Mientras muchas personas no podemos vivir sin el café, para nuestros vecinos del sur del continente el consumo de mate, una infusión de hojas de yerba mate secadas y molidas en un recipiente, es un ritual fundamental del día a día. Esta infusion de hojas de yerba va más allá del simple ritual del mate. Preparada con sumo cuidado y compartida entre amigos y familiares, crea una conexión única que trasciende fronteras y cultiva lazos de amistad.
Según el gobierno de Argentina, el origen del mate se remonta a las culturas guaraníes y su presencia es especialmente común en países como Argentina, Uruguay, Paraguay, el sur de Brasil y algunas regiones de Chile. Es más que una simple bebida, es una expresión cultural que ha sido transmitida de generación en generación, llevando consigo un sinfín de historias y costumbres.
No obstante, adentrarse en el mundo del mate implica respetar ciertas normas inquebrantables. Desde la elección de la yerba mate hasta la manera de cebarlo y compartirlo, cada paso del proceso tiene su importancia. Es un acto de convivencia y amistad, donde el cebador asume un rol esencial, asegurándose de cebar el mate de manera adecuada para que todos los participantes disfruten de esta deliciosa y reconfortante infusión. Descubrir el arte del mate es sumergirse en una experiencia única y enriquecedora que nos permite conocer y apreciar una tradición llena de significado y amor por la cultura sudamericana.
Estas son las reglas inquebrantables del ritual del mate
Foto: Pawel Michalowski
El orden debe respetarse
Al participar en una ronda de mates, es fundamental seguir el orden establecido por la persona anfitriona o dueña del mate. Esta persona es la encargada de servir el agua caliente y ofrecer la infusión a cada uno de los presentes. Es importante no limpiar la bombilla antes de tomar para evitar ser visto como un mal educado. El orden de consumo es hacia la derecha, y los nuevos integrantes de la ronda deben ubicarse del lado izquierdo del cebador, sin cambiar de lugar para recibir más de un mate por vuelta.
No lleva azúcar ni endulzantes artificiales
El mate tiene naturalmente un sabor amargo debido a los taninos de las hojas de yerba mate. Por lo tanto, no se debe agregar azúcar ni endulzantes artificiales para apreciar su auténtico sabor y disfrutar de la infusión en su estado original.
El agua no debe estar hirviendo
La temperatura ideal del agua para cebar mate debe rondar entre los 75 y 80 grados Celsius. Si el agua está demasiado caliente, puede quemar la yerba y aumentar el nivel de amargor. Los buenos cebadores prestan atención al sonido de la pava (tetera) y saben cuándo retirarla del fuego para obtener el agua en su punto ideal.
Foto: RHJPhtotos
Cuidado al decir “gracias”
En el ritual del mate, solo se dice “gracias” cuando ya no se desea seguir bebiendo la infusión. Es una manera de indicar que se ha satisfecho la sed y que no se desea más mate. Además, es importante evitar revolver la bombilla para destaparla, ya que podría obstruirla, y nunca soplarla para destaparla.
Mantener el círculo intacto
Al compartir mate en una ronda, se mantiene un círculo entre los participantes. La bombilla no debe ser movida por nadie más que el cebador, quien se encarga de volver a llenar el mate de agua después de cada sorbo. Además, se pasa el mate en sentido de las agujas del reloj para mantener el orden y la simetría en la ronda.
No reutilizar la yerba
Una vez que los mates comienzan a perder su sabor, es recomendable cambiar toda la yerba y no mezclar la yerba mate nueva con la usada. Esto garantiza que cada mate mantenga su sabor y calidad óptimos.
Evitar dejar restos de comida en la bombilla
Si estamos comiendo mientras tomamos mate, es importante asegurarnos de tragar completamente el bocado antes de beber, para evitar dejar restos de comida en la bombilla y mantener la infusión limpia y agradable.
Observar, oler, tocar y saborear
Al cebar un buen mate, se recomienda observar la yerba, oler su aroma, tocar su textura y apreciar su equilibrio y características antes de añadir el agua caliente. La calidad del mate también está influenciada por la forma, material y limpieza del mate utilizado
El mate como símbolo de reciprocidad
Foto: Rene Stevens
Por muchas razones, el mate es ahora considerado como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad ante la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para al Educación, la Ciencia y la Cultura) El mate, con su significado más allá de lo meramente gastronómico, se convierte en un poderoso símbolo de reciprocidad que trasciende en el tiempo. Enraizado en el ritual del mate, este acto de compartir una deliciosa infusión no solo sacia nuestra sed, sino que también establece un vínculo profundo entre quienes participan en esta ancestral tradición. Es un gesto de dar, recibir y devolver, representando la esencia misma de la conexión y amistad entre amigos y familiares.
El concepto de comunidad de reciprocidad, acuñado por el antropólogo francés Marcel Mauss, encuentra su expresión más viva en el consumo en ronda del mate. En esta dinámica de intercambio simétrico, cada participante tiene un rol: el cebador es quien prepara y sirve la infusión, ofreciendo generosamente su mate a los demás, mientras que los demás, a su vez, reciben el mate con gratitud y lo disfrutan con respeto. Luego, devuelven el mate al cebador para que este continúe la cadena de reciprocidad. En este fluir constante de dar y recibir, se fortalecen los lazos entre las personas y se crea una sensación de unidad y solidaridad.
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