¿Existe la fruta no vegana? Es una de las preguntas que desde hace unos días circula en internet, luego de que un conocido influencer pidiera a sus seguidores que le recomendaran alguna fruta vegana.
Fue así como una simple historia de redes sociales pronto se convirtió en todo un tema de conversación pues, aunque para muchos es lógico que todas las frutas son veganas, algunas son sometidas a conservadores o aditivos que provienen de los animales.
Es importante recordar algo: esta dieta alimentaria elimina todos los derivados de animales y no solo carne o lácteos, también la cera de abeja y las sustancias extraídas de los huesos, pezuñas o cabello. No importa que no sea el producto principal: los alimentos deben estar 100% libres de sufrimiento animal.
Resulta que, en ocasiones, la fruta es cubierta con algunas sustancias para mejorar su aspecto y hacer más lento su proceso de maduración. Eso explica por qué algunas piezas, sobre todo las que encuentras en el supermercado, tienen un brillo muy peculiar.
Esta práctica es común desde hace varios años pues, según el Ingeniero Químico Marco Rosas de la Facultad de Ciencias de la UNAM, inhibe la pérdida de agua en los alimentos por lo que su vida es más larga. A eso se suma que la apariencia bonita les asegura a los comerciantes tener más ventas.
Punto clave: ¿de qué están hechas esas sustancias?
¿Sabías que, según ApiculturaMX, mucha de la cera que se utiliza para que los vegetales se vean radiantes en el mercado proviene de las abejas? Efectivamente, aunque la fruta sea biológicamente vegana, a la hora de aplicar este producto, deja de serlo.
Esta es un polisacárido —o sea, un carbohidrato formado por un gran número de azúcares— con propiedades antimicrobianas, lo cual ayuda a eliminar la propagación de hongos en las pieles de ciertos vegetales.
Otra de sus propiedades, según un artículo publicado por la Universidad de Sonora, es que no es completamente impermeable, es decir, deja salir los gases que produce la propia pulpa, evitando que se fermente antes de tiempo. Un estudio de la Universidad de Chapingo asegura que la ciruela mexicana, el aguacate, la papaya y la pitaya, se han beneficiado con el uso del quitosano.
En términos comerciales, es muy común utilizarlo como un fungicida sintético, pues no hace daño al cuerpo humano por estar hecho de productos naturales. Pero acá empiezan los problemas para quien tiene una dieta vegana.
El detalle es que la materia prima de esta sustancia se puede encontrar en conchas de crustáceos marinos y en la pared celular de ciertos hongos. Es decir, hay fruta que se conserva por más tiempo gracias a químicos producidos a partir de sustancias animales.
Las manzanas del supermercado son una de las frutas con más brillo; eso es gracias a que son rociadas con una sustancia conocida como goma laca.
No solo es un abrillantador de frutas y verduras; también se utiliza para barnizar objetos de madera como las guitarras así que no, estos instrumentos no obedecen al estilo de vida vegano.
Este producto se obtiene a partir de los residuos que deja un insecto llamado gusano laca, que vive en el sudeste asiático y generalmente viene en escamas que se disuelven en un solvente -puede ser cualquier aceite vegetal- dando como resultado una especie de pomada con la que se recubren las frutas.
A pesar de que la goma se obtiene de sus secreciones, el empleo de animales para la industrialización está vetado en la corriente vegana; esto es porque lo que se intenta es erradicar el sufrimiento a los animales por obtener productos para los humanos.
Entonces sí, es verdad que no todas las frutas son consideradas veganas debido a los procesos químicos que sufren para mejorar su conservación.
Pero eso no significa que no existan alternativas como el comercio local, en donde pocas veces se utilizan este tipo de aditivos.