquier tipo de caldos y potajes. Originalmente hechas de hierro, pero con el tiempo se fueron diversificando hasta crearse algunas con barro o cerámica.
A las marmitas, desde la época medieval se les han atribuido características mágicas. Ligadas a lo enigmático, oculto, sanador y sobre todo se creía que de los brebajes realizados se podían obtener poderes. Las marmitas han sido representadas en miles de películas, series e historietas, quién no recuerda a los maravillosos Astérix y Obélix. Unos curiosos galos, que gracias al poder de Astérix y que Obélix obtuvo su poder al caer en la marmita del druida, pudieron derrotar al Imperio Romano.
Este tipo de preparaciones hechas en marmita o caldero, gracias al fogón de la casa, siempre han estado ligadas a la idea del hogar. Un espacio de refugio que permite disfrutar de la familia y abogar por las ideas de seguridad, cariño, pertenencia y amor. El calor del hogar a través de la comida alberga recuerdos y memorias donde no solo se alimenta al cuerpo sino al alma. La receta de la abuela será un recordatorio constante de ello.
Conocida así en los Países Vascos, pues es la traducción literal “de la marmita” al euskera (lengua vasca), mientras que en regiones como Asturias y Cantabria, se le conoce como “marmita de bonito”. Es una elaboración práctica y muy humilde, que preparaban los pescadores durante sus largas jornadas de trabajo, que podían durar varios meses. Un guiso que les permitía usar todos los recursos que tuvieran a la mano y complementarlos con parte de la pesca del día.
Después de la conquista española en tierras mesoamericanas, los españoles encontraron en la papa un excelente recurso que aporta una gran cantidad de carbohidratos y que toma mucho tiempo en descomponerse. Es por ello que los pescadores, lo valoraban como un producto indispensable para su viajes. Es así como el marmitako siempre estaba hecho con papas y también con pimientos.
El marmitako puede hacerse con casi cualquier tipo de pescado, sin embargo, el bonito o atún blanco, es el típico ya que abunda mucho en esas aguas. Pero en la actualidad se prepara con casi cualquier pescado: salmón, abadejo o mero, son los más comunes.
Una preparación ligada a la familia no puede resguardarse, se debe compartir. Así podrá convertirse en parte de tu repertorio de recetas y poder disfrutar de su sabor reconfortante y necesario cuando el alma lo exija.
Para la abuela era muy importante toda la preparación previa, era un tanto metódica. Podrías encontrar cortes desprolijos pero siempre sabía igual. La abuela no solía prepararlo mucho, pero cada vez que lo hacía salía el sol, mi día se iluminaba, espero sea lo mismo para ti.
Días de lluvia, días soleados, a las prisas, con productos de hoy, con productos de ayer; no importaban las condiciones, siempre sabía igual. Al igual que Obélix, este brebaje del caldero me otorgaba poderes curativos cada vez que me sumergía en él. Poderes mágicos de una hechicera poderosa.
La comida del hogar, como el marmitako, son el pegamento que une a la familia. Pero que también nos une cuando nos sentimos rotos, mantiene las cosas juntas cuando más lo necesitamos. Nos da la oportunidad de compartir con los seres que más queremos cuando más lo necesitamos. Es el ingrediente secreto que permite cambiar una casa en un hogar, hacerlo tuyo, en cuerpo y alma. No podemos olvidarnos de la comida reconfortante y amorosa que nos aporta nuestra familia, ¡disfrutémosla!
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