¿Un restaurante Michelin en México? Eso suena excelente, pero de momento no. Aunque en México no existen restaurantes con este reconocimiento, pudimos disfrutar de una experiencia en la que Carito Lourenço y Germán Carrizo, chefs argentinos en España cocinaron un menú al estilo de su restaurante Fierro en México por una noche.
La palabra Michelin hoy en día suena por todos lados. Para los amantes de la comida, es algo bien conocido. Es un sinónimo de distinción y de buena comida. Las estrellas Michelin son un reconocimiento casi a nivel mundial a los restaurantes que se destacan por crear comida excepcional. Aunque sabemos lo difícil que puede ser evaluar estos parámetros, las estrellas Michelin son símbolo de calidad en las experiencias gastronómicas.
La compañía de neumáticos hace más de 90 años creó esta excelente campaña publicitaria en la que califican con una, dos o tres estrellas a los diferentes restaurantes de Francia, esto con la intención de que la gente viera su guía y decidiera darse una vuelta en su coche. Hoy en día, este reconocimiento es un anhelo para muchos cocineros, pues se ha vuelto un parámetro de calidad para su trabajo.
Este reconocimiento aún no es universal, puesto que solo se dan a restaurantes con cierto perfil, principalmente a aquellos que desarrollan experiencias de “alta cocina” o fine dining, sin embargo, poco a poco se le ha dado más visibilidad a otros espacios de interés popular.
De igual forma, las estrellas Michelin se otorgan de momento únicamente en lugares como Europa, Japón y Estados Unidos. Países como México, Colombia, Perú, Argentina, entre otros, con una profunda riqueza gastronómica no son evaluados todavía. Los motivos son desconocidos, pero probablemente se deba a un conflicto de intereses.
Afortunadamente contamos en nuestro país con grandes amantes de la comida y en conjunto con el grupo de restaurantes Argentilia, lograron traer un restaurante Michelin a México.
El grupo Argentilia, dueños de restaurantes en el bajío como Hunger, Frascati y La Vaka, se encargaron de organizar una de las cenas más exclusivas del año. A través de un gran esfuerzo lograron conseguir que los afamados chefs argentinos Carito Lou y Germán Carrizo replicarán su trabajo en el restaurante Fierro de Valencia, en España, en nuestras tierras mexicanas.
Carito Lou es la primera chef argentina en recibir una estrella Michelin, haciendo que todos pongan su atención en ella. Una mujer con una propuesta gastronómica sumamente interesante. Germán Carrizo, también chef y su pareja de varios años, ha tomado un rol más comercial. A pesar de haber llegado a España hace más de 14 años, ambos aún guardan un especial cariño a su país Argentina y en su menú lo reflejan.
El restaurante Fierro explicado por sus creadores, es un recorrido de sabores que pertenecen a la familia y que les permite seguir vinculados con su tierra. Fierro es un restaurante innovador, con una clara intención por aprovechar el producto de calidad y utilizarlo con la técnica depurada que le permita expresar aún más su valor. Este lugar es la oportunidad de mezclar con gran pasión las ideas de tradición e innovación.
Según el chef Germán Carrizo, la expresión ser “de fierro” en Argentina, es un sinónimo coloquial de ser un gran anfitrión. De aquí el nombre del restaurante, pues tratan de ofrecer una experiencia hogareña y de calidad a sus comensales. Germán nos recuerda la importancia del servir y de la comensalidad.
La chef Carito Lourenço diseñó un menú especial para este evento en México, donde buscó mantener la esencia de lo que significa Fierro. Un evento en el cual volaron desde España equipo de cocina, grandes cantidades de carne de primera calidad, hasta salsas e inclusive trajeron consigo los manteles del restaurante.
La noche comenzó con Carito y Germán un tanto nerviosos, una primera experiencia que desean repetir en nuestro país. La cita se dio en el restaurante Argentilia de León, la línea de montaje se expuso al público para que pudiéramos ver a los expertos en acción.
Mientras montaban uno a unos los platos, pude distinguir la personalidad y carácter de nuestros anfitriones. Carito Lou, amable y un tanto tímida fuera de la cocina, pero en su terreno luce dominante y segura de sí misma. Germán por el contrario, es mucho más extrovertido dentro y fuera de la cocina, su energía luce indomable y casi inagotable. Parece como un niño nuevo con juguete.
