La cocina francesa es aquella que inspiró al mundo a echarle ganas a la técnica y a la valoración de los ingredientes. Un ejemplo son las salsas madre y entre ellas la salsa velouté, una preparación hecha con mantequilla, fondo y harina que tiene varias recetas derivadas.
¿Cómo prepararlas? ¿En qué van bien? ¿Cómo integrarlas a las recetas del diario? Todo te lo explicamos a continuación:
La palabra velouté significa aterciopelado, e igual que sus dos derivadas, hace referencia a la principal sensación que deja esta elaboración en boca.
Las tres son similares a la bechamel, pero no en sabor sino en elaboración, ya que su preparación es prácticamente la misma. Lo que cambia es que acá se utiliza caldo o fondo de carne, ave, verduras o un fumet de pescado en lugar de leche.
En pocas palabras: esta es una salsa más ligera pero igual de sabrosa.
Para prepararla, solo se necesita roux (mezcla de harina y mantequilla) y caldo, en una proporción aproximada de 60 gramos por litro de caldo y que puede variar según el espesor que desees.
La preparación del roux lleva partes iguales de harina y mantequilla que se revuelve de forma constante. El resultado es una pasta que irá cambiando de tonalidad según el tiempo que permanezca en el fuego y que dará sabores distintos gracias a esto.
Se le llama roux blanco al que tarda en estar listo de 2 a 3 minutos a fuego bajo y se utiliza cuando se busca una velouté blanca o marfil, así que se agrega fumet o caldo de pescado.
Después sigue el roux rubio, que lleva de 4 a 5 minutos y se usa para preparar caldos de ave, pescado o res. Aquí la masa es un poquito amarilla y tiene sabores a nueces y tostados.
El roux oscuro lleva de 6 a 8 minutos y se consigue tostando previamente la harina en el horno o moviendo constantemente la masa a fuego medio. Sus sabores son intensos a nuez y tostad, así que lo mejor será sacarle brillo e hidratarlo con un caldo robusto de res.
Para hacer una velouté hay que añadir poco a poco el caldo, sin dejar de mezclar para que no se formen grumos. Ahora sí, con las bases podemos preparar:
Ya sabemos que la salsa velouté y sus derivadas se puede elaborar con distintos caldos, de pescados, mariscos, verduras, aves y carne roja, pero para preparar la salsa suprema clásica, el caldo que se añade al roux blanco debe ser de ave.
Los ingredientes extra de la suprema son crema y mantequilla.
Esta salsa es ideal pare vestir cualquier platillo de ave, en especial para unas pechugas de pollo a la plancha.
También se llega a usar con carnes rojas, huevo, pescados y mariscos.
Es tan versátil, que se pueden lograr nuevas variantes incorporando distintas hierbas aromáticas, especias o espirituosos.
En este caso, a la salsa velouté de roux medio (con caldo de ternera) se le agregan yema de huevo aliñado con unas gotas de limón.
Se llama así por su oposición a la española, que es oscura, mientras que la alemana e es rubia.
La salsa alemana se usa como base para la salsa Poulette, la salsa aurora y la salsa húngara, o curry.
La puedes disfrutar con platillos de ese país, como ensalada de papa, embutidos, brochetas, o filetes capeados.