Marisol Vázquez Rojas dejó de irse a dormir con el estómago vacío desde que comenzó a recibir la ayuda de la red de Banco de Alimentos de México (BAMX).
Rojas forma parte de una de las 1.7 millones de personas que son beneficiadas por los bancos y que han hecho una gran diferencia en su vida.
“Doy infinitamente las gracias a Dios y a cada una de las personas que me han apoyado y que saben y comprenden mi situación. Soy una de las personas que han recibido apoyo desde hace 4 años del Banco de Alimentos. Muchísimas gracias por tocarse su corazón y apoyarnos. Dios les bendiga y les multiplique”.
Desafortunadamente, el esfuerzo que realiza la red de Banco de Alimentos no es suficiente para atender a los 9.1 millones de mexicanos que viven en pobreza extrema, de acuerdo con el informe más reciente del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), organismo encargado de la medición oficial de la pobreza en México, con cerca de 126 millones de habitantes.
Frente a esta realidad, la red es fundamental para quienes no pueden cumplir la mayoría de sus necesidades básicas. En entrevista para Animal Gourmet, Mariana Jiménez Cárdenas, CEO de BAMX, asegura que para lograr ayudar a más instituciones o personas que viven en inseguridad alimentaria es necesario más recursos económicos para la operación del modelo logístico, para rescatar y redistribuir los alimentos.
“Se requiere de muchos recursos porque lo hacemos con los propios, con infraestructura propia, es decir, con nuestros camiones, nuestro personal remunerado, nuestros almacenes, con nuestras cámaras de refrigeración y todo eso cuesta finalmente”.
Señala que para recuperar más alimento se necesitan más aliados; asociaciones, consejos, cámaras empresariales y sociedad civil. Actualmente, BAMX rescata solo el 1% de lo que se produce en México, con lo que se ayuda a cerca de 2 millones de personas.
BAMX es una organizaciones sin fines de lucro que se dedica a crear alianzas con todo el ecosistema agroalimentario para que a través de la donación se pueda prevenir que los alimentos se desperdicien y sea distribuidos a personas que viven en inseguridad alimentaria, actualmente, la red ha logrado el rescate y la redistribución de más de 150 millones de kilos de alimentos aptos para consumo humano, es decir, alimentos que todavía son consumibles y aprovechables y que no llegan a la mesa de los mexicanos, señala Mariana Jiménez.
Es importante entender el desperdicio y sus etapas. De acuerdo con FoodPrint, empresa dedicada a la investigación y educación sobre prácticas de producción de alimentos, existen dos tipos de desaprovechamiento de alimentos:
Cada minuto en México se van a la basura dos tráilers completos de comida con una variedad de aproximadamente 72 alimentos, una cifra alarmante que las leyes mexicanas así como la población no contribuimos para cambiar esta realidad.
De acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), en nuestro país se estima que se desperdician en toda la cadena de suministro, desde el campo hasta los hogares, alrededor de 30 millones de toneladas de alimentos cada año, aptos para consumo humano.
Mariana Jiménez destaca que en muchos países en vías de desarrollo, una gran cantidad de alimentos se pierden en la fase de producción, cosecha, post-cosecha y traslado. Algunas de las razones de este problema son:
La pérdida y el desperdicio de los alimentos proviene de los puntos de la cadena alimentaria: en las granjas, barcos de pesca, durante el procesamiento, la distribución, en las tiendas minoristas, en restaurantes, hoteles y en los hogares, puntualiza la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco).
Al hablar de la distribución hablamos de otro punto crítico de nuestro país, la inseguridad en las carreteras, así como los caminos intransitables y la infraestructura inadecuada para el transporte de alimentos desde el campo hasta los mercados mayoristas. Esto hace que sea difícil para los agricultores llevar sus productos al mercado y se desperdicien.
Los hogares son los responsables de la mayor parte del desperdicio de alimentos, el Índice de desperdicios de alimentos 2021, publicado por el PNUMA , estimó en 2019 que el 61% del desperdicio de alimentos de 931 millones de toneladas provino de hogares, 26% del servicio de alimentos y 13% restante del comercio minorista, como supermercados o pequeños almacenes.
¿A qué se puede deber esta cifra brutal a la que contribuimos? Se debe a un gran número de factores, uno de ellos es la nula información que tenemos al respecto sobre qué diferencía la fecha de consumo preferente y la fecha de caducidad de los alimentos y que hace que tiremos toneladas de comida a la basura.
“Una vez que vence sabemos que todavía el alimento se puede aprovechar sin poner en riesgo a la población, sin embargo, la caducidad hace que nosotros inmediatamente lo tiremos sin que validemos antes que el alimento ya no es apto para consumo humano”, indica la CEO de la red del Banco de Alimentos de México.
Si bien para algunas personas tienen el mismo significado, en realidad son diferentes. Es importante saber en qué consiste esta información antes de adquirir algún alimento o bebida.
Fecha de caducidad: La fecha de caducidad indica el momento hasta el cual el alimento puede consumirse de forma segura.
Fecha de consumo preferente: La fecha de consumo preferente indica el momento hasta el cual el alimento conserva la calidad prevista.
La red de Banco de Alimentos de México distribuye los alimentos a instituciones como casas hogar, asilos de adultos mayores, centros de rehabilitación y grupos comunitarios que atienden a familias que viven en seguridad alimentaria
BAMX rescata alimentos de todo el ecosistema alimentario, desde hoteles, restaurantes, centros de abasto a través de sus camiones para después llevarlos a almacenamiento de cada uno de los bancos que conforman la red.
Con los productos en almacenamiento se realizan paquetes que son entregados cada 15 días a la población que ya está empadronada.
