Cocinar en casa ofrece muchos beneficios a la salud que justifica el esfuerzo y tiempo invertidos; no solo te da el control completo sobre lo que comes, también te da la oportunidad de desarrollar la creatividad y mejorar tus hábitos culinarios. Pero a veces, cometemos errores tan pequeños que no se notan y en vez de ayudarle al cuerpo evitan bajar de peso y que tu alimentación sea peor que recurriendo a la señora de la fonda godín que tenías antes.
Es importante hacer conciencia de cómo cocinas así como qué cocinas: los ingredientes, las cantidades, el abuso o exceso de sal y aceite así como la calidad de los ingredientes que utilizas. Para lograrlo, acá te van unos tips.
Sí, la grasa evita que las cosas se peguen en la sartén y sí, también es un elemento que aporta sabor pero no es necesario empinar de más la botella en cada preparación.
Recuerda que la mayoría de los alimentos que pones al fuego liberan sus propios aceites, así que utilizar grasas añadidas en exceso no siempre es necesario.
También aprovecha aquellas que le hacen bien a tu cuerpo porque aunque los lípidos tengan una pésima reputación, también hay estudios -como este de la Universidad de Medicina de Nueva Inglaterra– que comprueban que sí existe una relación entre el consumo de grasas de forma moderada y la salud cardiovascular.
Si bien la comida en lata está en una conserva natural que evita los químicos y las sustancias tóxicas, también es cierto que la mayoría tiene excesos de sodio y sal que hacen que puedan durar años intactos.
No está mal aprovechar las facilidades que nos da la industria de alimentos, pero no te excedas: si abres una latita de atún, procura acompañarla con verduras frescas para equilibrar el asunto.
Si hierves tus chayotes, zanahorias o granos de maíz en agua por mucho tiempo, lo más probable es que tanto los sabores como los nutrientes salgan de los vegetales y se queden en el agua de cocción.
Igual pasa con el aceite: además de que incrementa la cantidad de calorías que consumes, deshidrata y desnutrimenta los alimentos si lo haces a baja temperatura o por demasiado tiempo.
Una alternativa es cocinar al vapor y condimentar con especias o hierbas aromáticas. Otra magnífica opción es asar o utilizar cualquier técnica a fuego directo.
Desayunaste avena reposada porque por acá leíste que es uno de los mejores alimentos para limpiar los intestinos y favorecer la digestión. A media mañana te echaste un buen juguito detox con mucha papaya, apio y hojas verdes.
A la hora de la comida, le entraste con singular alegría a la ensalada y para cenar también te portaste muy bien con unas jícamas.
Todos tus alimentos están llenos de fibra dietética, de esa que ayudará a que elimines todo lo que no necesitas y nomás no lo logras.
¿El error? No incluir agua en tus comidas.
Así es, comer fibra no sirve de nada si no te hidratas, pues no resbala como debe.
Al cocinar en casa, el sabor es importante. No solo asegura que nos guste lo que preparemos, también creará, inconscientemente, la motivación para seguir haciéndolo. Sin embargo, solemos pensar que la única forma en la que nuestros alimentos sepan rico es con grasas como la mantequilla o la sal en exceso.
Y sí, aunque no lo creas, la sal es adictiva según un estudio publicado por la Universidad de Oxford y altera el hipotálamo con una sensación similar a la que provoca el exceso de alcohol, cocaína u opio.
Esto de ninguna manera quiere decir que debas comer cosas insípidas; de hecho, no se trata de cuánta sal agregar sino de cómo agregarla (y aquí te damos las respuestas que buscas)
Las marinadas y condimentos pueden salvar tu plato y hacerlo más rico; son una salida fácil y rápida si no tienes especias o suficiente conocimiento sobre cómo usarlas, pero si vas a confiarle tu comida al bote de cátsup o BBQ, es importante que sepas lo que haces en realidad: agregar calorías y grasas extra a la comida.
Revisa las etiquetas y checa los ingredientes. Si ves azúcares entre los primeros tres, definitivamente es una salsa que va a perjudicar tu dieta a pesar de la hayas preparado sin grasa, sal o conservadores.
También revisa los niveles de sodio: si hay demasiada sal es posible que retengas líquidos y te sientas hinchado.
¿Qué diantres son esas cosas? Sucede que, cuando comemos alimentos procesados, generalmente están adicionados con diferentes azúcares o grasas que no aportan nada al cuerpo más que malos augurios.
El jarabe de maíz de alta fructosa, por ejemplo, es un aditivo que se utiliza en la comida chatarra para darte esa sensación de saciedad instantánea y placer desde la primera mordida, pero el efecto es muy corto.
La realidad es que tendrás hambre en menos de lo que esperas porque contiene energía que el cuerpo no puede aprovechar de forma inmediata y entonces almacena como grasa. De igual manera, estos aditivos están tan refinados que no contienen minerales ni nutrientes que ayuden a la digestión de estas calorías.
Justo como aprendimos en la primaria, tener la dosis diaria de vegetales es muy importante para tener una dieta saludable que no solo nos ayude a ser guapos sino también a tener un cuerpo sano.
Desafortunadamente, tendemos a pensar que los vegetales son la única opción para lograrlo independientemente de la forma y tiempo en la que están cocinados.
Recuerda: cómo obtienes los nutrientes tiene mucho que ver con cómo los aprovecha tu cuerpo y pasarse en el tiempo de cocción puede echarlo todo a perder. Someter los vegetales a calor excesivo debilita la acción de estos nutrientes así como de las vitaminas y minerales.
Tip: si buscas, por ejemplo, subir tu ingesta de vitamina C tomando jugo de naranja todos los días, procura que esté recién exprimido porque estas partículas en específico son volátiles y se evaporan a temperatura ambiente.
Te explicamos facilito: el hecho de calentar tu comida en el horno de microondas en recipientes de plástico, podría poner en riesgo tu salud y no solo hablamos de simples errores para bajar de peso.
Los plásticos que no están aprobados como seguros o con grado alimenticio tienen el riesgo potencial de transmitir partículas a tu cuerpo a través de la comida que pones en ella.
La comida grasosa es un blanco común para este fenómeno pues el plastilina se adhiere fácilmente a ella.