El sistema de equivalentes, más que una dieta es una forma de vida; sirve para saber el gasto calórico diario y, de la mano de un profesional, puede hacer la gran diferencia entre comer bien y estar saludable o todo lo contrario.
En México, la Secretaría de Salud publicó en el año 2010 la Guía de Alimentos para la Población Mexicana que estructura las equivalencias de los grupos de alimentos y sus valores nutricionales con la finalidad de brindar ayuda al personal de salud que se encarga de problemas de nutrición y sobrepeso.
Todos los alimentos calculados en dicho documento están basados en su peso neto dependiendo si están crudos o cocidos. Entonces podemos encontrar, por ejemplo, que una manzana y medio plátano corresponden a una porción equivalente de fruta por lo tanto tienen el mismo aporte en el organismo.
Esto se traduce en que si un día no tienes una manzana o un plátano a la mano puedes comer una porción de fruta que tenga un aporte similar, por ejemplo, 10 uvas. De esta manera comer cosas que no se encuentran específicamente en la dieta que te dictó tu nutriólogo o especialista no es una tragedia.
¿Lo mejor? En la guía hay un apartado para alimentos como jugos procesados, dulces, y alimentos con altos contenidos de azúcar para que te des un gustito de vez en cuando.
Está separada por grupos de alimentos y vale la pena que si eres profesional de la salud o bien estás cuidando tu alimentación lo tengas muy en cuenta. Privarte de alimentos que te gustan no es la solución, el secreto está en las cantidades y la moderación, ¡inténtalo!
Está documentado que las dietas restrictivas difícilmente son efectivas por una razón: a menos de que existan problemas relacionados con alimentos específicos, una nutrición balanceada es la más efectiva para mantener nuestra salud.
Cuando cortas grupos completos de macronutrientes o bien te restringes de algunos no solo puedes desencadenar un problema de ansiedad, también estás eliminando los beneficios que brinda la comida.
De acuerdo con Neus Nuño, una psicóloga y profesora de la Universidad de Cataluña, mantener hábitos saludables es difícil por tres factores principales. El primero es no estar a gusto con la dieta pues sentimos que al privarnos de comida rica también nos alejamos de las experiencias gastronómicas y los buenos momentos alrededor de la mesa.
La segunda es la parte emocional, ya que la alimentación está ligada a este aspecto. Hay personas que cuando se sienten felices, tristes o angustiadas comen como una forma de aliviar ese sentimiento.
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La tercera es la social. Mantenerse al margen en una celebración o reunión mientras estás en un régimen alimenticio puede ser lo más difícil del mundo, a veces terminamos tirando la toalla y aceptando un pedazo de pastel o una rebanada de pizza. A partir de ahí todo parece que se fue a la basura y abandonamos la dieta.
Justo por eso existe el sistema de equivalentes, que son tablas de información acerca de distintos alimentos más consumidos en México cuyo aporte nutrimental y calórico es similar al de otro.