¿Te imaginas una tarde de cine sin poder comer palomitas de maíz? El maíz palomero, una variedad ancestral y única, está luchando por sobrevivir en México. El maíz palomero mexicano se encuentra en peligro de extinción.

Desde tiempos ancestrales, los mexicanos llevamos en nuestras raíces el legado del maíz. Un cultivo que ha sido pilar fundamental de nuestra alimentación y tradiciones, pues la milpa mexicana ha sido fuente de sustento para nuestro pueblo desde hace siglos y este cereal, la base de nuestra cultura y alimentación.

Sin embargo, el maíz palomero mexicano se enfrenta a una encrucijada. Sus poblaciones están disminuyendo de forma alarmante. Seguramente nunca nos habríamos dado cuenta porque tenemos muchas palomitas por todos lados y es muy fácil acceder a ellas, pero esto se debe a que el 90% de las palomitas de maíz que consumimos provienen de cultivos en Estados Unidos y Argentina, muy lejos de sus parcelas de origen.

El maíz toluqueño, el oro mexicano en peligro

México es el centro y origen del país palomero. De hecho, las primeras bases de alimentación en torno al maíz: tenemos palomitas antes que tortillas, tamales, gorditas y demás garnachas.

Este maíz palomero mexicano, conocido como tolonquí en otomí y también llamado maíz reventador, es una variedad ancestral y única que se utiliza no solo para hacer palomitas, sino también para preparar pinole, bolitas de maíz tostado y otros alimentos tradicionales.

Se descubrió algunos vestigios en zonas de Teotihuacan , prácticamente idénticos al maíz productor de ‘palomitas’ que todavía crece en las montañas alrededor de Toluca, era uno de los principales productos presentes en la alimentación de la zona. Se estima que desde hace más de 6 mil años, su cultivo se extendió por todo el territorio mexicano y se convirtió en un alimento fundamental para diversas culturas mesoamericanas.

Originario del valle de Toluca, aunque también se ha encontrado en Michoacán, Puebla, Jalisco y Colima, el maíz palomero tiene una historia arraigada en la cultura indígena mexicana. Actualmente hay 7 especies de maíz palomero en el país, pero al día de hoy todas están en peligro de extinción.

México es la cuna de este maíz, pero ahora necesita importarlo de Estados Unidos

“México ha perdido la capacidad de producir sus propias palomitas. Esto hace que todas las palomitas que compramos en los cines, en las tiendas, en los mercados y a granerl, son todas provenientes de Estados Unidos”–Rafael Mier.

Rafael Mier, fundador de Fundación Tortilla  y promotor de la campaña “¡Salvemos las palomitas de maíz!”, destaca la importancia de conservar la riqueza genética mexicana y lamenta que el 99% de las palomitas consumidas en México sean de origen estadounidense.

A pesar de que nuestro país es la cuna de este valioso maíz, su producción ha sido desplazada en favor de las importaciones provenientes de Estados Unidos:

Durante décadas, Estados Unidos ha dominado la producción de palomitas de maíz, aprovechando las dificultades que enfrentaban los agricultores mexicanos. Mientras estos últimos se concentraban en la cosecha de maíz blanco, que ofrecía un pago más alto, la producción de maíz palomero representaba un desafío mayor. Requería más agua, una mayor extensión de tierra y presentaba complicaciones en su distribución comercial.

Ante estas circunstancias, Estados Unidos vio una oportunidad en el potencial de demanda de las palomitas, especialmente en ferias, circos y eventos. Decidieron mejorar genéticamente la variedad original de maíz palomero, logrando palomitas más grandes y reduciendo los costos de producción. Esto fue un duro golpe para los campesinos mexicanos, quienes no pudieron competir y abandonaron sus cultivos.

“En la región Mazahua, el maíz palomero se fue abandonando porque como era pequeñito no era tan rendidor para hacer tamales y tortillas, hay gente que ya no lo conoce y todavía se sigue acostumbrando aquí que se adornan los templos con palomitas, pero ya son tradiciones que se hacen por imitación, se ha perdido la razón de su significado”, detalló Rafael Mier.

¿Por qué el maíz palomero mexicano está en riesgo de desaparecer?

No fue hasta el año 2006 que se levantó la alerta sobre la extinción del maíz palomero en México. Empresarios encabezaron campañas en favor de su cultivo y preservación, especialmente en el centro del país. Sin embargo, la competencia de las palomitas estadounidenses ya era abrumadora, y las dificultades en la producción y calidad del maíz palomero mexicano complicaban aún más la situación.

Los factores que contribuyeron a la declinación del maíz palomero en México incluyeron su falta de adaptación al cambio climático, una altura limitada y un ciclo de crecimiento corto que afectaba la calidad de la cosecha. A pesar de que las autoridades observaron estos problemas, los precios comenzaron a aumentar en toda la cadena de producción, abriendo así la puerta a la venta de maíz palomero proveniente de Estados Unidos.

