Con ganas de dejar los garrafones y el molestísimo plástico de un solo uso de las botellas, cada vez son más los filtros que convierten el agua de la llave en una opción purificada, mineralizada y hasta alcalina.
No hablamos de esas estafas carísimas -como la de JuanPa Zurita– que van por la vida diciendo que la que tomamos es la peor agua del mundo. Nada de eso. El simple hecho de tener acceso a agua potable es un privilegio así que valorémoslo, ya si tenemos la opción de hacerla un poquito mejor, ¡Venga!
Pero ¿en qué afecta -o no- hidratarse con agua alcalina o mineralizada? Si estás en búsqueda de una alternativa, aquí te van algunos datos:
Vamos por partes. Si alguna vez has escuchado del pH quizás te suene que este número habla de qué tan ácido o alcalino es un producto. Cuando hablamos de acidez no necesariamente tiene que ver con el sabor, más bien con su composición química aunque a veces coinciden ambas cosas.
Un alimento se considera ácido cuando su pH marque de 2 a 5 en una escala de 14 puntos. Como ejemplo tenemos al vinagre y al limón verde, seguidos por otros cítricos como la toronja. Consumirlos en exceso puede causar enfermedades como colitis, gastritis, Síndrome del Intestino Irritable o estreñimiento.
Al contrario, el pH de los productos alcalinos es hasta de 8 puntos. También se les conoce como básicos y se recomiendan porque son los que generan equilibrio con los ácidos gástricos en el estómago y sistema digestivo. Estamos hablando del brócoli, la col, las espinacas y algunos tubérculos como la zanahoria.
El agua potable, es decir, la que sale del grifo en tu casa y también la purificada de botella suelen tener un pH de 7, lo cual indica que son neutras, o sea, no dañan ni benefician. Cuando es alcalina alcanza hasta los 9 puntos y es una gran opción para regular la acidez en tu cuerpo.
Desde hace unos años, hablar de comida y agua alcalina hace referencia a un estilo de vida saludable ya que ha quedado demostrado que ayuda a reducir el riesgo de padecer cáncer, colabora a controlar el peso, y también previene enfermedades como la osteoporosis.
¡OJO! En el agua y comida alcalina hay letras chiquitas: beberla no nos exenta de ninguna enfermedad, solamente colabora a que estemos en equilibrio. También es importante saber que los ácidos en el cuerpo son necesarios pues son los encargados de destruir microorganismos tóxicos y también a procesar la comida.
La gran ventaja del agua alcalina radica en la cantidad de minerales que tiene en su composición. Si bien en prepa aprendimos que su fórmula química es H2O, un vaso para beber tiene mucho más que eso en el mejor de los escenarios.
Al igual que sucede con el agua de manantial, el agua alcalina está enriquecida con elementos como sodio, potasio, magnesio y calcio que ayudan al buen funcionamiento de algunos órganos. La diferencia entre ambas es que una se obtiene de forma natural y la otra puede adquirir estas propiedades una vez purificada.
Los filtros con piedritas o aquellos que pasan por capas de carbón activado hacen que el agua de la llave pueda purificarse y añaden los minerales que incrementan su pH para hacerla alcalina.
Pero no tienes que gastarte la quincena en estos métodos. Puedes alcalinizar en casa de forma bastante sencilla: