El cultivo de hortalizas en las milenarias chinampas de Xochimilco no es una cosa nueva pero en los últimos años la cosa ha cambiado mucho: algunos proyectos han emprendido con cultivos orgánicos e incluso robots para ofrecer mejores posibilidades de alimentación.
En 2019 arrancó Robotánica como una idea multidisciplinaria: ser un lugar donde se cosecharan ingredientes libres de químicos y a la vez servir como campo de prueba para software y máquinas robotizadas que ayuden al sector agrario en sus labores.
Es prácticamente imposible trabajar la tierra de Xochimilco con maquinaria grande y este es un motivo por el que Robotánica emprendió aquí. Hay un punto que probar en la mente de sus ingenieros: los tractores gigantes de los monocultivos pueden ser sustituidos por robots de bajo costo hechos con impresoras 3D.
Así, desarrollaron un robot que hace las labores de siembra recorriendo cada una de las camas de la chinampa, que se distinguen por tener hortalizas distintas: una con zanahorias, otra más con kale, betabeles, hierbas aromáticas, espinacas, coles y cualquier producto que se adapte al clima y a las temporadas del lago de Xochimilco.
La tierra es fértil y sana: los fertilizantes son naturales igual que los herbicidas: no se utilizan químicos y se plantea este modelo como una alternativa sostenible a largo plazo.
Otros de los proyectos en el tintero de Robotánica es desarrollar líneas de producción y cosechas automatizadas, así como un control de plagas, con la intención de que cada espacio sea autónomo y no tenga los problemas de la agricultura industrial que fomenta la pobreza, el hambre y los monocultivos.
Además de ser un espacio donde se trabaja en pro de la sustentabilidad en el campo, visitarla es un gran plan para los fines de semana.
El paseo comienza en el embarcadero de Cuemanco y de ahí una trajinera emprende el camino por los canales del lago de Xochimilco. Entre los lirios y con una panorámica que vale la pena disfrutar, la llegada a la chinampa no solo promete robots, también un paseo para cosechar hortalizas y aprender del campo.
Después de reconocer las mejores zanahorias y dar un paseo que exalta los sentidos por la cama de las hierbas aromáticas, la comida está servida en la trajinera y es nada más y nada menos que lo que viene del huerto, así que es amigable con vegetarianos.
Un poquito de arroz -que es lo único que se obtiene de fuera-, tortillas, quelites guisados, ensalada y aguas frescas amenizan después de un día de cosecha.
El paseo cuesta 400 pesos por persona y dura aproximadamente tres horas.
Instagram: @robotani.ca