¿Quién le dice que no a una tostadita de ceviche fresco en un dÃa de calor o a una cerveza en un sitio seguro y acogedor a la vez? Bingo, llegó el restaurante Marea a cumplir el antojo.
Para la chef Lula MartÃn del Campo hay una premisa importante a la hora de ponerse tras sus fogones: hacer paÃs, tal como nos enseñó a todos el gran Yuri de Gortari. Este nuevo proyecto lo logra al integrar lo mejor del territorio nacional: las tradiciones agrÃcolas prehispánicas y la abundancia en ingredientes del litoral.
La cocina abierta, la decoración sencilla pero con estilo y la amplitud del restaurante auguran éxito a la hora de sentarse a la mesa en Marea para dejarse en manos de Lula y su equipo de cocina. Hay que ir con ganas de consentirse y para eso no hay nada como unos ostiones frescos de la comunidad de Celestino Gasca, en Sinaloa. Salinidad y acidez, perfección entre la mignonette y el producto.
Después de eso hay que ponerle atención a los crudos: aunque el aguachile viene -casi- como obligación, también vale la pena probar el ceviche con recado negro yucateco que trae unos tropiezos de granos de elote amarillo que completan la paleta de sabores. Dulce, salado, ácido, amargo, ahumado… la vida se ve mejor al fondo de ese tazón.
El maÃz aparece con destellos en cada plato y en el caso de las tostadas de jurel hiramasa es un silente -pero crocante y sabroso- acompañante de los cubos de pescado fresco y la mayonesa de chipotle. Este es uno de los platos que más valen la pena del lugar por la maravillosa textura del pescado: untuosa, firme, sabrosa, completa.
Pasemos a la cocina caliente. Hay tacos de pulpo, también un muy prometedor pescado zarandeado. Pero entre toda la oferta está un plato que no se debe dejar pasar: los camarones con esquites ancestrales. Es una preparación que evoca a lo callejero pero conecta con el mar en un cúmulo de sabores apapachadores e intensos. Sin duda, es uno de los motivos principales para darse una vuelta por la marisquerÃa.
A partir de ellos, las ganas de seguir comiendo camarones crecen asà que un taquito de frijol, queso asadero y nuestro marisco de cabecera será la mejor opción.
Para cerrar con broche de oro regresemos a lo placentero y sencillo que es un tazón de fresas con crema y merengue. Cremoso, ácido, crujiente y perfecto para acompañar con un espresso o un carajillo.
El movimiento que se cocina al calor de los ingredientes mexicanos y el orgullo por lo local han hecho maravillas con la gastronomÃa nacional.
Podemos hablar de ejemplos comunes como el mismo Enrique Olvera o también empoderar aquellos negocios a pie de calle nada lejanos en sabor al fine dining. Sin embargo, mucho más hay en medio y es producto de cocineros valientes que han sabido aprovechar los recursos que tienen más al alcance y hacerlos brillar con sus técnicas culinarias.
Algo asà sucede en Marea donde además no usan cualquier producto. Trazabilidad, limpieza y justicia son tan solo algunos de los requisitos de Lula MartÃn del Campo y su grupo de socios para diseñar platos que unen puntos y alegran el corazón.
Tan fresca como el aguachile -receta de BenjamÃn Castro y ejecutada de forma magistral por el equipo de cocina- la marisquerÃa nació un 18 de noviembre de 2020, el año maldito que a todos demostró que siempre se puede ser más creativo y que muchos tomaron como una oportunidad.
Se aprovecharon todos los recursos a la mano: alcance a productores locales y de gran calidad, recetas tradicionales para atraer pero también las distintas para sorprender, tiempo y muchas ganas de hacer las cosas bien. Es un lugar con vocación casual pero que también te recibe con la calidez de sus profundos sabores.
Con el viento en contra por el cambio de semáforo, el arranque de Marea ha sido lento pero con pasos firmes: los platos hablan por sà mismos y el gran secreto es la calidad del producto; Lula trabaja con maÃces ancestrales y con el proyecto Pesca con Futuro.
Tipos de servicio: para llevar y consumo en el lugar.
Dirección: Tampico #37 col. Roma Norte
Instagram: @marearestaurantedemar