En 2019, último año con registro, el volumen de producción de maíz palomero en México fue de apenas 596 toneladas. Y actualmente el estado de Tamaulipas es el generador de este maíz, especialmente, en los municipios fronterizos de Camargo, Díaz Ordaz y Reynosa.

“México ha abandonado su producción de maíz palomero y lo que queda son unos pocos productores en Tamaulipas, ahí hay una empresa mexicana y son los únicos que siguen sembrando maíz. Sin embargo, las variedades antiguas ni siquiera están registradas porque hay muy pequeños productores que a lo mejor tienen unos cuantos surcos.”

Hoy en día, la gran mayoría de las palomitas que consumimos en México son producidas por nuestros vecinos del norte. La apertura comercial y fiscal de 1986 permitió que las rosetas de Arizona y Nuevo México desplazaran a las variedades nacionales, consolidando así el dominio estadounidense en el mercado de las palomitas de maíz.

Preservar el legado del maíz

Es fundamental consumir y preservar al maíz palomero nativo, frente a las variantes genéticamente modificadas de Estados Unidos. Detrás de esta lucha, más allá de entusiastas de las palomitas de maíz, se encuentran los valiosos campesinos que persisten en la producción y cosecha de estas variedades ancestrales. Entre ellas destaca el maíz palomero toluqueño, cuya presencia ha perdurado en parcelas y comunidades como San Marcos Tlazalpan, en Morelos.

Estas variedades de maíz, con una historia de más de 6,000 años, se distinguen por sus características sobresalientes que han asegurado su supervivencia en las parcelas durante miles de años: Son más pesadas, resistentes a la sequía y, sorprendentemente, más rentables. A pesar de su tamaño reducido, su rendimiento es notable, demostrando que con poco se puede obtener mucho.

Además, estas palomitas de maíz poseen un significado cultural y religioso significativo para comunidades como los otomíes y mazahuas, quiénes las utilizan en altares como símbolo de abundancia y pureza. La tradición de adornar altares y crear guirnaldas festivas con palomitas ha trascendido a través de los siglos.

México es el centro y origen del país palomero.

Preservar estas variedades ancestrales de maíz no solo representa la conservación de un recurso agrícola, sino también la salvaguardia de nuestra identidad cultural y tradiciones milenarias. La labor de los campesinos que han mantenido viva la producción y cosecha de estas semillas es fundamental para garantizar la diversidad genética y la resiliencia frente a los desafíos actuales. Es imperativo reconocer el valor intrínseco de estas variedades nativas, ya que su existencia no solo asegura la continuidad de una parte esencial de nuestra historia, sino que también nos brinda la oportunidad de preservar nuestra riqueza cultural y promover la soberanía alimentaria en un mundo cada vez más homogéneo y globalizado.

Fundación Tortilla: Preservando el Maíz Palomero a través de sus Esfuerzos

Fundación Tortilla, una Asociación Civil comprometida con la promoción de la cultura y consumo del maíz y la tortilla en México, ha desempeñado un papel fundamental en la preservación del maíz palomero toluqueño. Durante los últimos cinco años, han llevado a cabo un programa de rescate de maíces mexicanos en peligro de extinción, centrándose especialmente en el estudio y conservación del maíz palomero toluqueño.

Entre las acciones realizadas por esta organización para salvar al maíz palomero toluqueño de la extinción, destaca la realización de la colecta de semillas más grande en la historia, la creación de una guía de buenas prácticas para los productores de maíz palomero, y la formación de la Red de Guardianes de Maíz Palomero Toluqueño. Esta red, compuesta por más de 60 productores de los municipios de San Felipe del Progreso y Morelos, se encarga de estudiar y preservar la historia de esta variedad ancestral.

Además, Fundación Tortilla continúa sus esfuerzos de divulgación mediante la organización de siembras de milpas escolares y la realización de charlas educativas. Estas actividades buscan concienciar a las nuevas generaciones sobre la importancia de preservar el maíz palomero y mantener vivo el legado cultural que representa.

Estado del maíz palomero al día de hoy

En el Informe Anual de Fundación Tortilla publicado en 2022, se destaca el trabajo realizado en un programa de mejoramiento genético del tolonquí durante los últimos tres años. Este programa tenía como objetivo mejorar la capacidad de reventado y el potencial productivo del maíz palomero toluqueño. Los resultados fueron alentadores: lograron un incremento del 40% en la capacidad de reventado de esta valiosa variedad de maíz. Además, se distribuyeron 40 kg de semilla a personas productoras de cinco barrios de San Marcos Tlazalpan, lo cual permitió establecer un área aproximada de cultivo de maíz palomero toluqueño y contribuir a su conservación.

Fundación Tortilla se ha consolidado como un actor clave en la preservación del maíz palomero toluqueño, a través de sus diversas acciones y programas que buscan salvaguardar este tesoro cultural y asegurar su continuidad en la gastronomía y tradiciones mexicanas.