Comienza el otoño, época ideal para tomar atoles y, en México las opciones son infinitas. Lo más interesante es que cada región cuenta con versiones diferentes de este clásico prehispánico.
Solemos asociar irremediablemente el atole con los tamales, pero lo cierto es que también en algunos estados en México los atoles tienen carácter ritual o curativo. Te presentamos nuestros favoritos.
Los mayas agradecían con este atole, elaborado con los granos tiernos de los elotes de la primera cosecha del año, al Dios Chaak y también se utiliza en día de muertos. Su preparación es compleja y toma más de un día.
Este atole es elaborado con maíz molido, que al hervirlo en agua, adquiere la textura de masa. No lleva azúcar, así que se acompaña con frutas o canela. Los regios lo toman sobre todo por las mañanas, como un desayuno rápido.
El pozol es una de las bebidas favoritas del sureste del país, pues lo encuentran refrescante y sustancioso. Pero pocas personas saben que, si lo dejan fermentar, el pozol transmuta a chorote.
Esta mezcla espesa de masa y cacao, y tiene un sabor fuerte, por lo que se acostumbra agregarle horchata o leche.
Se elabora con ceniza fina de fogón y masa de maíz. Se endulza con panela (una especie de piloncillo), lo que le otorga su sabor ahumado característico.
Se cree que es medicinal, por lo que se le suministra a mujeres embarazadas, que acaban de parir o a enfermos en general. También lo preparan para las celebraciones de Día de Muertos.
El único de los atoles de México que es salado y picoso. Se prepara con elote, chile de árbol y epazote y algunos otros ingredientes que cambian según la región.
Estos ingredientes van, desde el tomate verde, con el que se prepara una variación que se llama miltomate, en Michoacán, hasta el chile de árbol, pollo con ajo, cebolla, calabazas, elotes, zanahorias, papas, col o chipotle en otras regiones.
Este atole sí se acostumbra para acompañar los tamales típicos por las mañanas, si andas por Chiapas o Puebla. Su preparación es compleja porque hay que remojar 24 horas el nixtamal para que agríe. Se endulza con piloncillo.
Con garbanzo tostado y molido en casa, que se combina con agua, piloncillo y canela.
Este atole de México proviene de una época triste, tras una gran inundación, cuando la gente no tenía que comer. También se cree que incrementa la producción de leche en embarazadas y lactantes.
De carácter ceremonial para los aztecas, es una mezcla de maíz y agua a la que añadían algunas especias o condimentos, como granos de cacao, ya que no conocían el azúcar.
El champurrado fue mencionado por Hernán Cortés en sus Cartas de Relación y por Francisco Hernández, en Historia Natural de Nueva España. Él, además, dedicó años de su vida al estudio de sus propiedades. Si quieres aprender a prepararlo, pásale por aquí.
Es uno de los más sencillos de preparar, pues sólo hay que licuar harina de amaranto tostada y molida con leche y poner a hervir.
Este es el atole favorito de los celiacos pues no contiene gluten, además de contar con todas las propiedades nutricionales del amaranto.
El aguamiel es el néctar fresco que se extrae del maguey hembra antes de convertirlo en pulque. Esta bebida, por sí misma, es suave y deliciosa y al combinarla con atole de maíz, se convierte en un extracto dulce y muy sustancioso.