Bien dicen que nada es bueno en exceso pues hasta lo que creemos más saludable hace mal cuando exageramos en su consumo. Por eso, es momento de que te pongas las pilas y le bajes un poco a estos platillos e ingredientes que pueden dañar tu hígado y causar daños irreparables.

¡Ojo! Esto no quiere decir que dejes de comer estos alimentos -que por cierto son riquísimos- para siempre, la palabra clave es equilibrio. Si ya presentas algún síntoma lo mejor es acudir con un profesional.

El daño al hígado

Este es el órgano interno más grande del cuerpo. Es el encargado de realizar más de 500 funciones entre las que se encuentran metabolizar grasas, carbohidratos y proteínas y producir bilis.

Su labor principal es desintoxicar la sangre y filtrar las toxinas del torrente sanguíneo. Cuando bebes alcohol, por ejemplo, lo clasifica como tal y comienza a trabajar de más para eliminarlo del cuerpo. 

A la larga esto puede ocasionar cirrosis que es una enfermedad crónica, de acuerdo con la clínica de Mayo “cada vez que el hígado sufre una lesión, ya sea por enfermedad, consumo excesivo de alcohol u otra causa, intenta repararse a sí mismo y en el proceso, se forma un tejido de cicatrización. A medida que avanza, se forman cada vez más tejidos de cicatrización y hacen que el hígado funcione con dificultad”.

Entre las otras causas de esta enfermedad está el hígado graso. Las personas con obesidad, triglicéridos, colesterol alto o personas con presión arterial alta son más propensos a sufrir este padecimiento.

Cuando el daño en el hígado comienza no hay manera de revertirlo, lo que sí puede suceder es detener los hábitos que están causando la enfermedad. 

Mejor modera tu consumo de estos alimentos

Carne roja

Es difícil resistirse a una buena carnita asada, a los tacos de bistec con queso o a esas ricas hamburguesas, pero lo mejor será que evites sobrepasarte.

Un estudio de 2010 encontró una asociación entre la ingesta de carne roja y un mayor riesgo de enfermedad hepática crónica, así como carcinoma hepatocelular, uno de los tipos más comunes de cáncer de hígado.

Si ya tienes hígado graso evita las grasas saturadas, muchas veces pueden venir en un buen corte. Lo mejor es que controles la frecuencia con la que los comes.

Comida frita

Se pone aún más complicado cuidarse porque todas las garnachas -las gorditas u otros antojitos como las papas a la francesa- van fritas, a menos, claro, de que uses una freidora de aire.

Sin embargo, pueden ser dañinos si los consumes en exceso; esto se debe a que cuando los alimentos se fríen absorben las grasas del aceite y como resultado, se vuelven más densos en calorías. 

Si bien comer alimentos fritos una vez no causará complicaciones de salud graves, hacerlo con regularidad puede causar daños en el hígado. Las dietas altas en grasas saturadas conducen a un aumento de la grasa hepática y la resistencia a la insulina.

Carbohidratos refinados 

Los granos procesados ​​-tan refinados que tienen poco o nulo contenido de fibra-, tienen un índice glucémico (IG)  más alto que los granos enteros. Los alimentos con un IG elevado pueden provocar un aumento rápido del azúcar en la sangre, lo que hace que el páncreas produzca insulina en exceso y el cuerpo se vuelve resistente a ella.

Se cree que la resistencia a la insulina es una causa de hígado graso ya que las células de los músculos, la grasa y el mismo hígado no responden a la hormona correctamente, lo que hace que se acumule en la sangre. 

Exceso de sal

Papas fritas. //Foto: Munchies.

Es difícil negarse a una bolsita de papas fritas con salsa y limón pero a la larga, de acuerdo con un estudio, comer demasiada sal puede provocar muerte celular excesiva y fibrosis hepática. 

Eso solo significa que el hígado contiene cantidades anormalmente grandes de tejido cicatricial y no funciona tan bien. Sin embargo, es posible que ni siquiera sepan que la padecen, ya que la fibrosis no causa síntomas, pero ¡ojo! el daño está causado.

Alcohol

Muchas cosas le suceden al hígado cuando te pasas de copas. Una de ellas es que quema alcohol en lugar de grasa, lo cual resulta en un doble daño ya que daña el hígado y la grasa se almacena alrededor de este órgano en lugar de otras partes del cuerpo.

Un hígado sano puede metabolizar una bebida alcohólica por hora. Si consumes más que eso, se acumula en el cuerpo y provoca resaca pero no solo esto, también hay daños permanentes.