¿Te gusta el surimi? Sin lugar a dudas, más de una vez hemos disfrutado con sus exquisitos y muy frescos platillos como ensaladas, sushi y rolls, pero quizás desconocemos que este manjar no es exactamente lo que nos dijeron que era. Descubre por qué el surimi, la salchicha del mar, puede ser problemático tanto para tu salud como para el medio ambiente.
El surimi, a menudo confundido con una pasta de cangrejo, es en realidad una pasta elaborada a partir de restos de pescado sometidos a un proceso de transformación. Que en sus orígenes era un proceso artesanal. Pero como todo en el mundo moderno, su proceso se ha industrializado. Lo que ha generado que su contenido y proceso de elaboración en la actualidad comiencen a plantear una serie de preocupaciones.
Desde el punto de vista nutricional, los palitos de surimi ofrecen escasos beneficios, casi nulos. Además, los ingredientes utilizados en su fabricación no son sostenibles y contribuyen a la sobreexplotación marina.
El surimi se elabora a partir de peces de baja calidad comercial, como abadejos, corvinas, merluzas, jureles y peces lagarto, que de otro modo no encontrarían salida en el mercado. Para producir el surimi, la carne de pescado se limpia, deshuesa y se muele hasta obtener una pasta fina.
Pero aquí viene la parte interesante: se someten a una auténtica transformación mágica. A estas humildes carnes se les añaden generosas cantidades de sal, azúcar y glutamato monosódico, además de sabores naturales o artificiales, que modifican en su totalidad la sustancia inicial, como indica este proyecto de investigación. Pero espera, ¡eso no es todo!: También se les agregan así como sorbitol como conservante y polifosfatos, esos aditivos que nos encontramos en chicles, bebidas energéticas e incluso en la cátsup.
Para realzar su sabor, se les añaden citratos, y para lograr esa textura característica, se mezclan almidones y colorantes. ¡Y ahí lo tienes! Tus queridos “palitos de cangrejo”, que curiosamente reciben su nombre por su parecido, una vez pintados de rojo o naranja, con las patas de los cangrejos araña o cangrejos de Alaska. Pero, siendo honestos, se parecen más a las salchichas económicas que a cualquier producto de cangrejo.
La producción masiva de surimi revela una realidad alarmante en la industria pesquera: los océanos están agotando sus recursos debido a la sobreexplotación. Ante la falta de peces, las flotas pesqueras ahora se aventuran en aguas menos reguladas, como las africanas, lo que fomenta la pesca ilegal. Según un informe de WWF, entre el 13% y el 31% de la producción total de surimi proviene de pesca ilegal, y en algunas regiones, esta cifra incluso alcanza el 40%
Además, el comercio internacional de productos pesqueros representa un 38% de todo el pescado capturado o cultivado, según el Objetivo de Desarrollo Sostenible 14. La trazabilidad de estos productos también es preocupante, ya que diversas organizaciones han advertido desde hace décadas que para el año 2050 nos quedaremos sin nada que pescar. En su lugar, solo tendremos surimi y peces de criadero.
¿Qué implicaciones tiene esto? Es evidente que la alternativa al colapso de la pesca no es del todo satisfactoria y no solo afecta al medio ambiente, sino que tiene efectos directos a tu salud. Aunque creas que estás consumiendo un alimento saludable por “ser del mar” no podría haber nada más equivocado.
El surimi, aunque contiene entre el 35% y el 50% de las proteínas presentes en el pescado original, se ve perjudicado por la gran cantidad de sal, azúcar y grasas de baja calidad que se utilizan en su elaboración. Nutricionistas y expertos en salud advierten sobre los ingredientes poco saludables añadidos a estos productos.
Entonces, ahora que tienes toda esta información, eres libre de seguir disfrutando del surimi o cualquier otro alimento que satisfaga tu paladar. Pero recuerda, no estás reemplazando el pescado con otro pescado, sino que lo estás sustituyendo por un simple snack. En definitiva, estás cambiando un producto natural por un una especie de “comida chatarra” del mar.