Casa Prunes abrió sus puertas el pasado 22 de julio. Este restaurante ofrece una experiencia de 360 grados que une cocina del terroir mexicano con técnicas internacionales y mixología de autor.
La primera sorpresa es una de las fachadas más icónicas del Art nouveau de la Ciudad de México, con interiores inspirados por la película El Gran Hotel Budapest de Wes Anderson, cuya barra giratoria de 9 metros, ubicada en el soleado patio y la más alta de Latinoamérica, es la estrella del lugar.
Casa Prunes ofrece distintos ambientes que emulan desde una cantina mexicana hasta un bistro francés.
Elegimos el patio para disfrutar el lindo clima del verano y comenzamos con un aguachile negro de camarón y pescado, con la acidez exacta y bastante amable con los paladares sensibles al picante.
Continuamos con la tostada de pork belly y pan brioche con emulsión de hinojo, en el que el pan, perfectamente crujiente, hace una combinación ideal con el sabor contundente de la carne y la untuosidad acidita de la emulsión de hinojo.
Hablando de platos fuertes, la tagliatelle casera de maíz y trigo en salsa de hongos llega a la mesa con deliciosas hogazas de pan crujientes en la corteza y suaves en el centro. Un plato reconfortante y aromático excepcional para un día de lluvias.
Pero nuestro absoluto favorito es el cordero deshebrado con chícharos y jugo de vainilla; en él se nota el proceso de cocción lenta por la contundencia del sabor de la carne y su jugo. Llega a la mesa con tortillas de maíz recién salidas del comal para taquear a gusto.
Terminamos con una tarta de chocolate amargo con especias, avellana caramelizada y toffee. Delata en su preparación el uso de especias pues los sabores primarios combinan de manera perfecta con el cardamomo, la pimienta negra y la canela en una ganache con el amargor exacto para poder disfrutarlas.
La mousse de mamey, ciruela y helado de pixtle consigue un balance perfecto entre el dulzor y la acidez y el gusto algo almendrado del pixtle.
Casa Prunes implementa métodos de trash cooking también conocido como cocina sin desperdicios para aprovechar toda la materia prima, incluidos los subproductos -como cáscaras o semillas- en, por ejemplo, fermentos para vinos, polvos para bebidas o el propio pixtle, que no es otra cosa que el hueso de mamey pulverizado.
La mixología es experimental. Trabajan con ingredientes endémicos de México que fermentan y cocinan ellos mismos para extraer sabores y aromas que sean una sorpresa en boca.
El trago imperdible es el Martini Doré, pues es muy representativo de la fusión de la cocina y la barra, ya que mezcla varios spirits con licores franceses e infusión de azafrán; va acompañado con col y quesos fermentados, de uso común en países nórdicos y asiáticos.
El creativo detrás de este novedoso concepto es Mica Rousseau, chef y mixólogo francés afincado en México desde hace catorce años; es artífice de varios proyectos exitosos a nivel nacional, y además, busca que Casa Prunes se convierta en un semillero de talentos.
Dirección: Chihuahua 78, Roma Norte, Cuauhtémoc, 06700, Ciudad de México.
Instagram: @casaprunes
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