Amanece en Tampico y los pescadores ya llevan un rato despiertos: buscan camarón de mar y de laguna, jaibas, jaibones, robalos y todo lo que el agua pueda regalarles para poner en el plato. Una vez capturados, los de mejor calidad tienen la suerte de caer en alguna de las dos sucursales de Los Curricanes.
Como buen tampiqueño, el chef Ricardo de Gorordo ha disfrutado la pesca deportiva desde pequeño y comenzó enseñado por su padre quien es el alma de los mejores platillos del restaurante. Con visión emprendedora y un contexto petrolero, quemó las naves de su carrera de ingeniero y siguió su instinto tras los fogones hace doce años.
Para la familia De Gorordo la comida siempre ha sido una forma de crear conversación; pelar los camarones recién pescados y ahogarlos en salsas, sazonar las jaibas y cocinar despacito el robalo para que quede en su punto fueron actividades que sembraron en Ricardo las ganas de iniciarse en el negocio de los restaurantes.
En 2009 su carrera de ingeniero dio un giro en ese momento vio la posibilidad de replantear su trabajo. Con sus ahorros, los de su papá y hasta una estufa prestada de uno de sus mejores amigos abrió Los Curricanes, cuyo nombre hace referencia al anzuelo de la pesca deportiva.
Para él, la premisa era simple en la teoría y en la práctica: conseguir los ingredientes más frescos, sazonarlos y servir a sus comensales como si fueran invitados a su casa. Aunque se dio dos o tres golpes de realidad, el aprendizaje sirvió para que hoy no solo sea una sede de los mejores mariscos de Tampico sino cuatro de las cuales dos están en Monterrey.
Son contados los ingredientes que vienen de lejos para cocinarse en Los Curricanes; se trata de enseñar la riqueza natural de la ciudad en preparaciones que van de lo más sencillo -como unos ostiones recién pescados- hasta pescados cocinados lentamente a la leña y sazonados en adobos complejos y muy pensados.
Aquí nada de formalismos ni manteles largos: es un lugar desenfadado a donde se va a pasarla bien. La recomendación es arrancar con lo fresquito, jaibas enteras y manitas de cangrejo, una orden de ostiones y otra de camarones de laguna para pelar. Así se rompe el hielo, se va el calor y se recibe con gusto una cerveza.
Tradicional de Tampico es la cazuela de mariscos primero servida en una de las cantinas más emblemáticas del centro y hoy recreada en todos lados. La peculiaridad de Los Curricanes es que es un abrazo bien recibido aún con la humedad y calor de la ciudad; el caldo es de pescado y se sazona con una mezcla secreta de chiles y entre las cucharadas encontrarás todos los frutos del Golfo de México.
Nadie le dice que no a las jaibas: son grandes, sabrosas y representan a la ciudad en todo el país. La pesca sucede en las lagunas y el mar, siendo más dulces las primeras que las segundas pero ambas ideales para poner al plato. Aparecen en el menú bajo distintas preparaciones como el mojo, el mojo arriero -preparado con chile morita y ajo-, rellenas de su propia pulpa guisada o en tostada.
Ricardo de Gorordo es Fire Master de la Sociedad Mexicana de Parrilleros así que su sazón no solo se orilla a los productos del mar en crudo. Para comprobarlo hay que probar el robalo a la leña que armoniza con un adobo de chile chipotle, morita y ancho y que corona con cebollita morada desflemada. Definitivamente, un plato que merece aplausos de pie.
Un error común con tanta sabrosura es quedar satisfecho antes de la hora del postre. Solo hay que mirar la pinta del pay de plátano para hacer un último esfuerzo que será recompensado con un final absolutamente feliz. La base es de turrón y se compone de crema, dulce de leche y rodajas de plátano.
Otro postre imperdible es el helado de jobito, una joya gastronómica de Tampico que no brota del mar sino que cuelga de los árboles; es una fruta de sabor similar al carambolo pero con unos niveles de acidez y dulzura mayores; aquí la acompañan con chile en polvo, chamoy y una paleta.
La carta de bebidas es amplia y cada vez crece más. Es común orillarse por el clásico clamato con cerveza y petróleo -salsas negras, chile y limón- pero Los Curricanes es un gran lugar para experimentar mixología buena.
Con una sonrisa en la cara, un carajillo shakeado y las ganas de regresar a estas mesas muy pronto, Tampico se queda en los corazones de aquellos que probaron sus sabores.
Matriz: Calle México #411
Plaza Rondinella: Avenida Universidad 900
Instagram: @loscurricanestampico
Arboleda: Avenida Roble #660 Poniente Nivel 3, Colonia, Valle del Campestre
Park Point: Av Paseo de los Leones, Av. Paseo de Cumbres 99
Instagram: @loscurricanesmty