“Todos traemos 150 mil temas en la cabeza y a veces necesitamos acordarnos de que todo está bien”, dice Jorge Aziz, quien creó un restaurante de comida cómoda y apapachadora como recordatorio de que “todo va, todo viene, pero cuando comes rico: todo bien”. Se llama Oli’s Good (sí, como “All is Good” o “todo está bien”) y sirve comida italo-americana: pastas, pizzas en horno de piedra, sándwiches golositos, postres deliciosos y pura buena vibra.
Este es el slogan del lugar. Cobra sentido cuando llega a tu mesa uno de sus excelsos platos, como los ñoquis en salsa cremosa al vodka. Si te suena la receta es porque seguro la viste en TikTok o Instagram. Jorge tomó esta receta viral de Gigi Hadid, hecha a base de salsa Pomodoro con chiles secos, vodka y perejil, y le dio un twist bastante acertado: servirla con ñoquis en vez de espagueti o fusilli. Es cremosita, con mucho sabor umami por el jitomate y el queso Parmigiano Reggiano y, la verdad, adictiva. En cuanto das el primer bocado deja de importarte el resto del mundo y te concentras en dejar el plato limpio.
Ese es el principio de la comfort food: que se sienta tan cómoda que no puedas soltarla; que caiga como un baño con agua caliente al final de un día helado, como un alivio instantáneo para el cuerpo y para el alma. Así es la comida de Oli’s Good.
La pizza, reina de la comfort food, es otra protagonista de este restaurante. Es estilo napolitana: de masa delgada y flexible, que se desparrama cuando la levantas con la mano y que, según aconseja Jorge, debe de comerse con cuchillo y tenedor. Si pides la de jitomate rostizado con burrata preparada, saldrás con el estómago y el antojo satisfechos. De hecho, la carta está diseñada para que todo sea antojable, hasta las ensaladas, que se lucen con sus aderezos y sus toppings.
Otro ejemplo: el sándwich de Chicken Parm. Es un equilibrio perfecto entre lo crujiente del muslo de pollo empanizado con la poderosa salsa de tomate y la suavidad del queso mozzarella. El Chicken Parm (“pollo a la parmesana”) es un plato que nació gracias a la migración de personas de Sicilia hacia Estados Unidos y hoy es considerado un estandarte de la comfort food en el mundo. En Oli’s Good es uno de los sándwiches más pedidos; aunque el Meat & Peppers es quizá el favorito de Jorge: hecho con rib eye, queso Chihuahua gratinado, salsa de chiles rojos, mayonesa de trufa, encurtidos y pan hecho en casa.
La carta de Oli’s Good se luce solita: con ingredientes premium como el Parmigiano Reggiano, la trufa negra, el rib eye, la salchicha italiana, el pan horneado en casa –en su precioso horno de piedra– y otras delicias de alta calidad. Lo mejor es que el ticket promedio está entre $300 y $400 por persona, contando postre y una copita de su tinto de verano –o blanco de verano, lo que te guste más–.
“Para nosotros es un reto conseguir los mejores ingredientes a buen precio para que el ticket promedio se mantenga —dice Jorge—, pero es lo que más nos importa, que sea un restaurante de mucha calidad a precios accesibles. Y que todo salga perfecto, para que de verdad sea un lugar donde te relajes”.
Las recetas son de Jorge, quien aunque no es chef sino administrador de empresas, siempre ha tenido un gusto especial por la comida. Los chefs del restaurante han aportado detalles, por supuesto, y juntos lograron que todas las recetas de Oli’s Good sean irresistibles. “Queremos comida sencilla —asegura Jorge—. Quizá no son las recetas más elaboradas pero es comida que te abraza”.
Nunca mejor dicho. Los postres sí que te abrazan. Se sienten como cuando te iba mal en la escuela y tu abuela –o tu papá, mamá o quien fuera– te cocinaba tu postre favorito para hacerte sentir mejor. El Apple Crumble es perfecto para quien no es fan de lo hiperdulce; con su saborcito a canela y su helado de vainilla es un viaje nostálgico delicioso. Por otro lado, el Cookie Skillet (una galleta en sartén de hierro, crujiente por fuera y suave por dentro) es ideal para cuando necesitas un sugar rush. Pidas el que pidas, te recomendamos no compartir. 😉
Otra de las maravillas de este lugar es su servicio a domicilio. Jorge diseñó una caja resistente al viaje y con varios compartimientos donde caben el sándwich, la ensalada, las papitas, dos salsas y un aderezo. Así, la comida llega perfecta, no batida, no aplastada, no fría. “La experiencia es muy importante para nosotros —dice Jorge—, y queremos que después de esperar durante media hora tu comida, cuando llegue te haga sonreír”. Eso han logrado desde que este proyecto arrancó en 2021 como una dark kitchen –o cocina fantasma– de puros sándwiches.
Hoy, con nueva imagen y nueva carta, Oli’s Good sigue siendo un recordatorio de que comer bien, algo cómodo, sabroso y que te abrace el alma, es también una forma de cuidado personal. La comida rica es un bálsamo absolutamente aceptable para los malos días, cuando el ánimo necesita un empujón hacia arriba.
Dirección: Puebla 231, colonia Roma Norte, CDMX
Instagram: olisgoodmx