Pocos cocteles tienen esa aura de refinamiento y sofisticación que tiene el Cosmopolitan. Tal vez sea su nombre que remite a ser un ciudadano del mundo, tal vez su preparación, tan simple y tan complicada a la vez, o quizás su lugar inigualable en la cultura pop.
Como con todo gran clásico, existen diferentes versiones de este trago pues constantemente se reinventa, pero aquí te decimos cómo preparar la versión clásica y algunos otros datos.
El Cosmopolitan ha sufrido unas cuantas transformaciones desde sus humildes orígenes, a finales de los 80. En un comienzo era una mezcla de vodka, triple sec, granadina y concentrado de jugo de limón; el resultado era un cóctel de un fuerte color rosa, tan artificial como sus ingredientes.
Cuando el coctel llegó a Nueva York, sufrió su primera transformación a manos de Toby Cecchini, quien con muy buen criterio cambió el triple sec genérico por el Cointreau y la granadina por jugo de arándano, usó limón fresco en vez de concentrado. Junto con la mejora de la calidad del cóctel también mejoró su popularidad.
En 1996 el Cosmopolitan volvió a ser refurmulado por Dale DeGroff, una leyenda en el mundo de la coctelería, quien además de ajustar la fórmula introdujo la guarnición de piel de naranja flameada.
Este cambio hizo del Cosmopolitan el coctel más popular de los 90 en Nueva York y Londres. Y en 1998, con el debut, y éxito de la serie de HBO “Sex and the City”, el cóctel se convirtió en el mejor compañero de Carrie Bradshaw y en un éxito mundial.
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