“Nuestro modelo de asistencia alimentaria se entrega a la misma población para que haya cambios en la seguridad alimentaria de esta población que ya identificamos que necesitan el apoyo”.
Para el caso de las comunidades que requieren de la ayuda, es necesario que un representante legal o el líder de la comunidad se acerque al banco de alimentos y solicite el apoyo. Se hace un levantamiento de estudio socio-nutricio, en el caso de las comunidades, y de estudio socioeconómico en el caso de las instituciones para validar que realmente necesitan el apoyo. A través de ese mecanismo se determina qué tipo de cuota de recuperación pueden pagar.
Jiménez Cárdenas indica que los alimentos que se entregan no se regalan ya que la ley del Impuesto Sobre la Renta (ISR) autoriza a los bancos a que soliciten cuotas de recuperación para poder sufragar sus operaciones ya que ningún banco opera su modelo logístico con ayuda gubernamental
“Somos organizaciones no gubernamentales, entonces todos la operación se sufraga a través de las cuotas de recuperación y el crecimiento de los bancos, es decir, si necesitamos camionetas o refrigeradores más grandes se logra a través de los recursos económicos que empresas, fundaciones o la misma sociedad civil aporta para que nosotros podamos crecer”.
La mayor parte de los beneficiarios paga el 10% del costo de los productos, sin embargo, hay quienes no logran cubrir la cuota por lo que se les regalan los alimentos. Jiménez nos revela que independientemente de lo que la población lleve, cuentan con una cuota fija y tienen subsidios para cubrir la diferencia de un paquete que lleva más alimento.
Además, la red de Banco de Alimentos cuenta con un modelo de atención alimentaria que busca el desarrollo de las familias beneficiadas para que dejen de depender de la asistencia del banco; a través del programa Alimento del Futuro se dota de herramientas para la empleabilidad y el autoempleo a los beneficiarios.
Jiménez asegura que a la fecha cuentan con 4 mil alianzas de todo el sector agroalimentario, luego de que se realizan pláticas de sensibilización en donde se busca crear conciencia sobre la gran problemática que significa el desperdicio de alimentos.
Como parte de su labor, Mariana se encarga de hablar sobre el impacto medioambiental y económico que tiene el desperdicio de alimentos en nuestro país y cómo juntos podemos ayudar y contribuir a revertir ese triple impacto negativo.
“Los sensibilizamos sobre los beneficios que tiene el donar, que al final tienen grandes beneficios para las empresas que producen y distribuyen alimentos porque reducen costos de almacenamiento e identifican sus puntos críticos de control”.
Para concretar la entrega de los productos recuperados, se requiere del apoyo de Alimento Para Todos (APT), una entidad logística sin fines de lucro y que forma parte de la red de Banco de Alimentos de México.
Su tarea primordial radica en el rescate de alimentos y bienes esenciales aún aptos para el consumo humano. Adicionalmente, asumen la responsabilidad de redistribuir estos recursos a la población en situación de pobreza en la Ciudad de México y su Zona Metropolitana.
En términos económicos se estima que para producir alimentos que van a terminar desperdiciándose se destinan alrededor de 491 mil millones de pesos, es decir, el 2.5 del Producto Interno Bruto (PIB).
Para temas medioambientales la situación no es más favorable, datos revelados en 2017 estiman que la cantidad de emisiones de efecto invernadero que generan los residuos orgánicos de alimentos no aprovechados es de alrededor de 36 millones de toneladas de CO2, equivalente a lo que contaminan 16 millones de automóviles anualmente.
También hay una huella hídrica, se estima que para producir alimentos que no van a llegar a ser consumidos se destina agua suficiente para abastecer al 100% de la población mexicana durante más de 2 años.
A través de la red BAMX realizan la campaña En México la Comida no se Tira, donde junto con la organización Pacto por la Comida, se busca crear conciencia sobre el impacto que tiene el desperdicio de alimentos.
https://www.youtube.com/watch?v=K7FHJSfsP2A
A pregunta expresa de qué podemos hacer como sociedad civil para reducir el desperdicio de alimentos, Mariana Jiménez, quien es nutrióloga egresada de la Universidad Autónoma de Guadalajara, nos compartió varios consejos valiosos que podemos llevar a cabo a partir de hoy.
Tanto Mariana Jiménez como quienes están detrás de la red de BAMX hacen un llamado a las autoridades mexicanas para que se regule la normativa actual y se coloque un clausulado para la donación.
Jiménez indica que en el estado de Nuevo León existe una ley donde se entrega un incentivo importante en el impuesto sobre nómina para las empresas que donan.
“Los incentivos fiscales a la donación como hay en otros países, en donde se premia, deja tú que se castigue por tirar comida que se premie por donar”.
Agrega que en Costa Rica, a partir de la pandemia, se logró promover una iniciativa de ley en la que los alimentos con fecha de consumo preferente vencida o próximamente a vencer no se pueden vender pero sí se pueden donar.
“Tenemos datos que demuestran el impacto tan grande que tiene la donación de alimentos, uno para prevenir esta gran problemática del desperdicio de alimentos, y dos para contribuir a reducir la inseguridad alimentaria en los grupos vulnerables”.
La también nutrióloga declara que actualmente ha habido una ola de persecución y estigmatización de los alimentos procesados y ultra procesados, sin embargo, dice que no hay alimentos buenos ni malos sino la mala nutrición en nuestro país y la falta de educación para tener hábitos de consumo responsables y saludables.
Finalmente, Mariana compartió con Animal Gourmet los cuatro pilares del Plan Estratégico de la red del Banco de Alimentos de México para 2026: