“Si como sandía como último alimento del día me inflamo”. “Cenar fruta es malo porque engorda”. “El cuerpo no metaboliza bien los carbohidratos en la noche”.
¿Has escuchado de alguno de estos dichos? Es nuestro deber informarte que son FALSOS. Te explicamos:
Las frutas, asegura la nutrióloga Alejandra Montoya del Instituto Nacional de Nutrición, son una fuente importantísima de energía y nutrientes para el cuerpo humano y han perdido popularidad ya que son ricas en carbohidratos; esto, en contraste con lo que la mayoría de las personas piensan, no tiene nada de malo.
Hablemos primero de qué son los carbohidratos. Se trata de cadenas de azúcares que el cuerpo utiliza para obtener energía inmediata. Lo valioso de las frutas es que no solo se trata de energía sino de muchas cosas más: vitaminas, minerales, fibra y proteínas que ayudan a que el cuerpo haga bien su trabajo, así que son fundamentales para una buena nutrición.
Esto no pasa, por ejemplo, con los jugos, néctares y productos procesados porque eliminan todos los beneficios de la fruta y dejan solo azúcares. Ahí es donde resulta nocivo consumirlos, confirma Montoya.
Algunas dietas de moda, como la keto, eliminan todas las fuentes de carbohidratos porque someten al cuerpo a un estado de carencia, en el que debe aprovechar las reservas pues están en una situación límite, y se busca bajar de peso como prioridad. Hay muchas discusiones sobre esto pero, según la experta, en una alimentación adecuada es importante incluir azúcares en las tres comidas.
La fruta aporta las mismas calorías y nutrientes en cualquier momento del día. Por lo tanto, es lo mismo comerla recién levantados o antes de acostarnos; esto lo asegura un estudio publicado por el diario Public Health.
Lo que sí es cierto, cuenta Pamela Berrondo, nutrióloga funcional y cofundadora de Mesa Sana, es que el cuerpo tiene distintos procesos en el día que en la noche, pero esto no impide que una persona pueda cenar libremente fruta. De hecho, este indicador tiene más que ver con la atención que pones a tus horas de sueño pues también influye en la buena digestión.
La recomendación es más general: esperar por lo menos dos horas tras ingerir los alimentos y luego ir a dormir, independientemente de lo que se haya cenado.
A algunas personas les caen pesadas algunas frutas -específicamente las que tienen alta concentración de agua, como la sandía o el melón- por condiciones digestivas específicas como el Síndrome del Intestino Irritable, gastritis, hernia hiatal o colitis.
El problema es que, según la Universidad de Monash, en Australia, el 15% de la población mundial padecen alguna de estas enfermedades sin saberlo, así que no actúan en consecuencia a la hora de armar sus menús diarios. Y sí, a esta población le inflama cenar sandía; si eres uno de ellos, necesitas orientación médica.
Para mitigar estas enfermedades e identificar exactamente cuál es el problema de cada paciente, se necesita un tratamiento específico. Una de las soluciones, de acuerdo con el Doctor Miguel Ángel Valdovinos, gastroenterólogo y médico internista, es una dieta llamada FODMAPS -también desarrollada por la Universidad de Monash- que elimina una serie de ingredientes por un periodo de seis semanas y van incorporándose poco a poco en las dos subsecuentes, para analizar su reacción en el cuerpo del paciente.
Entonces no, si estás en un estado de salud adecuado, cenar fruta no es malo, más bien todo lo contrario.
Como conclusión, la nutrióloga Montoya facilita algunos tips: