Además de ser decorativa, la flor de cempasúchil es comestible, sabrosa y se puede incorporar en diversas preparaciones. Aprovecha su temporada y prepara esta sencilla receta de atole de cempasúchil.
Cada año al llegar octubre la ciudad comienza a llenarse de brillantes flores amarillas que guiarán a las almas en el Día de Muertos. Se trata de la flor de cempasúchil o “planta de veinte flores”, una especie es cultivada en el centro y sur de México que es de gran importancia cultural. Actualmente se conocen 58 variedades distintas en Latinoamérica y de estas al menos 30 crecen en el país.
Su uso data de la época prehispánica, de acuerdo a la Universidad de Chapingo tenía fines rituales y religiosos, aunque también se tenía el conocimiento de sus propiedades medicinales. Diversos poblados continúan consumiéndola en forma de guisados —muy al estilo de la flor de calabaza— y en infusiones para aprovechar su alto contenido de antioxidantes. Debido a su peculiar sabor, también se acostumbra hacer atoles y tés relajantes que se beben antes de dormir. ¿Ya la probaste?
Preparar el atole de cempasúchil es muy sencillo, sólo debes tener en cuenta que para consumir las flores es necesario conseguirlas de grado comestible, es decir, una variedad apta para el consumo y que sea libre de pesticidas u otros agroquímicos. Lo mejor es acercarte con vendedoras de confianza o directamente con viveros que se dediquen a este tipo de producción.
2 flores de cempasúchil grado comestible
1 litro de leche
1 rama de canela
½ taza de piloncillo rallado
½ taza de agua
3 cucharadas de fécula de maíz