Nacú trae el auténtico sazón jarocho a CDMX y es de los pocos que encantan a los amantes de la cocina de este rincón de nuestro país.
Crecí saboreando las delicias que preparaban mi abuela Juanita, tlacotlalpeña de corazón. Como ella ya no está, Nacú es uno de los pocos restaurantes que provoca en mí el efecto Ratatouille.
Chilpachole de camarón y jaiba. /Foto: Azucena Pacheco
En pescados y mariscos, la tradición de Veracruz es guisarlos a la sal, finas hierbas, naranja, limón, hierba santa, ajillo o zarandeados; también se inclina por los frescos ceviches, los vuelve a la vida o los cocteles.
Comenzamos con un chilpachole, que es el tradicional caldo veracruzano, bastante más espeso que los calditos de camarón o pescado (que también venden aquí).
Lo puedes pedir de jaiba, camarones o mixto, te recomendamos este último pues la combinación de ambos mariscos acompañados de alcaparras, es delicioso y muy sustancioso.
Ostiones en su concha / Foto: Azucena Pacheco
Pedimos un arroz a la tumbada, que en Nacú llaman la paella mexicana y es tradicional de todo jarocho; está colorado con mariscos en porción grande y una buena noticia es que todos provienen de granjas sustentables.
Más tarde te puedes decantar por un guisado para ti solito, como pescado, pulpo, huachinango, trucha, robalo o pámpano en diferentes preparaciones. Para probar un poquito de todo, optamos por tostadas y taquitos.
Tostadita Rafapar / Foto: Azucena Pacheco
Seguimos con unos ostiones en su concha, tostaditas Rafapar, que combinan pulpo y camarones a la marinera, con aderezo de la casa, y otras de ceviche peruano.
Continuamos con camarones al ajillo: a la plancha, fáciles de pelar, grandes y crujientes, y taquitos de pulpo brazas, suave, bien condimentado y jugosito.
Salpicón de jaiba / Foto: Lizbeth Padilla
El salpicón de jaiba para taquear es riquísimo. Con una jaiba finamente desmenuzada aderezada con aceite de oliva, alcaparras y hierbas, que resaltan su sabor sin opacarlo. Si eres fan de este crustáceo, tampoco te puedes perder sus flautas ahogadas en salsa roja picosita.
Buñuelo y torito / Foto: Lizbeth Padilla
Como siempre queda espacio para el postre, un rico buñuelo perfecto es imperdible: esponjoso por dentro, crujiente por fuera, bañado con su miel de piloncillo y coronado con una bola de helado de vainilla.
En Veracruz, más tradicional que echarse el postre con café, es tomarse un torito, bebida de frutas con alcohol de caña, que cada día de la semana en Nacú es diferente.
Es dulce y cremosito, pero cuidado con él, pues el azúcar de la fruta con el alcohol de caña puro, te puede poner en dificultades si eres el conductor designado.
Taquito de pulpo brasas / Foto: Lizbeth Padilla
Nacú es una terraza fresca, informal y muy ventilada, lo que la hace ideal para estos tiempos de pandemia. Está pensada para compartir con familia y amigos, por lo que sus mesas son largas, con bancas estilo jardín.
Como muchos restaurantes que crecen gracias a su calidad, la cuarta generación de restauranteros de la familia Ferrari comenzó con un Foodtruck.
Ellos llevan la sazón jarocha en la sangre, pues su bisabuela fue de las primeras en tener una palapa a la orilla del mar en su natal Boca del Río.
Más tarde, sus abuelos fueron los pioneros en traer la gastronomía jarocha a CDMX con el restaurante Casa Pardiño’s, un hit de los 70s y 80s.
Además si eres farandulero, por aquí suelen pasar cantantes, actores y deportistas varios (a nosotros nos tocó ver a Hugo Sánchez), así que no olvides producirte pa’ las selfies.
Si ya te dio curiosidad conocer otros restaurantes de pescados y mariscos, te invitamos a esta nota sobre Yemanyá. Y si te da culpa comerlos, entérate de la nueva tendencia en mariscos veganos.
Alfonso Esparza Oteo 108, Guadalupe Inn @nacumarisqueria