Sus personalidades se ven plasmadas en sus platillos, un balance perfecto entre vitalidad y reflexión.
El menú fue una recolección de vivencias y momentos de la vida de ambos, una oportunidad sincera para conocerlos. Como ejemplo la empanada Justina, nombrada así en homenaje a la madre de Germán, una receta de la familia. Otro platillo que evocaba a su infancia fue la ternera y tomates, una representación del clásico Asado y ensalada, platillo argentino típico que le dan a los niños, que Germán recuerda con cariño.
Estas representaciones, son fieles reflejos de las emociones de estos chefs. Algo que se notó cuando la chef Carito Lou habló específicamente de un platillo. Muy orgullosa y emocional nos contó lo difícil que había sido traer desde Argentina un pan que representa mucho para ella.
Un pan brioche crujiente por fuera y esponjoso por dentro, que acompañamos con mantequilla de Shiitake. Producto con el cual se siente sumamente identificada. Inclusive logré observar cuando espiaba a los comensales para ver cuál era su reacción. Pan brilloso, untuoso y húmedo que se deshacía al contacto con tu lengua, una experiencia irrepetible.
Menú compuesto de trece tiempos, cada uno bien balanceados entre sí. La transición entre uno y otro se siente adecuada, pues sí tratan de contar una historia en cada platillo pero quieren que el menú completo tenga coherencia. El maridaje fue perfecto y contribuyó a potenciar que los sabores de los platillos siguieran destacando por encima de todo.
Esto quedó reflejado en la presentación del último plato salado, un homenaje a México y Argentina. La molleja de ternera con mole, fue una representación de la esencia de ambas gastronomías y pudimos acompañarlo con un vino tinto Termes , un maridaje que contribuyó a potencializar los aromas a chocolate del mole.
Jugar con las texturas fue parte fundamental de su trabajo, buscan crear una experiencia que vaya más allá de los sabores y olores. Las texturas en cada uno de los platillos se contraponen y crean un efecto interesante que te deja sensaciones mucho tiempo después de haberlos consumido. Elementos clave que contribuyeron a desarrollar una historia profunda y muy personal en cada plato.
Algo que hizo que la noche fuese aún más especial es que el equipo de trabajo fue reconocido por los chefs. Un equipo de cocina conformado solo por cocineras y cocineros mexicanos que tuvieron una gran oportunidad de demostrarse.
Todo parece indicar que este es el futuro de las experiencias gastronómicas en nuestro país, tanto grupo Argentilia como los organizadores del evento, parecen tener un gran interés por continuar apostando a esta clase de eventos. El mercado mexicano parece tener mucho interés en ello, hacer este tipo de cenas con chefs reconocidos con estrellas Michelin puede resultar en una excelente estrategia publicitaria que muchos querrán copiar.
Sea con estrellas Michelin o no, la gente gusta de comer bien, pero no solo eso, sino que buscan disfrutar de experiencias con una narrativa sincera y coherente. La comida es un excelente medio para poderlo hacer, a través de la gastronomía podemos escuchar y contar historias que transmitan un mensaje más profundo. Estamos ávidos de nuevas historias y mensajes.
Frente a mí desfiló un menú de productos españoles y algunos mexicanos, elaborados por cocineros mexicanos, dirigidos por chefs argentinos y con conceptos creativos de platillos argentinos y españoles, una oda a la globalización. Carito Lourenço nos demuestra su capacidad como chef, pero también su habilidad como narradora y tejedora de historias. Junto con Germán son una mancuerna poderosa, en la que se complementan para servirte como te mereces con atención, cariño y mucha pasión.
Con una clara idea en mente, Germán y Carito, buscan hacerte sentir en casa. Comensalidad ante todo y gracias a la idea de familia, estos chefs buscan proteger su legado.
Un menú que te va enamorando por capas y que te recuerda la importancia que tiene la comida para nuestra existencia como seres sociales. La mesa es el espacio en donde convergen nuestros ideales y fantasías. Un lugar y un momento para el aprendizaje, la convivencia y la formación de valores que nos rigen como seres humanos.