En 2006, un chef llamado David Hertz encontró una forma de hacer lo que tanto le apasionaba y al mismo tiempo generar un cambio para las personas en condiciones de vulnerabilidad. El proyecto aterrizó y tomó forma como Gastromotiva; hoy es un agente de cambio que comenzó en Brasil y se extendió por el mundo.
Esta organización forma parte de los creadores del movimiento de Gastronomía Social, una iniciativa global que reúne personas, proyectos, empresas, universidades, agencias internacionales, gobiernos y la sociedad civil en
torno al poder transformador de la comida.
La cotidianeidad de la alta cocina nubla una realidad inminente: mientras algunos se dedican a sacarle brillo a los mejores y más exclusivos ingredientes del mundo, también hay una población muy importante que no tiene acceso a ningún tipo de comida.
Ante esta paradoja, la intención es que la mismas personas que cocinan para quienes tenemos el privilegio de disfrutar la gastronomía también aporten su granito de arena y contribuyan a erradicar el hambre en el mundo. Al mismo tiempo, se encontró en las cocinas un lugar donde quienes necesitan un empleo puedan comenzar una carrera profesional.
Mediante su plataforma empodera, a través de la formación profesional en cocina, educación nutricional y alimentación sostenible, a comunidades vulnerables como jóvenes de familias de bajos ingresos y migrantes.
A partir de la experiencia adquirida durante más de una década de trabajo y del impacto social generado en Brasil, México, Sudáfrica y El Salvador, Gastromotiva transforma vidas en los lugares en donde participa.
Llegó a México en 2016 y desde entonces trabaja en la formación de jóvenes y adultos en el campo de la gastronomía. Gracias a la pandemia, en 2020 se creó el proyecto Comidas Solidarias, que actúa en la Ciudad de México.
Se apoya a personal médico de hospitales COVID-19, casas hogar, albergues de personas en condición de refugio, adultos mayores y familias sin empleo. Entregan la comida que preparan en lugares como el Hospital General Balbuena, Cafemin, Casa Fuentes, Casa Tochan, Amigos de la Virgen, y Comunidad San’t Egidio.
Hay varias maneras para ayudar. La más sencilla es entrar a su página web y apadrinar a un estudiante que se formará en alguno de sus cursos. También tienen campañas para la reducción de desperdicios y duplicar donaciones en especie de su banco de alimentos.
Si lo tuyo es más activo síguelos en redes pues tienen talleres y actividades en las que puedes participar.