¿Para qué ir a Tabasco? Para comer bien y mucho. En Villahermosa, La Cevichería se ha posicionado durante ocho años como uno de los restaurantes favoritos, tanto de locales como de viajeros.
En este lugar predominan los platillos tradicionales tabasqueños como el caldazo de mariscos o el coctel de camarón (que aquí se sirve caliente); está pensado para los locales que quieren comer como en casa, aunque claro, los visitantes también tienen la mesa puesta.
Comenzamos con un caldito, cortesía de la casa, espesito y algo picante. Seguimos con el ceviche de la casa, con robalo, pulpo, plátano, elote, hierbas locales, chaya frita y aderezo de jengibre con ajo.
Nos acercamos por primera vez al pejelagarto con un salpicón fresco y jugoso acompañado con sendos tostones de plátano.
Continuamos con unos ostiones japoneses con queso mozzarella y hoja de pimienta asada cuando llega a la mesa el rey de la gastronomía tabasqueña: su majestad el pejelagarto.
Lupita Vidal, cabeza del proyecto, lo hace en una parrilla especial, con mantequilla de la casa, en la que se cocina al humo en su propia coraza.
Su carne es blanca y cremosa y se sirve de manera tradicional, con tortilla gruesa, que tienes que untar con frijoles, un poco de salsa de chile amashito, y coronar con cebollita morada encurtida.
En la Cevichería Villahermosa soprende encontrar un sabor delicado y sutil, contrario a experiencias anteriores con este pescado.
Cerramos con el Pulpo al pesto de choco, asado en carbón de Comalcalco, montado en puré de papa, acompañado con plátano frito y bañado de un pesto elaborado con hierbas locales. Nuestro favorito.
Las salsitas son un básico del lugar y complementan a la perfección cualquiera de los platos, solas o combinadas.
Habanero tatemado, chile amashito (endémico y omnipresente), macha con oreja de mico (papaya miniatura endémica), tamarindo con chile, mayonesa al ajo y mayonesa al chipotle. Y puedes llevarte a casa tu preferida.
Los tragos coquetos de la Cevichería Villahermosa están diseñados por César Ponce (El Burrín); él es mixólogo y chilango que se fue a recorrer Tabasco a crear cocteles con ingredientes locales como frutas y flores tropicales, granos, hojas y condimentos.
Imperdibles el Matalí Spritz, con flor de matalí, jarabe Falernum y vino blanco espumoso; el pozolillo preparado con pozol, horchata, licor de 43, jarabe natural, ron dorado, nibs de cacao y dulce de coco; o el Tamarindo Chamoy, con tamarindo natural, vodka de tamarindo y jarabe de amashito, en frappé.
El papá de Lupita lleva más de 30 años cocinando diario los guisados en los famosos Tacos de Don Bencho, el lugar favorito para desayunar de los tabasqueños.
Gracias a este esfuerzo, Lupita pudo estudiar gastronomía, además de viajar por todo Tabasco y el resto del país para enriquecer su cocina.
Ambas sucursales de La Cevichería juegan con una decoración divertida, que combina artesanías del estado con murales tanto de símbolos del estado como de ídolos tabasqueños, como Chico Ché o La Tesorito.
Ellos también están presentes en el ambiente, un tanto kirtsch, en el que suena música tropical todo el tiempo.
Fueron ellos quienes transformaron un localito de seis mesas en la zona de Gaviotas, que sólo abría sábados y domingos, a la primera sucursal de la Cevi.
La de La Venta, ubicada cerca de la zona arqueológica, ofrece algunos clásicos tabasqueños y una propuesta gastronómica que busca intervenir la cocina tradicional con toques vanguardistas.